Altos costos
Por cientos se cuentan quienes en Chile deben acudir a la solidaridad para los grandes gastos de enfermedades. En Atacama, personas contaron sus historias. El sistema atosiga con los montos de tratamientos y, cuando se trata de ir a otras ciudades, con viajes y estadía. Junto a esto, varias deben cumplir jornadas laborales.
Una complicada realidad viven cientos de familias a lo largo de Chile producto del alto costo de varias enfermedades. El alto desembolso por tratamientos contrasta con el poco presupuesto, lo que muestra un sistema precario y que se va "apoyando" en cruzadas, como bingos, completadas y otras instancias. Estas actividades ya se han hecho comunes para financiar la salud, lo que inevitablemente se traduce en una especie de "subvención" para un sistema, que termina sustentándose de una manera que no es la adecuada.
Y es que de alguna otra manera, el sistema sabe que la plata igualmente va a llegar dada la normalización que se va generando, lo que finalmente termina creando una realidad que no debiera ser.
Lamentablemente las personas quedan sin opciones. Los tiempos de tratamientos apremian y no hay tiempo, ni ganas de llevar adelante reclamos que en muchos casos no llegan a buen puerto porque la respuesta será la misma: "el sistema es así".
Así el círculo termina siendo vicioso, pero inevitable y eso los gobiernos no lo han sabido solucionar en décadas. Llama la atención que la gratuidad sea una bandera de lucha constante en educación, no así en salud.
Los costos son altos en tratamientos y otros ítemes, por ejemplo un vecino que vive con una jubilación de $173 mil debe paga dos mil pesos diarios solamente en pasajes entre Copiapó y Tierra Amarilla, lo que se traduce en que más de la mitad de su pensión está destinada a estos trayectos. En otros casos, se debe pagar por viajes a Santiago ida y vuelta, más estadía por largos tratamientos.
Las políticas públicas debieran abordar estos aspectos a la hora de cuantificar los costos de las familias, porque solamente así se tendría un espectro completo y no parcial, lo que al fin y al cabo es lo que necesita la gente. Junto a esto, ¿quién cuantifica los gastos del círculo cercano, que ya puede tener un bajo presupuesto?
La Constitución asegura "el acceso libre e igualitario a la salud", pero esto contrasta con las desigualdades en los ingresos, dado que ciertos sectores pueden pagar mientras que otros no. Junto a esto, las familias no solo deben vivir con la intranquilidad de los costos, sino que de otros temas como cumplir en el trabajo. ¿Será el momento de debatir en serio o se trata de un tema que a esta altura solo debe ser asumido?