"Siento que la psiquis de los actores hoy es global"
La filósofa argentina Tamara Tenenbaum ("El fin del amor") presentó en Chile su más reciente novela, "La última actriz", para la que investigó sobre el teatro judío y el atentado contra la AMIA.
Sabrina quería ser actriz, pero terminó estudiando la tradición del teatro judío en Argentina para su doctorado, labor en que se cuestiona la adolescencia eterna de quienes nunca dejan las universidades, aunque a ratos es feliz, sobre todo cuando encuentra un nuevo dato o fuente para su investigación, ya que "nadie piensa en los papeles cuando se mueren personas", afirma la autora de la novela "La última actriz", la filósofa Tamara Tenenbaum, conocida en Chile por su ensayo y la adaptación como serie de "El fin del amor".
Estas palabras se dan en el contexto del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en julio de 1994, donde falleció el padre de la autora: "Se cumplieron 30 años y un montón de gente me preguntó si quería escribir algo, (pero) si escribo algo, creo yo, no tengo nada que contar sobre el atentado porque yo no lo recuerdo, era muy pequeña, tenía cinco años, entonces a mí me incomoda mucho la pregunta porque para tener algo que contar tendría que tener algún tipo de relato elaborado sobre ser víctima, que es algo que no me interesa, nunca me interesó como posición subjetiva. Reconozco, me parece genial a quien le interesa, (pero) a mí no me representa, no tengo un relato de qué me pasó ese día porque no me acuerdo", señala Tenenbaum.
-¿Todo lo que sabes de tu papá es el relato de tu mamá?
-Un poco sí. Ni siquiera me acuerdo bien cómo me contó que él murió, no me acuerdo de nada realmente, entonces siempre es algo que me incomoda, y me pasó que cuando conocí a una chica que hacía un doctorado sobre teatro judío y me contó de la reconstrucción del archivo que se perdió ahí, que hubo muchos años de trabajo para reconstruir lo que había en ese momento, ahí dije "esta es una historia que me interesa, siento que no está contada, que nadie ha pensado en esto", en esta idea de que cuando vuela un edificio también vuelan los documentos que ese edificio guarda. (…) Como no tengo ningún interés en hacer un discurso de víctima, porque no recuerdo y tampoco sigo la causa judicial, no tengo algo para decir al respecto, esta (novela) fue una vía que sí me interesa investigar, buscar, fue por eso, no porque me interesaba rendirle homenaje a nadie, pero sí la pienso también como un homenaje, no sólo a las víctimas, sino, sobre todo, a la gente que efectivamente fue a rescatar papeles, porque desde que salió la novela muchísima gente me escribió para contarme qué tenía.
-Al igual que Sabrina, ¿compraste documentos en Mercado Libre?
-Esa parte del diario (de una actriz de mediados del siglo XX, encontrado entre los restos del edificio) no es verdad, pero lo tomé de cuando empecé a escribir "El fin del amor": ahí trabajé con muchas revistas femeninas y todas las compré en Mercado Libre porque no están bien archivadas, la realidad es que en América Latina tenemos un problema, o por lo menos en Argentina, Uruguay, Chile, digamos el sur global, tenemos problemas con los archivos, porque realmente no tenemos estados que los hayan cuidado como se cuidan en otros países, en parte esto tiene que ver con la inestabilidad política que vivimos, o sea, somos países con democracias muy jóvenes.
-Viene un régimen y borra todo.
-Exacto, y a veces ni siquiera tiene que ser un régimen militar, alcanza con que venga otro Gobierno que no tenga interés y cierren la biblioteca, todo eso lo hemos visto, entonces tenemos un problema con los archivos realmente muy, muy grande, con lo cual muchísimas de nuestras publicaciones más importantes, o grandes testimonios históricos, los investigadores tienen que comprarlos en la calle, Mercado Libre e internet.
-Aparte de novela, cuento y ensayo, has escrito teatro y ahora cuentas la historia de una actriz que no actúa, además de afirmar que hasta Angelina Jolie siempre está esperando que la llamen, que ser actriz es como "ser una mujer al cuadrado".
-Trabajo mucho con actrices, de quienes me hago amiga, las escucho en los camarines, hablo con ellas y es muy difícil, la vida de las actrices realmente es terrible… Esa idea de que estás esperando que te llamen, que no puedes ir en busca de tu deseo, tienes que esperar, eso me parece tremendo porque, al mismo tiempo, esa misma gente que tiene que vivir con esa vulnerabilidad de la espera es la que después tiene que salir radiante al escenario, muy aplomada… Es muy difícil. La gente a veces habla de los egos de los actores, que pueden ser insoportables, y yo siento que es la única manera para lo que tienen que hacer y la vulnerabilidad a la que se exponen: tienen que poder construirse una fantasía medio egocéntrica para poder salir adelante, sin un ego no te pararías, no puedes hacerlo. Me interesaba mucho esa psiquis porque creo que también vivimos en una época en la que todos estamos más expuestos, haciendo performance, entonces siento que la psiquis de los actores, que en un momento era una psiquis específica, hoy es global.
-En los escritores puede ser el lanzamiento del libro.
-El lanzamiento es algo que haces con tus amigos, te diviertes, pero no estás en el momento en el que la gente aplaude o no aplaude. Yo leo una mala reseña de mis libros, me pasa todo el tiempo, como a todo el mundo, y me puedo poner mal o bien, pero no importa porque sigo haciendo mis cosas. Un actor de teatro, por ejemplo, lee un mal comentario sobre su trabajo y a la semana siguiente tiene que seguir actuando en la misma obra: es terrible eso, realmente es heroico en ese sentido, un arte en tiempo real, trabajando con su salud mental, con lo que sea que tengan a mano también, creo que eso es muy contemporáneo: ellos con lo que tienen a mano tienen que ir y hacerlo, creo que hoy todos nos podemos identificar con eso porque todos nos sentimos expuestos.
-La narradora de "La última actriz" dice que las escritoras judías usaron la literatura para huir de la tradición, y tú has hecho lo inverso ¿por qué?
-Justamente lo interesante de la tradición es eso, que a veces para algunas personas es un regreso y para otras puede ser un punto de fuga porque, en el caso de judaísmo, la tradición es un texto y se puede interpretar. A mí no me interesa que alguien decida qué significa, ni los religiosos, tampoco las instituciones judías que dicen por dónde empieza y dónde termina: me interesa el judaísmo de los textos que cada lector los convierte en otra cosa, en ese sentido creo que uno puede ir a un texto milenario a buscar algo completamente nuevo, a buscar una forma nueva de mirar el presente.
La autora dice que la tradición puede ser "un regreso" o "un punto de fuga".
"La última actriz"
Tamara Tenenbaum
Seix Barral
195 páginas
$17 mil