En estos días donde evocamos y celebramos la Primera Junta de Gobierno (1810) de nuestro país y la posterior firma de Independencia (1818), no podemos dejar de hacer repaso de los inicios de Chile y su conquista por parte de los españoles (1540)
Durante este último período mencionado, arribó la primera mujer española, - acompañando a la expedición de Pedro de Valdivia -, al territorio nacional, Inés Suárez (conocida también por algunos autores como Inés de Suárez)
Su figura representa gran tenacidad para enfrentar las vicisitudes del día a día, tras ser parte de las huestes de Valdivia en la conquista del Reino de Chile; la fundación de Santiago; y el crecimiento y permanencia en los lugares ocupados.
Se materializaron obras literarias inspiradas en su vida, tales como el libro "Inés del alma mía" de Isabel Allende, donde se narra que Inés representa a la mujer chilena por ser valiente y aguerrida. Y, aunque se le identificó como la amante de Pedro de Valdivia, lo cierto es que estuvo sólo ocho años de su vida con él, pues su peregrinar fue enaltecido, entre otras cosas, como guerrillera y como primera enfermera, dedicada a curar y cuidar a los soldados e indios.
A esto se suma, su gran contribución mediante el hallazgo de agua en pleno desierto con una varilla (técnica conocida como radiestesia), salvando a la expedición de morir de sed. Según autores, el "jaguey de Inés" puede visitarse a unos ciento veinte kilómetros al norte de Copiapó. Igualmente, se destaca su rol de Gobernadora de la nueva provincia, acompañando a su segundo esposo, Rodrigo de Quiroga.
Poco se logra encontrar en los documentos históricos sobre su aporte y presencia, escritura hecha de la mano de los hombres quienes, tal vez, su ímpetu machista intento esconder la bravura y méritos propios de esta mujer.
Inés, forjó su carácter en cada experiencia vivida, sin dejarse arrollar por ningún hombre que intentó ponerle el pie encima. Supo enfrentar con astucia cada obstáculo que halló en el camino, para lograr sus metas. A Inés, se le debe reconocer su aplomo valiente, el mismo que más figuras femeninas han tenido y tienen hoy en día, pero que, muchas veces, se intenta borrar de nuestra historia.