La Armada de Chile celebra el Mes del Mar, con un programa que considera conferencias en colegios, para destacar la importancia del mar en el desarrollo nacional y la necesidad de cuidar el medioambiente.

Tradicionalmente la conmemoración comienza en los primeros días de este mes y alcanza su auge durante los actos del día 21, como un reconocimiento a quienes desde la Independencia vislumbraron lo que la dilatada costa podía significar para la riqueza nacional. La Armada de Chile celebra el Mes del Mar, con el objetivo de proyectar la conciencia marítima y su importancia para el desarrollo de Chile y su sociedad. Estas actividades nacieron con la finalidad de resaltar el Combate Naval de Iquique y Punta Gruesa, recordar especialmente al héroe Arturo Prat y fomentar la conciencia ciudadana respecto de la importancia de nuestro mar, como un patrimonio económico que proporciona recursos y que permite el tráfico marítimo, y por lo mismo hay que defender su soberanía. No podemos olvidar a los héroes locales como el copiapino Luis Uribe Orrego, segundo comandante de La Esmeralda, y el calderino José Manuel Orella, teniente de la Covadonga

La Armada tiene misiones que son fundamentales para lograr que Chile sea un país independiente. La primera y más relevante es la protección de la soberanía y la integridad territorial; luego, la participación de apoyo para ayudar a quienes sufren catástrofes y emergencias; y en tercer lugar, la cooperación internacional.

Más de un cuarto de la población del país vive en zonas costeras y la mayoría lo hace a menos de cien kilómetros de costa. Chile es una de las naciones con mayor actividad pesquera en el mundo. El 95% del comercio que mueve Chile viene y se va por mar, por lo tanto, las vías marítimas son vitales, dándole a la Armada la misión de proteger ese comercio para que sea expedito, libre y oportuno. Asimismo, entrega apoyo a la comunidad científica en sus investigaciones acerca de los recursos marinos y los efectos del cambio climático.

D de seguro esta semana abundan las reflexiones en torno a la figura de Arturo Prat y la gesta heroica del Combate Naval de Iquique.

Pero en esta ocasión, es prudente resaltar la noción del cumplimiento del deber, que va mucho más allá de cumplir las obligaciones que el corresponden. Tal como lo demostró Arturo Prat, el cumplimiento del deber no es solo cumplir una carga impuesta, si no que, por el contrario, también se extiende a ejercer las atribuciones y facultades que la sociedad ha entregado o depositado en una persona, y que llegado el momento debe ejercer. Prat estaba legítimamente al mando de la Esmeralda, y es por ello que tomó la decisión de enfrentar al enemigo y organizó a sus hombres. No está de más recordar que el heroísmo de Prat radica precisamente en ello, y no se reduce a morir por la Patria. Si hubiera resultado victorioso el 21 de mayo de 1879 actuando como actúo, no cabe duda que igualmente habría sido un comportamiento heroico.

Este es el problema que vemos a diario en Chile, y en particular en Atacama. Quienes ejercen como autoridad en la región son diligentes para cumplir las obligaciones que se imponen por la ley y en algunos casos, aquellas que imponen grupos de presión altamente organizados. Pero muchas veces ni siquiera hacen el amago de ejercer facultades que les han sido conferidas por la sociedad y la ley: los asentamientos ilegales en terrenos fiscales en zonas de aluvión, la deportación de extranjeros que han hecho ingreso ilegal al país, se suman a una larga lista que se resume en no ejercen sus atribuciones.

Chile atraviesa por una verdadera crisis moral que está corrompiendo los cimientos de nuestra República. Una de las manifestaciones más evidentes es la renuncia de la autoridad legítima a ejercer sus facultades por miedo a caer en las encuestas de opinión, o por miedo a la funa en redes sociales. ¿Qué sentido tiene aumentar y aumentar en número de leyes si llegado el momento la autoridad simplemente no la cumple, no ejerce sus atribuciones? Quizás hace falta mirar un poco más a Arturo Prat en el día a día para resolver los problemas que angustian a Chile en 2025, que si bien no es una guerra con otro país, a veces parecen superar en su impacto negativo en la vida de las personas.