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Cien años del natalicio de Ariztía: un obispo fiel a los más necesitados

CONMEMORACIÓN. Se recuerda su labor y lucha por la defensa de los Derechos Humanos.
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Hoy se cumplen cien años del natalicio de monseñor Fernando Ariztía, un obispo que aún mantiene vivo su legado por los más necesitados y el respeto por los Derechos Humanos. Un trabajo que todavía se recuerda, ejemplo para muchos.

Nacimiento

Nació en Santiago, pero su paso por Atacama dejó una huella innegable en el país. Fue obispo de la diócesis entre 1975 y 2001, en la época de pronunciamiento militar, jugando un rol clave en la lucha por los Derechos Humanos, apoyando a los familiares de los detenidos desaparecidos, a través de la conformación del Comité Pro Paz y luego en la Vicaría de la Solidaridad.

Muchos no tenían defensa, pero aquel el organismo fue una luz para que muchos de ellos pudieran recuperar su libertad.

Su recuerdo todavía sigue latente en quienes lo conocieron y hoy se hace más presente. Ximena Cáceres fue su secretaria durante 12 años, lo recuerda como una persona cercana a todos.

"Él a todos defendía, a los pobres, a los excluidos y sale a la luz el tema de los Derechos Humanos que era lo más importante en ese momento, pero él en general era una persona muy cercana a todo el mundo y muy sensible a las necesidades. Entonces, creo que la necesidad imperante en ese momento era la muerte de las personas, él lo asumió como su baluarte y como una necesidad de proteger", dijo.

Ximena reconoce que la defensa de estos derechos "nace del evangelio, de la profundidad que él tenía de la palabra de Dios. No es que nació de la nada, es un anuncio del evangelio que lo llevó a estas acciones", sentenció.

Respecto a qué haría el obispo Fernando Ariztía en estos tiempos, señaló que "creo que estaría en lo mismo. Es una esencia de él, estar preocupado de las personas. Hay una frase que me llama profundamente la atención que es sobre los pobres, 'en mi camino he tratado de servir a los más cercanos amigos de Jesús, los pobres o los no tomados en cuenta, confío en que ellos me tomen de la mano y me presenten al resucitado'. Él era un enamorado de la gente humilde, los pobres, los excluidos".

Cree que hoy el obispo Ariztía estaría trabajando con los migrantes.

"Seguro que estaría donde necesiten la palabra. Creo que los sacerdotes, las religiosas, obispos, la línea siempre es para los más necesitados. Lo que pasa es que él fue profeta, el que defendió públicamente. El creó el Comité Pro Paz con un Luterano y luego la Vicaría de la Solidaridad. Lo hizo visible, lo llevó a la vida, lo hizo fructificar", puntualizó.

Primer jefe

Lo recuerda como su primer jefe, con un humor especial, simpático y austero.

"No usaba nada de marca, usaba ropa muy usada, él me dijo que nunca había comprado en una gran tienda, estos conglomerados, prefería locales. Como jefe, era una persona que nos trataba con mucha delicadeza, muy caballero. Nunca una mala cara, un enojo, que seguro lo tenía como ser humano. Si algo hice mal, me lo dijo con tanta delicadeza que me lo tomé con cariño que no lo asumí como un enojo", agregó.

Iván Farah, director de radio Santuario, conoció a don Fernando. Lo recuerda como una persona que "tenía una preocupación por los pobres, un pastor en toda la extensión de la palabra, un pastor que lo encontrábamos en las poblaciones, en las minas, en las tomas, en el valle. De repente se iba a conversar con los pirquineros, los campesinos, llegaba a las casas de algunos fieles, si sabía que había algún enfermo lo visitaba, les llevaba el consuelo, la unción de los enfermos".

Cuenta que el obispo constantemente estaba atento a las necesidades de las parroquias, de las capillas. También, se preocupó por los atropellos que se vivieron en la época de del pronunciamiento militar. "Él no era de oficina, andaba en las poblaciones, él estaba dando el consuelo, la gestión para liberar a aquellos que habían sido detenidos, buscando la justicia. Su preocupación era concreta ante la autoridad, fue valiente, nunca tuvo miedo a enfrentar las situaciones difíciles".

Respecto a que haría en estos tiempos el obispo Fernando Ariztía, explicó que "estaría con una preocupación tremenda por los migrantes, por la pobreza. Siempre fue defensor de la familia, ahora estamos en crisis, él estaría en las tomas viendo la necesidad de los extranjeros, también de nuestros compatriotras que están pasando momentos difíciles. El problema de la droga, hemos perdido valores, el respeto a la autoridad, a los padres, a los profesores, él haría la acción de convocar, llegar a algún consenso".

"Él no era de oficina, andaba en las poblaciones, él estaba dando el consuelo, la gestión para liberar a aquellos que habían sido detenidos, buscando la justicia".

Iván Farah, Director de la Radio Santuario

"Creo que la necesidad imperante en ese momento era la muerte de las personas, él lo asumió como su baluarte".

Ximena Cáceres, Secretaria del obispado