Baile chino: la devoción chilena patrimonio de la Humanidad
CULTURA. Esta semana se cumplieron diez años desde que la Unesco incluyó en su listado de Patrimonio Cultural Inmaterial a la tradicional expresión de fervor religioso, que tiene una de sus más destacadas manifestaciones a nivel país en la Fiesta Grande de la Virgen de la Candelaria, en Copiapó, pero que también se extiende por todo Atacama.
Quizá más de alguien dudaría en asociar a la Región de Atacama con una práctica espiritual y religiosa de siglos de antigüedad que lleva una década de reconocimiento internacional por su importancia cultural.
Pero así es.
Se trata de los bailes chinos, una serie de hermandades de músicos que expresan su fe por intermedio de la música, la danza y el canto, con motivo de la celebración de fiestas conmemorativas.
Compuestas por danzantes, músicos, abanderados, alféreces y acompañantes, son una de las más antiguas expresiones devocionales chilenas y sus orígenes se remontan a la época prehispánica.
Actualmente, se estima que hay un centenar de agrupaciones de bailes chinos en el país, en una actividad que abarca desde la región de Tarapacá hasta Valparaíso y que mereció, hace justo una década, su inclusión en el listado del patrimonio inmaterial de la Unesco.
10 años de reconocimiento
El 26 de noviembre de 2014, el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial aprobó, por unanimidad, la inclusión del baile chino en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, con lo que se constituyó en la primera expresión cultural chilena en ingresar a ese listado.
La inclusión fue apoyada por decenas de agrupaciones de bailes chinos, en un expediente de postulación construido durante el 2013 que recogió una serie de anhelos y consideraciones de parte de quienes desarrollaban la actividad.
"Consideramos que es importante realizar un reconocimiento nacional de los bailes tradicionales de nuestras fiestas religiosas. Sería bonito que este proyecto sea acepta do por la Unesco y sería un orgullo para nosotros como chinos ser reconocidos por la comunidad tanto en Chile como en el mundo", decía en esa época Ramón Rojas, jefe del Baile N°1 y N°2 de chinos tradicionales de Nuestra Señora de la Candelaria.
Por su parte, Sergio Ahumada, en ese año jefe del Baile Chino Tradicionales N°3 y N°4 de Nuestra Señora La Candelaria expresaba: "Apoyo la gestión de poder reconocer como Patrimonio Nacional y de la Humanidad a nuestros bailes chinos, porque es importante dar a conocer nuestra tradición de los bailes chinos religiosos, la cual se entrega una fe de cada uno de nuestros hermanos a nuestra señora y virgen de la Candelaria, encontrada por un minero en el sector de Maricunga y por años tanto nuestro hijos, esposas, hemos seguido con fe y tradición, expresándole con nuestros bailes y cantos y portaestandades la fe que el día 2 de febrero celebramos de cada año, que el minero Mariano Carc Inca encontró la imagen de nuestra Señora de la Candelaria".
Diez años después del reconocimiento internacional, la seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Atacama, Carolina Armenakis, señaló: "Es importante reconocer que estamos ante una tradición devocional de más de 350 años, de presencia continua en Chile. Los Bailes Chinos son un aporte muy relevante, porque nos conectan con las raíces más profundas de nuestro pueblo, con un sentido de arraigo e identidad muy importante. Nos hacen sentir que somos parte de un universo mayor".
"Los Bailes Chinos tienen una particularidad, que es su sentido comunitario, en torno de sentimientos, en torno de la fe, de la trascendencia y la solidaridad, constituyendo una tradición devocional que aporta singularidad, porque no hay otra, y aporta también diversidad cultural. Es un ri-