Correo
Arbolado y alergias
Planificar bien las ciudades para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, no sólo implica hacerlo desde el punto de vista urbanístico o de ordenamiento territorial. También es importante planificar desde el paisaje y el medio ambiente, por ejemplo seleccionado correctamente el arbolado y las plantas en los espacios públicos.
¿Qué significa esto? Una inadecuada selección de árboles, especies vegetales y pastos puede generar grandes gastos en su mantención y riego, problemas con las raíces, uso de insecticidas para combatir plagas y adición de fertilizantes para que crezcan. En cambio, hay otros que crecen demasiado y los podan inadecuadamente. Sumado a lo anterior, la primavera llega cargada de pólenes, que finalmente nos afecta y termina en alergias.
En este sentido son importantes algunas recomendaciones. Podemos modificar, restaurar o rediseñar el paisaje con plantas esclerófilas, como quillayes, pimientos, chañares, molles, espinos y algarrobos, las que tienen muy baja necesidad de riego y son ideales para zona más secas. Por el contrario, evitemos en esos lugares los tuliperos y liquidámbar, que tienen alta necesidad de riego.
También están los naranjillos, pataguas, boldos y bellotos para zonas más húmedas, y arbustos como pelú, mayu (Sophoras), colliguayes, escalonias y carbonillos. Para disminuir la polución y agentes alérgenos, evitemos los álamos, cipreses, fresnos, plátanos orientales y olmos, a pesar que son las especies que más abundan en los parques de Santiago.
Hagamos una ciudad vivible y respirable. Si no podemos evitar la polución, usemos de aliados a los árboles que refrescan nuestra urbe y ayudan a aumentar las lluvias.
Jadille Mussa Castellano, Universidad Central de Chile
Ley de Adopción
Al parecer nuestro país ha perdido el rumbo en materia de protección a la infancia. El nuevo proyecto de Ley de Adopción no refleja cuáles son los móviles que se tienen en vista al momento de legislar. Todas las políticas públicas y personas que han trabajado el tema están de acuerdo con que las nuevas indicaciones que hace el Ejecutivo, son un contrasentido.
Tenemos altas tasas de niños institucionalizados. Las estadísticas muestran que en promedio un niño recorre entre 2 años y 7 meses antes de encontrar un hogar.
Las críticas a la actual Ley no son gratuitas, ha sido modificada a lo menos en cinco oportunidades. Ahora se le quieren aplicar nuevos cambios sustanciales y que a criterio transversal, la volverían más engorrosa y perjudicial al interés superior de los niños; impone la indicación a los Tribunales de Familia de investigar el origen biológico de ese eventual niño a adoptar hasta el sexto grado de consanguineidad. Si ya es complicado y burocrático contar con los parientes más cercanos, imagine seguir subiendo en la escala del árbol genealógico para solicitar el consentimiento o parecer de ese lejano pariente. También se vulnera gravemente la reserva y confidencialidad de esa madre o padre que voluntariamente quiere entregar a su hijo en adopción.
El Estado debe hacerse cargo de una realidad, y es que los tiempos de espera, investigación y de respuesta para un niño institucionalizado son todos plazos vencidos. El Estado ya llegó tarde cuando existe un niño institucionalizado y, la obligación de éste, es aminorar los daños por ese tiempo perdido de la niñez.
Alicia Castillo Saldias, UDLA
La Haya
Entiendo que, independiente del resultado en La Haya, los costos del juicio Chile-Bolivia los paga cada parte y calculando cifras de procesos similares de otros países se puede estimar que el gasto sobrepasaría los 5 millones de dólares. Dicho esto, me parece conveniente llamar a reflexionar a las autoridades sobre las enormes carencias que tiene Chile en salud, seguridad, educación y múltiples otras áreas, lo que me hace concluir que este tipo de gastos son una aberración pues, quiéranlo o no, finalmente somos todos los chilenos los que tendremos que contribuir a darle éste y quizás cuantos otros "gustitos" políticos más que se quiera dar el Presidente boliviano, y aquello me parece inaceptable.
Ésta debiera ser la última vez que nuestro país acepte ir a tribunales internacionales por temas de diferendos territoriales con Bolivia, que han sido zanjados con tratados previos. Si no les gustó lo que firmaron sus autoridades de aquella época, mala suerte. Chile no puede convertirse en un país que está a merced de caprichos de un caudillo de turno, ni de ese ni de ningún otro país.
Ricardo Viteri Prado