Nadie puede callar, ignorar o ser indiferente a la preocupante y convulsionada situación que vive el país, en dónde es un hecho que se comparte el clamor de la ciudadanía que exige construir una sociedad más justa, equitativa y fraternal, pero que lamentablemente se ha visto empañada por desquiciados saqueos, incendios y daños a la propiedad pública y privada, perjudicándose en muchos casos, a modestos emprendedores. Quienes trabajamos en la cultura, estamos llamados a reflexionar a cómo contribuir a la consecución de una sociedad más unida, distributiva y democrática, respetuosa de la pluralidad y valores patrimoniales, en la que se promueva la tolerancia y solidaridad en las comunidades. Los buenos ciudadanos practican siempre una actitud generosa, visionaria y fraterna para velar por el bien del país, por encima de mezquinos intereses políticos, personales, ideológicos o de otra índole.
Consecuente con esta noble mirada que va más allá de lo mediato, me sumo al llamado de hombres de buena voluntad que hoy instan a dirigentes de organizaciones gremiales, sindicales, autoridades de gobierno, líderes de partidos políticos, parlamentarios, actores sociales, religiosos e intelectuales, para que responsablemente contribuyan a restaurar la paz y el encuentro tolerante en la región y país, aislando a quienes intentan enraizar la violencia, el resentimiento y el odio en Chile. Sólo a través del diálogo, el respeto y entendimiento se obtendrán justas soluciones a las legítimas demandas ciudadanas, lo que será posible a través de un acuerdo o pacto social que garantice una mejor calidad de vida para la gente.
Los dirigentes de distintos sectores transversales saben que la historia enseña que no deben repetirse mohínos sucesos que han sido dolorosos para la comunidad nacional en el pasado, por lo que no dudamos que se resguardará la democracia que tanto ha costado y que valoramos.
Chile, pide unidad, madurez y una cultura de hermandad que permita reconstruir las confianzas y la fraternidad. Exige cordura y una reflexiva autocrítica de todos los chilenos por lo que acontece en el país, buscando con altura de miras resolver las peticiones sociales en un clima de concordia y esperanza.
Omar Monroy
Gestor cultural