En una fecha significativa para la historia de Atacama, como lo fue el 26 de octubre, se realizaron las elecciones de gobernadores, alcaldes, concejales, y consejeros regionales en Atacama, observándose un ambiente de sana convivencia ciudadana y amistad cívica; conducta ejemplar que destacamos y reconocemos en este proceso eleccionario.
Sabemos que la sociedad humana está conformada por una amplia diversidad de pensamientos políticos, religiosos y filosóficos, por lo que es indispensable el mutuo respeto.
Afortunadamente, en este referendo republicano se advirtió un comportamiento irreprochable de la ciudadanía atacameña, como también en el resto del país, lo que evidencia responsabilidad y madurez cívica de los votantes, quienes ahora esperan que las autoridades elegidas, aparte del incansable trabajo por mejorar la calidad de vida y desarrollo de sus comunidades, hagan propios en su actuar los valores de la tolerancia, pluralismo y fraternidad, los que siempre deben estar presentes en la colectividad.
Para quienes trabajan por el bien común y resguardan la buena marcha de las instituciones, resulta relevante estimular todo aquello que importe enaltecer derechos, deberes, valores y virtudes al servicio de las buenas acciones, como la rectitud, mesura, buen criterio y honradez. La autoridad o persona que respeta las opiniones, ideas y creencias de los demás, aun cuando sean distintas a las suyas, denota que aprecia y está consciente de la importancia y trascendencia de la democracia, tolerancia y armonía comunitaria.
Consecuente con lo expresado, es un hecho que el deseo mayoritario de los pobladores, apunta a respaldar y apoyar de forma solidaria y generosa a las nuevas autoridades atacameñas, deseándoles que les vaya bien en sus gestiones y propuestas en pos del progreso y bienestar de las comunas y región, sin mezquindades políticas y divisiones odiosas, al contrario, con altura de miras, visión de futuro y profesionalismo, trabajar unidos por las reales necesidades de las comunidades, escuchando los requerimientos y participación de sus pobladores en sus legítimas prioridades. Con ello gana Atacama y Chile.