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Los silencios de De Niro, el recuerdo de su padre y su amor por las salas de cine

CANNES. Tras recibir la Palma de Oro de Honor, ofreció una clase magistral.
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Tras recibir la Palma de Oro de Honor y ofrecer un discurso de corte político el martes, Robert de Niro mostró ayer un lado más personal en una clase magistral en el Festival de Cannes, donde mostró sus famosos silencios, habló de su padre y reiteró su amor por ver el cine en salas, como una experiencia compartida.

En una charla cuanto menos peculiar con el artista francés JR, De Niro respondió con expresivos silencios o con monosílabos a las preguntas que le planteaba el fotógrafo y cineasta, más interesado en el filme documental que está rodando con el actor que en dar a la audiencia alguna información interesante.

De Niro, a sus 81 años y sin necesidad de demostrar nada, dejó que JR se fuera enredando en una serie de preguntas sobre su padre mientras él guardaba alguna respuesta con más valor para las preguntas del público.

Mientras que la charla se centró más en la figura del padre pintor de De Niro y en el deseo del actor de documentar toda su obra para que los nietos y resto de la familia conozcan cómo fue su trabajo, en los últimos 15 minutos habló de más temas que en los 75 anteriores.

Por ejemplo, se refirió a la muerte como algo inevitable y aunque eso hace que no tenga sentido tenerle miedo, reconoció que sí que lo tiene. Aunque también afirmó que hay algo de bueno en hacerse mayor por la experiencia que acumulas.

Sobre el cine, recordó a los actores que admiraba cuando era joven, como Marlon Brando, Montgomery Cliff, James Dean o Laurence Olivier, aunque el cine que más frecuentaba era uno que había en la calle 42 de Manhattan, dedicado solo a las comedias.

Iba mucho al cine y sigue amando la experiencia de estar en una sala, como la que acogía hoy su charla en Cannes. "Es diferente vivir una experiencia en una sala que hacerlo solo... Hay algo en la tradición de estar en una sala de cine, experimentando juntos lo que se proyecta, que es simplemente especial. Y eso es innegable".

No volvió a hablar del presidente de EE.UU., Donald Trump, al que tildó en la víspera de "filisteo" por sus ataques a la cultura y al cine, pero sí insistió en que "la gente tiene que defender lo correcto porque, en nuestro interior, sabemos qué es lo correcto y que algunas personas hacen lo incorrecto".

Poder y más poder

"La gente sabe realmente qué hay que hacer para hacer lo correcto, y quienes no lo hacen, saben que no lo hacen", dijo el protagonista de 'Taxi Driver' (1976).

Hay gente -continuó- que toma el poder y excluye a los demás, puede ser una dictadura, una autocracia o una monarquía y por eso defendió el derecho de la gente a "tomar decisiones colectivamente"

Y los que tienen el poder de esa manera ni quieren renunciar a él ni hacer lo correcto. "Pero no lo entiendo, porque les daría aún más poder si hicieran lo correcto", agregó.

Coleccionista de la ropa de sus personajes y de cualquier objeto relacionado con ellos, reconoció que no ha leído los diarios de su padre ni las cartas de su madre. Y graba compulsivamente escenas familiares que algún día espera sentarse a ver tranquilamente.

Tom Cruise conquista Cannes y juega al misterio con el futuro de 'Misión imposible'

CINE. La megaestrella acaparó la atención y contó por qué prefiere hacer él mismo y no un doble todas las escenas de acción a los 62 años.
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Efe

Tom Cruise es una de las grandes estrellas del cine actual y lo sabe, por lo que mide muy bien sus apariciones públicas, como hizo ayer en el Festival de Cannes, donde fue el invitado sorpresa en una clase magistral de Christopher McQuarrie, director de la tal vez última 'Misión Imposible', y, por supuesto se convirtió en el protagonista.

Cruise había posado ante los fotógrafos de cara al estreno, esta noche, de 'Mission Impossible: The Final Reckoning' ('Misión imposible: sentencia final') y no estaba prevista ninguna comparecencia ni ante los medios de comunicación ni ante los espectadores, pero llegó, vio y venció.

Muy sonriente, fue recibido con una gran ovación en la sala donde una media hora antes había comenzado la charla con McQuarrie, el realizador de las últimas cuatro entregas de la saga protagonizada por Cruise como Ethan Hunt. Y aún mayor fue la que cerró el acto, que continuó varios minutos imprevistos para que el actor pudiera firmar autógrafos.

