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Acciones para ayudar el planeta

Acciones cotidianas como el uso responsable del agua, apagar luces y electrodomésticos cuando no se usan... pueden marcar la diferencia.
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Con la llegada del año 2025 y en el marco de la reciente celebración del Día Mundial de la Educación Ambiental, es importante reflexionar sobre cómo las pequeñas acciones en nuestros hogares pueden contribuir a reducir el impacto ambiental.

En un escenario donde la crisis climática representa un desafío global, adoptar hábitos sostenibles ya no es una opción, sino una necesidad urgente. Acciones cotidianas como el uso responsable del agua, apagar luces y electrodomésticos cuando no se usan, o preferir productos reutilizables, pueden marcar la diferencia. Incorporar estas prácticas no sólo reduce nuestro impacto ambiental, sino que también fomenta una cultura de cuidado por el planeta que trasciende generaciones.

Cada pequeño gesto cuenta: desde cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes, optar por bolsas reutilizables o caminar en lugar de usar el auto son ejemplos concretos de cómo nuestras elecciones diarias impactan positivamente al planeta.

Un objetivo ambiental es un fin o una meta a alcanzar para minimizar o eliminar el impacto ambiental de la operación de una organización. Disminuir las emisiones de carbono o mejorar la eficiencia en el consumo de energía, pueden ser objetivos ISO 14001.

Ya hemos visto que en nuestro país registramos un incremento en la frecuencia de eventos extremos como sequías, inundaciones y aluviones. Esto es dramáticamente coherente con lo observado a nivel global: un peligroso aumento de las temperaturas.

La educación ambiental nos recuerda que todas las personas somos parte de la solución. Adoptar hábitos sostenibles en nuestros hogares es un primer paso poderoso hacia un planeta más habitable para todos.

Las bases de la educación ambiental en el ámbito escolar son: el desarrollo sostenible, el conocimiento de la naturaleza y los procesos naturales, la cultura de reciclaje y el uso responsable de los recursos

Como sociedad, tenemos la gran oportunidad y responsabilidad de demostrar que las pequeñas acciones pueden generar grandes cambios para contribuir al planeta y, por ende, a una mejor calidad de vida para las actuales y próximas generaciones.

Proceso penal como condena anticipada

"Parece desafortunadamente no ser el momento para hablar de derechos humanos en el ámbito penal cuando se repite majaderamente 'el que nada hace nada teme'". "Concretamente, tuvimos 12 programas activos durante el año pasado, donde más de 550 niños, niñas y jóvenes participaron hasta noviembre de 2024 en tres comunas de la región". Raúl Palma Olivares, Defensor penal regional, Laura Rojas Contreras, Coordinadora regional de la Fundación Fútbol Más
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En su celebérrima novela El Proceso, Franz Kafka recoge las atribulaciones de K en el inefable proceso judicial seguido en su contra, donde recibe una premonitoria advertencia por parte de un sacerdote: "Interpretas mal los hechos, la sentencia no se pronuncia de una vez, el procedimiento se va convirtiendo lentamente en sentencia"

54 años después el criminólogo Malcolm Feeley publicó su señero libro "El proceso es el castigo", donde explica luego de un extenso trabajo etnográfico la ausencia de un debido proceso en más de 1600 casos que estudió en New Haven, donde la celeridad de las audiencias junto con el incentivo perverso de los procedimientos negociados, el desdén por la libertad de los imputados sumado a las decisiones de jueces y fiscales definidas por razones de índole extrajurídico y nutridas de múltiples estereotipos, distaban de manera pasmosa de la existencia de una justicia penal racional.

En nuestro país sucede algo similar, la proliferación de denuncias y la utilización maximalista de la herramienta penal profusamente exhibida en los medios de comunicación, provoca de manera casi automática que cualquier persona investigada por una denuncia veraz o inverosímil, he ahí el riesgo pavoroso, se convierta en culpable sin sentencia con la consabida exposición en redes sociales y plataformas reales o fake, a la usanza de la laceración pública premoderna con la cual Foucault comienza con maestría el imprescindible Vigilar y Castigar.

Sumado a lo anterior, el uso desmesurado de la prisión preventiva, la pulsión por el encierro en todas sus formas, despojando a estas personas de sus redes familiares, sus trabajos, su dignidad, su salud, de su libertad obviamente, alejan cualquier atisbo de la otrora fundamental presunción de inocencia. Derechos fundamentales decaídos por la imposición del control ambicioso de los cuerpos y el tiempo. Parece desafortunadamente no ser el momento para hablar de derechos humanos en el ámbito penal cuando se repite majaderamente "el que nada hace nada teme" y que con eso bastaría, siendo el problema finalmente que el espacio para dilucidar si una persona realizó algo penalmente relevante hoy es tierra baldía. No hay razón, ni derecho, ni proporcionalidad que pueda fecundar ahí.

Son tiempos complejos para la libertad y el Derecho, para la ecuanimidad, donde la justicia penal ha devenido en la gestión eficiente del castigo y el proceso en una sentencia de facto, como en aquel pasaje de Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll, donde la Reina Blanca dice: "Primero el castigo, después el juicio".


La importancia de cuantificar el impacto


realizado en materia de infancia

Un discurso tan repetido como cierto es que los jóvenes son el futuro de la sociedad. En este sentido, brindar espacios protegidos a niños y niñas, y promover su desarrollo íntegro en ambientes marcados por la sana convivencia es una responsabilidad que nos compete a todos y todas.

Es por esto que, desde la vereda de Fundación Fútbol Más en Atacama, cuantificar el impacto realizado en materia de infancia, por medio de sus intervenciones en barrios y escuelas, es primordial tanto para una retroalimentación que apunte hacia la mejora continua como para analizar el alcance y el beneficio que ha brindado a las niñeces de nuestra región en el periodo ejecutado en el 2024.

En este sentido, concretamente, tuvimos 12 programas activos durante el año pasado, donde más de 550 niños, niñas y jóvenes participaron hasta noviembre de 2024 en tres comunas de la región (Caldera, Copiapó y Tierra Amarilla), a comparación de los 4 programas activos en 2023, realizados únicamente en la comuna de Tierra Amarilla.

Así, por medio de difusión y llegadas al barrio, sesiones sociodeportivas y trabajo con la comunidad, en el programa Barrios, y trabajo de codocencia y con la comunidad escolar, en el programa Escuelas, la Fundación Fútbol Más logró triplicar su alcance en la región de Atacama por medio de sus intervenciones en el 2024.

Por supuesto, esto no sería posible sin las alianzas colaborativas que permitieron materializar las herramientas y metodologías que entrega la Fundación Fútbol Más para transformar la realidad de cientos de niños, niñas y jóvenes en la región de Atacama por medio del juego y el deporte.

Por esto, la importancia de cuantificar los esfuerzos realizados para seguir promoviendo espacios protegidos para la infancia radica en reflejar los frutos de un compromiso real con este discurso que nos permita avanzar en esta materia y generar un llamado a la acción en la esfera pública y privada, así como en la sociedad civil, en medio de la crisis de seguridad que atraviesa nuestro país y afecta, desde luego, a la infancia, por quienes debemos seguir luchando por lograr su bienestar y desarrollo integral.