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Los resultados del Simce 2024 han traído algunas buenas noticias: los promedios de cuarto básico mejoraron en Lenguaje y Matemáticas. Sin embargo, para las niñas, las cifras no son positivas: las brechas de género en el aprendizaje parecen acentuarse. En Matemáticas, la diferencia en el puntaje promedio entre niñas y niños de cuarto básico ha aumentado en cada medición desde 2022. Esta generación de niñas obtiene peores resultados que cohortes anteriores (2015- 2017), donde el desempeño solía ser más equitativo. En Lenguaje, aunque el puntaje promedio de los niños mejora, el de las niñas se mantiene, eliminando la brecha histórica que solía favorecerlas.

En sexto básico, se ve una baja significativa tanto en Lenguaje como en Matemáticas entre las niñas, mientras entre los niños se mantienen los niveles pre pandemia. Además, los datos revelan otro factor preocupante: los estereotipos de género siguen presentes. Un 36% de los estudiantes de 6° básico cree que hay asignaturas más difíciles para los hombres que para las mujeres y, en segundo medio, un 45% considera que ciertos oficios son más apropiados para hombres que para mujeres. Estas creencias no son inocuas: limitan el desarrollo de habilidades, refuerzan desigualdades y afectan el rendimiento escolar. Si realmente queremos mejorar la calidad de la educación, es fundamental integrar una perspectiva de género en las políticas educativas y en la sala de clases. No puede ser un esfuerzo exclusivo de las mujeres, ni abordarse cuando las trayectorias ya están marcadas por la desigualdad. Romper con estos estereotipos desde la niñez no solo es justo: es esencial para asegurar una educación de calidad para todas y todos.

Muchos dicen que un año comienza verdaderamente en marzo, cuando un nuevo ciclo laboral o de estudios se inicia. El fin de las vacaciones se entremezcla con una serie de obligaciones que pueden derivar en una sensación de estrés que antagoniza con el descanso previo. Y este efecto puede ser dañino para la salud mental de trabajadoras y trabajadores.

¿Cómo mitigar esta transición? Hacerse esta pregunta es fundamental, tanto a nivel personal, como al interior de los ecosistemas laborales. Una clave importante desde las organizaciones es generar espacios de comunicación en los que se pueda hablar en equipo sobre nuevos objetivos, ponerse al día respecto de lo que ocurrió en el período de descanso y generar instancias de camaradería. Esta pregunta, en el plano personal, también es desafiante. Este regreso es una oportunidad para revisar objetivos individuales y evaluar las distintas dimensiones de la vida laboral. Cuando la cesantía es alta, regresar a un trabajo puede parecer razón suficiente de entusiasmo, sin embargo, también es importante prestar atención a posibles síntomas de desgaste físico y mental, como molestias estomacales, dolor de cuello, palpitaciones, etc, que podrían ser señal de que no se está en el lugar adecuado. Cuidar la salud mental, tanto a nivel individual como colectivo, es un aspecto crucial para mantener un clima laboral óptimo, que permita abordar los desafíos profesionales cada vez más exigentes al interior de los equipos.

Ya comenzó la campaña anual de vacunación contra la influenza, una enfermedad respiratoria aguda y altamente contagiosa, que se transmite a través de secreciones nasales y al toser o estornudar, facilitando su propagación en la población. Este virus puede causar fiebre alta, debilidad, dolores musculares, cefalea, tos seca y congestión nasal. En algunos casos, deriva en neumonía, bronquitis, insuficiencia respiratoria e incluso la muerte.

A diferencia de otros países, como Estados Unidos, donde no hay un plan de vacunación universal, Chile protege a las personas de los grupos más vulnerables. En EE.UU., la influenza ha causado cerca de 40 millones de contagios y 21.000 muertes en la última temporada. Un escenario que podría repetirse en nuestro país si es no se tomaran medidas preventivas. Para evitarlo, el Ministerio de Salud (MINSAL) adquirió la vacuna trivalente recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que protege contra las cepas AH1N1, AH3N2 y B.La campaña se dirige a los grupos de riesgo, más propensos a complicaciones que son los mayores de 60 años, niños y niñas desde 6 meses hasta 5º básico, embarazadas, personas con enfermedades crónicas (desde 11 años), personal de salud, madres lactantes, familiares de lactantes prematuros e inmunodeprimidos, docentes y asistentes de educación hasta 8º básico, cuidadores de adultos mayores (ELEAM) y trabajadores de avícolas, ganaderas y criaderos de cerdos.Quienes pertenezcan a estos grupos pueden vacunarse gratis en consultorios públicos y privados en convenio, sin importar su afiliación es Fonasa o Isapre, ya que solo necesita su cédula de identidad.Vacunarse reduce el riesgo de contagio y fortalece el sistema inmunológico, permitiendo que el cuerpo genere anticuerpos y recuerde el virus. Así, si se entra en contacto con la influenza en el futuro, el organismo responderá rápido, evitando complicaciones graves.

Juan Videla académico

Estereotipos de género también afectan el aprendizaje

Señor director:

Paloma Del Villar Tagle Directora Observatorio Niñez Fundación Colunga

Síndrome postvacacional

Señor director:

Silvia Ascencio, académica UDP

Vacunarse contra la influenza

Señor director:

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