Daneska Álamos es la directora del jardín infantil de una apartada localidad en Atacama.
Daneska Álamos Veas es la directora del jardín Infantil 'Arco Iris' de la localidad de El Salado, ubicada en la comuna de Chañaral.
Álamos destaca por desarrollar una importante labor en la primera infancia en una localidad aislada. Así, incentiva a los párvulos acercándolos al mundo de la ciencia y no permite que la lejanía los limite en el acceso al conocimiento.
"Postulé a este cargo buscando posibilidades. Esto fue en junio de 2023 y me vine a El Salado desde Huasco. Somos un jardín infantil de la Junji. Tenemos dos niveles de atención: sala cuna y nivel medio heterogéneo, que cubre desde los 6 meses hasta los 5 años", comentó.
En total son 35 párvulos, que tienen la necesidad de acceder a sala cuna y nivel medio menor, mayor. En el jardín infantil preparan a los niños para entrar a kínder. Por ello, brindan un valor agregado a las familias, ya que en la localidad no existe prekínder.
El Salado queda 30 minutos de Chañaral hacia la cordillera, donde viven entre 400 a 500 habitantes.
Desde el 2023, Daneska comenzó a participar en el programa de indagación para primeras edades (PIPE) y el campamento para profesores Explora Va!, ambas iniciativas a cargo de Explora Atacama para fortalecer las competencias científicas de los docentes de Atacama.
"Hice mi tesis con el programa PIPE, adaptándolo para trabajar con niños de primeras edades. Este método no existía para estas edades y en la práctica profesional lo adaptamos para bebés de sala cuna", recalcó Álamos.
Vive hace un año y cuatro meses en la localidad. Esto permite lograr su sueño de mejorar el jardín infantil y entregar oportunidades para poder aportar con una educación integral y de calidad en El Salado. Actualmente, está estudiando un diplomado de educación emocional y técnicas de coaching educativo.
"Me llamaba mucho la atención trabajar en El Salado para poder brindar algunas de las cosas que faltaban. Por ejemplo: fuera de mi labor como directora en el jardín, hago un taller de cueca, porque desde los 10 años bailo, y ahora enseño a las personas de El Salado la posibilidad de aprender esta danza".
Quiere seguir viviendo en El Salado, ya que siente que desde sus conocimientos es un aporte a la comunidad."Me motiva mi vocación a estar donde estoy hoy en día y querer también entregar una oportunidad para los niños y niñas. Ser una voz de contención y educación desde la emocionalidad integralmente. Para ello me estoy preparando siempre para aportar lo mejor de mí y brindar educación de calidad", expresó.
Asimismo, reflexionó: "Creo que no hay nada más lindo que entregar amor y recibir amor, porque ese es el mayor pago que puedes tener formando personitas pequeñas, que serán estudiantes y futuros profesionales".