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Colegios de Primera Clase
En los años 60 del siglo XX, el Ministerio de Educación calificaba de Primera Clase a los liceos del país que demostraban en sus resultados con los alumnos, contundencia en las notas y en certámenes que permitían ingreso a la educación superior.
Hasta 1965 los estudiantes de enseñanza secundaria (actual E. Media), debían someterse al complejo sistema del Bachillerato, que exigía reglas claras en Comprensión y Redacción, donde los alumnos que estaban egresando del sexto de Humanidades, debían demostrar que entendían las preguntas y para aseverarlo, se concluía con la Redacción escrita, bastante lejana al relleno de cuadritos con un lápiz de la actualidad.
Desde 1966 se impuso la Prueba de Aptitud Académica (PAA), que permaneció vigente por años hasta variar en las últimas décadas.
El Liceo "José Antonio Carvajal", de Copiapó, fundado en 1864, por sus resultados en el Bachillerato y PAA, fue calificado de Primera Clase, ya que casi todos sus alumnos postulantes a las universidades de la nación quedaban en ellas, pudiendo matricularse en carreras como Medicina, Leyes, Ingeniería, Periodismo, que desde 1953 ya tenía ese carácter.
Todos los profesores del Liceo de Hombres eran egresados del Instituto Pedagógico de la U. de Chile de Santiago, que recibía alumnos de toda A. Latina.
La rigurosidad era evidente de maestros como Violeta Castañón, de Matemáticas; Eduardo Naveas, de Geografía e Historia; Enrique Margery, de Castellano; Mafalda Bertoglia, de Inglés; María Espinoza, de Francés; Félix Díaz, de Biología; Enrique Frigolett, de Educación Cívica; Ivonne Patrí, de Francés; Luis Fuentealba, de Economía Política; Eliana Córdova, de Castellano; Alberto Bichara, de Artes Plásticas y Física; Efraín Santibáñez, de Educación Física, entre otros.
En los 60 hubo un rector emblemático: Heradio Moraga Gutiérrez. Sus clases de Artes Plásticas emanaban de un libro de su autoría, calificado como "material didáctico para la educación chilena".
Además, el Liceo de Hombres fue campeón de básquetbol de los liceos de Chile y contaba con un grupo permanente de Teatro Escolar integrado por alumnos, con el apoyo de alumnas del Liceo de Niñas "Mercedes Fritis Mackenney", dirigido por los maestros Enrique Margery y Eliana Córdova.
Es preciso recuperar a ese Liceo de Primera Clase para el presente y el futuro educacional de Atacama.
Osman Cortés Argandoña
El costo de no regular
Señor director:
Los recientes hechos conocidos públicamente han vuelto a poner en evidencia los riesgos que implica operar sin una regulación clara en materia de apuestas en línea. En este escenario, conviven plataformas comprometidas con altos estándares de cumplimiento - que han empujado el proceso regulatorio y expresado su disposición de aportar al país- con otras que no ofrecen garantías, ni normas mínimas de protección a los usuarios.
Una industria no regulada pone al país en una posición desfavorable. No se aprovecha su potencial recaudatorio, los consumidores quedan expuestos y no existen mecanismos eficaces para prevenir ni fiscalizar situaciones que afecten la fe pública.
El proyecto de ley que regula el desarrollo de plataformas de apuestas en línea está hoy en segundo trámite constitucional. Mas alla de las necesarias mejoras, como su diseño tributario o el trato que propone hacia operadores que ya están en el país, su avance es urgente.
El verdadero costo de no regular no se limita a lo que el Estado deja de recaudar. También se refleja en la falta de protección a los usuarios y en el daño reputacional que afecta a las compañías que operan bajo estándares internacionales, pero sin un marco que las distinga de quienes no cumplen con buenas prácticas.
El Ministerio de Hacienda tiene la oportunidad y la responsabilidad de liderar este proceso con una mirada moderna y técnica para dotar a Chile de una regulación que integre la vasta experiencia internacional, maximice la recaudación fiscal y, sobre todo, proteja eficazmente a los usuarios, resguardando a todos los chilenos de los conflictos de interés de los que hoy somos testigos.
Carlos Baeza, abogado de la Agrupación Plataforma de Apuestas en Línea
Mayo, un llamado a cuidar a quienes cuidan
Cada mes de mayo, en Chile celebramos a las madres. Recientemente lo hicimos con gestos de cariño, regalos y palabras que agradecieron su amor y entrega. Sin embargo, esta fecha también debería ser un recordatorio: quienes cuidan también necesitan ser cuidadas.
Más allá del rol afectivo que tradicionalmente se asocia a la maternidad, las cifras del último Censo 2024 hablan por sí solas: más de la mitad de las mujeres en edad fértil en nuestro país son madres. Se trata de una proporción importante de la población femenina que, además de su propio desarrollo, muchas veces asume la carga del cuidado de otros. Es en ese camino que, con demasiada frecuencia, su salud queda relegada a un segundo plano.
Hoy sabemos que el bienestar de una madre impacta directamente en su entorno. Cuando una mujer prioriza su salud, fortalece a su familia. Un estilo de vida saludable, chequeos médicos al día, ejercicio regular y una alimentación equilibrada no solo la protegen a ella: también modelan conductas en sus hijos, parejas y mayores a quienes cuidan. Es el ejemplo, más que las palabras, el que transmite el valor del autocuidado.
Pero también hay que mirar a las madres adultas mayores, un grupo especialmente vulnerable. La vejez trae consigo mayores riesgos de enfermedades crónicas, muchas de las cuales pueden prevenirse o controlarse a tiempo si se cuenta con atención médica oportuna. Del mismo modo, la salud emocional debe dejar de ser un tema secundario: la depresión y la ansiedad siguen afectando a muchas mujeres, especialmente en etapas de alta demanda física y emocional como el posparto o la jubilación.
El llamado entonces es claro. Cuidar a las madres no se limita a un solo día al año. Es crear condiciones reales que les permitan priorizar su salud sin culpa. Es acompañarlas en sus controles, promover hábitos de vida saludables, y validar el autocuidado como un acto necesario, no egoísta. Porque cuando ellas están bien, sus familias también lo están.
Dra. Priscila Cepeda , médico general