Redacción
E n enero de este año se volvió a sentir la fuerza de la naturaleza en la Región de Atacama. En este caso los principales daños se concentraron en la localidad de El Tránsito, donde el desborde de quebradas provocó que cientos de personas quedaran afectadas, más de 90 viviendas dañadas e incluso hubo que lamentar el deceso de uno de sus habitantes.
Este evento trajo rápidamente a la memoria de quienes viven en la zona los complejos días de 2015 y 2017, donde ciudades como Tierra Amarilla, Diego de Almagro, Chañaral y Copiapó, sufrieron colapsos por las inundaciones que incluso al día de hoy dejan huellas en sus habitantes.
A días de cumplir un nuevo aniversario del 25-M y en medio de una contingencia marcada por la emergencia sanitaria mundial, surgen las preguntas de cómo avanzar hacia ciudades resilientes, que permitan adaptarse de mejor manera a un contexto marcado por el cambio climático, donde organizaciones como Naciones Unidas, han elaborado documentos tomando en cuenta experiencias exitosas a nivel internacional, que ponen énfasis en la importancia del trabajo de los gobiernos locales.
Desde la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Copiapó, que llevan trabajando desde el 2016 en el proyecto "Atacama Resiliente", su presidente, Carlos Aguirre, destaca que "si bien se ha avanzado a nivel regional, sobre todo en las respuestas a estas emergencias, destacando la labor de los ministerios de Obras Públicas y Vivienda y, principalmente, de la comunidad, falta avanzar en otras áreas que son claves para la gestión y prevención de estos eventos".
Según el dirigente gremial "falta potenciar un marco institucional y administrativo, en el que participen representantes de distintos sectores de la sociedad; en otras palabras, la conformación de una gobernanza que atraviese gobiernos de turno y que permita mantener vivo el conocimiento, las experiencias y un seguimiento permanente a las obras que se deban ejecutar, que además debe considerar la Política Nacional de Cambio Climático, que trabaja en una bajada local".
Diez aspectos esenciales
El documento "Cómo desarrollar ciudades más resilientes, un manual para líderes de gobiernos locales", publicado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), propone diez aspectos esenciales para la protección de áreas urbanas, que los divide en tres aspectos: básicos, operativos y reconstrucción.
Entre los primeros, están contar con una organización permanente para la resiliencia ante desastres; identificar, comprender y utilizar los escenarios de riesgo actuales y futuros; y fortalecer la capacidad financiera para mejorar la resiliencia.
En cuanto a los operativos, están promover un desarrollo y un diseño urbano resiliente; protección de zonas naturales y ecosistemas; fortalecer la capacidad institucional a nivel local; generar un trabajo permanente con la sociedad para fortalecer las capacidades de respuesta y prevención; e incrementar la infraestructura de mitigación.
Por último, se destaca la preparación y respuesta ante desastres; y acelerar la recuperación de zonas afectadas y procesos de reconstrucción.
"Creemos que estamos preparados como región para dar ese paso que nos falta, las condiciones están: tenemos la experiencia, hay capacidad instalada, sobre todo humana, y se ha desarrollado un conocimiento y organización en la comunidad notables, pero estos potenciales no se están aprovechando para acelerar los procesos de resiliencia, y, por consiguiente, de empoderamiento regional", expone Carlos Aguirre.
Cabe destacar, que según datos de la ONU, desde 1992 el 64% de la población mundial ha sido afectada por desastres naturales y el daño económico de estos eventos asciende a 2 trillones de dólares. Del mismo modo, si no se toman medidas, se prevé que al 2030 el cambio climático podría llevar a la pobreza a 77 millones más de residentes urbanos.
Atacama resiliente
Desde hace cuatro años la CChC Copiapó trabaja en el proyecto "Atacama resiliente", que busca ser un punto de partida para una labor que deben realizar distintos actores a nivel local, del ámbito público, privado, académico y social.
"Nosotros hemos intentado mantener este trabajo en el tiempo, pues sabemos que existen obras de mitigación estructurales que son de largo plazo, de ahí la importancia de que la memoria no nos falle, para lo que debemos trabajar asociativa y permanentemente en esta área", comenta el presidente del gremio constructor.
Con este objetivo, se propone la conformación de una gobernanza local, que pueda recoger experiencias, generar trabajo con expertos e incluir a la comunidad, así como definir ciertos criterios básicos que se deben cumplir para la resiliencia de las ciudades de Atacama, como por ejemplo la necesidad de invertir en mayor y mejor infraestructura de mitigación, que además pueda ser flexible, pudiendo ser al mismo tiempo un parque y un espacio de descarga de aguas, como es actualmente el Parque Kaukari.
"Al final, este no es un trabajo particular, sino de todos quienes vivimos en nuestra región", indica Aguirre, quien finaliza diciendo: "Nuestra meta y sueño deberían ser dos: que cuando llueva, la gente no sienta ese miedo que sentimos todos hoy; y, por qué no, poner a nuestras ciudades como modelos de resiliencia".
2015 varios aluviones afectaron a cinco de las nueve comunas de la región de Atacama.
2 millones de metros cúbicos de barro cubrieron Copiapó en 2015. Es como un cerro Santa Lucia completo.