En la charla no faltaron los halagos mutuos entre Cruise y McQuarrie, mientras el público celebraba con risas y aplausos cualquier intervención del actor, que no contestó de forma clara al ser consultado por el futuro de una saga que se daba por cerrada con el filme que se presentó ayer mismo en Cannes, fuera de competencia, y que es el octavo de 'Misión imposible' -el primero fue en 1996-.

"Prefiero que la gente lo vea y lo disfrute. Lo pasamos genial haciéndolo y ha sido muy divertido. Solo quiero que todos lo disfruten", dijo el actor, que se dirigió a los asistentes para agregar. "Disfrútenlo y sepan que en este momento es la culminación".

A sus 62 años, el actor volvió a realizar todas las escenas peligrosas del filme, sin especialistas, como resaltó McQuarrie, que aseguró que la cabezonería de Cruise le hace llegar hasta el final en cada idea o propuesta durante el rodaje.

"No tengo miedo de encontrarme frente a lo desconocido, el cine es emoción y placer y cuando hay que hacer esfuerzos, prefiero enfrentarme personalmente a ellos", afirmó.

Eso, reconoció, hace que su vida sea interesante. "Algunas personas pueden tener miedo a lo desconocido, yo siento mas bien curiosidad, para mí ese es el motor".

Cruise destacó que desde pequeño le ha gustado tomar decisiones porque le gustan las nuevas experiencias. "Es mejor intentar algo que no hacerlo". Y es algo que aplica a su trabajo en el cine.

"No pidas permiso para hacerlo. Simplemente hazlo. Así que no esperes a que todo sea perfecto, porque nunca lo será. Las películas no son perfectas. La gente no lo es. La vida no es perfecta. Pero quieres intentarlo, y es mejor hacerlo que lamentar no haberlo hecho".

Relajado y controlando a la audiencia, a McQuarrie y al moderador, el actor aseguró que su lema es el "aprendizaje continuo", por lo que siempre está forzando sus límites. "Es así como funciono", agregó el protagonista de filmes como 'Top Gun' (1986) o 'Nacido el 4 de julio' (1989).

Además de actor, Cruise lleva 30 años ejerciendo de productor, una tarea que le ha permitido aprender mucho del cine pero también de las diferentes culturas que ha encontrado en sus numerosos viajes para rodar o promocionar películas.

Para él lo mejor de su trabajo es la "experiencia humana" que le aporta, el descubrir "todo lo que tenemos en común los seres humanos".

"De niño pensaba cómo sería estar aquí en Cannes", reconoció el actor, satisfecho de que la gente quiera ver las películas que hace, como esta 'Misión imposible' en la que se volcó "para hacerlo lo mejor posible".

Y en esa obsesión pro hacerlo bien, el actor no acepta un no por respuesta, como resaltó McQuarrie, que contó por ejemplo que quería que en un plano al saltar de un avión, la cámara lo grabara entre las dos alas del aparato.

Consultaron con cámaras especialistas en situaciones difíciles y dijeron que era imposible. "Y Tom implemente dijo: 'Gracias por su tiempo'. Y nos fuimos a buscar a otras personas".

McQuarrie cedió todo el protagonismo a Cruise desde el momento en el que subió al escenario de la sala Debussy, consciente de que ayer la gran estrella de Cannes era él.

Histórico

En la alfombra roja, con lentes de aviador, sonriente y sin dejar de firmar autógrafos, Cruise fue sin duda el rey de Cannes para presentar la nueva entrega de la saga.

A partir de ahí comenzó el desfile de estrellas que no quisieron faltar a esta ocasión, como Andie Mcdowell, de esmoquin y subida a unos tacones brillantes; Zoe Saldaña, de negro y acompañada por su marido; o Eva Longoria, con un vestido de lentejuelas azul verdoso.

La apertura del Festival tuvo además un momento histórico con el encanto y la naturalidad del filme musical 'Partir un jour', que sorprendió a todos. Su directora, Amélie Bonnin, confesó que sentía "estupefacción", porque "nunca había habido óperas primas en la apertura" y, antes que ella, solo tres mujeres habían inaugurado el Festival de Cannes: Diane Kurys (1987); Emmanuelle Bercot (2015) y Maïwenn (2023).