Pancho Melo: "El rodaje nos tuvo en lugares bajo tierra de donde no era fácil escapar"
ESTRENO. Con el desierto de Atacama como telón de fondo, la película "Oro amargo", de Juan Olea, llega a la cartelera de cine.
Amelia Carvallo
Descubrir una veta de oro ha sido para muchos pirquineros una obsesión. Bajo ese mismo mandato ha vivido el personaje de Francisco Melo, el silencioso Pacífico, un minero que rasguña a diario la roca en una mina clandestina junto a su hija Carola, criada sin madre en esos páramos. El dueto se cuida mutuamente en este ambiente hostil, con la mente fija en una vida mejor, lejos del socavón donde transcurre su dura vida. Esas son las coordenadas de "Oro amargo", película de Juan Olea donde vemos a Kat Sánchez en el rol de la hija. La actriz cuenta que llegó al casting un par de meses antes de comenzar el rodaje. "El director me entregó muchas libertades a la hora de la interpretación y eso se valora mucho", explica sobre la construcción de esta joven firme y alineada con su padre en la búsqueda del mineral.
Francisco Melo también ofició como productor del filme, una coproducción internacional liderada por los chilenos de Juntos Films que llegará a cines de todo el país el próximo ocho de mayo, y dice que llegó al proyecto por el guionista Moisés Sepúlveda. "En medio de la lucha por realizar la película, surgió la posibilidad que me subiera al carro como productor ejecutivo, participando en la gestión, y me pareció un desafío desconocido meterse en ese mundo que uno como actor veía de cerca, pero no sabía qué era lo que pasaba en la trastienda, y fue tremendamente enriquecedor darse cuenta del trabajo, del esfuerzo y de las dificultades que enfrenta la producción del cine independiente".
-Kat, ¿qué relación tenías con el Norte Grande de Chile?
-Hasta hace poco no lo conocía, pero comencé a rodar en San Pedro de Atacama la película "Sayén" y estuve un mes completo. Entonces, volver al norte por el oficio lo encuentro un regalo maravilloso, el desierto es un lugar maravilloso y en esta película es otro personaje más y hay que saber tratarlo.
-Y tú, Francisco, ¿qué relación tienes con el Norte?
-Gracias a mi padre tuve la suerte de conocer Chile completo, desde Putre hasta Punta Arenas. Además, tuve la suerte de trabajar en producciones que se filmaron en el Norte, pero lo que no había conocido nunca, y que fue realmente encantador, fue meterse en una mina de minería artesanal, que conlleva un riesgo permanente, una inseguridad tácita, algo nerviosillo de trabajar en esos ambientes tan inseguros, así que valoramos el trabajo de los mineros, esa búsqueda incansable por encontrar la veta millonaria.
-¿Y cómo fue lidiar con la claustrofobia?
-Bueno, particularmente hay ciertas instancias que me provocan cierta claustrofobia y tenía cierto temor a meterme en un pique y ver hasta dónde podía estar ahí, en las profundidades, con tranquilidad y trabajar con tranquilidad. El rodaje nos tuvo en lugares bajo tierra donde no era fácil escapar y eso me provocaba una ansiedad importante, pero fue súper bien trabajado, hubo una asesoría con respecto a las normas de seguridad, así que no salí corriendo, pero estábamos atentos, en especial porque en esos días hubo algunos temblores y pensábamos "¿qué pasa si nos toca el terremoto esperado en el norte?".
-Kat, ¿cómo fue lidiar con eso?
-Yo escogía no pensar y pude lograr un distanciamiento de la situación, como que uno se enajena un poco de las dificultades y de los peligros, como que te sientes casi un inmortal dentro del set de grabación. Y gracias a Dios no tuvimos ningún conflicto, más allá de tener mucho polvo en suspensión y tener que estar sin mascarillas por el tema de la continuidad en el maquillaje.
-Pancho, encontré que el personaje de Pacífico es muy poco machista respecto a su hija.
-Sí, es cierto, y eso que la película muestra una situación tremendamente machista a la que se ve enfrentada Carola cuando se tiene que hacer cargo de la mina. Fue bonito cómo se fue construyendo la relación padre hija, ya estaba planteado así en el guion ese vínculo, esa confianza, esa complicidad. Por cierto que no es una relación de mucho cariño físico, pero a medida que avanza la historia, nos damos cuenta de lo cómplices que son y el amor infinito que se tienen. Creo que es un padre muy noble y genera empatía, más allá de esta obsesión por la plata y cierta ambición un poco desmedida.
-¿Y cómo fue meterse en el mundo de los pirquineros, Kat?
-Efectivamente, nosotros tuvimos un acercamiento con un minero artesanal que es Aníbal, que en la película aparece como tal. Él nos dio mucho apoyo y fue fundamental, porque nos abrió muy amablemente las puertas de su casa, nos contaba historias de cómo es realmente el trabajo desde dentro. Su historia se veía en su piel, en sus manos, en cómo hablaba.
-Pancho, no puedo dejar de preguntar por Conejo, la perrita que aparece y que creo se llama Cuky.
Sí, excelente actriz, creo que fue un acierto, un regalo muy notabl,e porque no tenía ninguna experiencia, no está entrenada, así que corríamos el riesgo de que no fuera fácil, pero más allá de las técnicas que uno puede tener, o el equipo, audiovisualmente hablando, de cómo aprovechar un plano y hacer montaje, ella se portó de maravillas, se portó increíble y se transformó en un tremendo aporte a la película.