Diego Céspedes presentó su ópera prima en Cannes: 'Yo crecí con terror al sida'
CHILENO. "La misteriosa mirada del flamenco" compite en "Una cierta mirada".
"Para mí es una reivindicación de todas esas compañeras que no pudieron hablar en esa época, de todas esas compañeras que murieron", afirma emocionada Paula Dinamarca sobre su papel en 'La misteriosa mirada del flamenco', la ópera prima del chileno Diego Céspedes que compite en la sección Una cierta mirada del prestigioso festival de cine de Cannes.
Estrenado ayer en la Costa Azul francesa, el primer largometraje de Céspedes es un western 'queer' con elementos mágicos que transcurre en un pueblo minero del norte de Chile.
Allí, un grupo de mujeres trans han formado una pequeña familia y adoptado a una niña abandonada. Pero la comunidad y los mineros las miran con terror debido a la leyenda de que enamoran a los hombres y les transmiten, simplemente con la mirada, una misteriosa enfermedad.
Es el Chile de los años 80 y la epidemia del sida se expande por el mundo, pero allí nadie sabe ponerle nombre.
"Yo crecí con un terror a lo que era el sida que era muy grande", explica a Efe Céspedes, quien con solo 30 años suma ya su segunda participación en Cannes, tras su exitoso paso de 2018 con el cortometraje 'El verano del león eléctrico', que ganó la sección Cinefondation.
Céspedes cuenta que cuando él era pequeño, sus padres instalaron una peluquería en la periferia de Santiago, donde siempre han vivido, donde trabajaban chicos gay de la zona.
"Todos murieron de sida", recuerda el director, y por eso las historias que le contaba su madre de niño eran las de una "enfermedad terrorífica que se te pegaba y te mataba enseguida".
No fue hasta más tarde -una vez que él mismo salió del clóset y conoció a más "personas maravillosas" de la comunidad LGTBI- cuando pudo ir deshaciéndose de esos prejuicios y entendiendo la enfermedad, explica Céspedes.
El tema no es el sida
De ahí sale, en gran medida, la inspiración para su cinta, aunque para el joven cineasta el verdadero tema de la película no es el sida, sino la creación de una familia elegida, que aunque no sea de sangre se apoya para sobrevivir y darse ternura.
En esa familia, el personaje de Paula Dinamarca, Mama Boa, es una especie de madre que cuida de todas, incluida la bella Flamenco, a la que interpreta Matías Catalán, y la niña abandonada Lidia (Tamara Cortés), que con 12 años busca la verdad entre la niebla de prejuicios y mitos de las que son objeto.
"Ha sido mi desafío más grande como actor", explica Catalán, quien lleva el peso del drama del filme, pero también de momentos llenos de emoción a los que pone banda sonora la música de Rocío Jurado.
Dinamarca, por su parte, asegura que se inspiró en su abuela para crear a Mama Boa y que, en ese sentido, el papel es un homenaje.
Pero lo que ella siente, a los 47 años, es sobre todo que logró vencer a sus propios demonios y reivindica a otras trans que no sobrevivieron: "A todo aquel que en mi pasado me pisoteó, me subestimó y me miró por encima del hombro, como que si yo fuera una doña nadie, mira dónde está la doña".