Secciones

  • Portada
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Cartelera y Tv
  • Espectáculos

Acceso a la justicia y defensa penal

El rol de la defensa penal pública es un acicate para un acceso a una justicia material, es decir una justicia sin dilaciones, sin sesgos ni prejuicios, al servicio directo de las personas. El desafío sigue latente, fortalecer los liderazgos y potenciar espacios desde la equidad, pueden ser estrategias incidentes en la búsqueda de la paridad en todos los niveles decisorios de la vida política, económica y social. Raúl Palma Olivares, Defensor penal regional, Laura Rojas Contreras, Coordinadora regional de la Fundación Fútbol Más
E-mail Compartir

LEl acceso a la justicia es un derecho fundamental que se torna esencial en el devenir de un Estado de Derecho democrático y que se construye desde la interacción con otros derechos tan relevantes como el debido proceso, el derecho a defensa y la tutela judicial efectiva, que apunta a reducir las brechas entre la norma abstracta y la realidad social fortaleciendo y legitimando la justicia material e igualitaria. Se trata de un derecho autónomo y constituye una garantía de acceso a los tribunales de justicia para obtener una resolución del Estado sobre un conflicto para de esa manera proteger los derechos individuales o colectivos que se pueden ver afectados.

Si bien el derecho de acceso a la justicia no se encuentra consagrado expresamente en el plexo de derechos fundamentales de índole convencional ni constitucional, este ha logrado conformarse a partir de la labor jurisprudencial de los sistemas de protección de los derechos humanos, siendo en nuestro continente el Sistema Interamericano el que ha definido su carácter de derecho fundamental a partir de los artículos 8° y 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos.

En el ámbito penal sin duda la labor de la Defensoría Penal Pública es crucial en el aseguramiento del acceso a la justicia de todas las personas que carecen de asistencia letrada particular. Si entendemos que para garantizar el acceso a la justicia sobre todo de las personas en situación de vulnerabilidad, como nos exigen las Reglas de Brasilia, resulta necesario asegurar concretamente que todas puedan acudir al sistema de justicia sin obstáculos ni barreras en busca de que sus derechos sean amparados, contando con acciones concretas y eficientes dentro de plazos racionales y obteniendo decisiones motivadas que procuren el desenvolvimiento de un debido proceso, entonces el rol de la defensa penal pública es un acicate para un acceso a una justicia material, es decir una justicia sin dilaciones, sin sesgos ni prejuicios, al servicio directo de las personas.

La existencia en Chile de una defensa penal técnica de calidad, especializada con enfoques diferenciados y de derechos humanos para determinados grupos en situación de vulnerabilidad, con perspectiva de género e interseccionalidad, es un instrumento de protección de los derechos humanos que se debe cautelar por la sociedad toda, evitando su precarización y desdeñando cualquier desequilibrio dentro del sistema de justicia penal porque lo que está en cuestión es impedir la indefensión sobre todo de quienes nadie defiende. Como señalaba el gran jurista brasileño Cançado se trata precisamente del derecho a obtener justicia, del acceso a la propia realización de la justicia, del acceso al derecho.


Mujeres y participación social

Fundación Fútbol Más busca promover el bienestar de la niñez y sus comunidades, fortaleciendo procesos de resiliencia, la cohesión comunitaria y vínculos significativos, potenciando los liderazgos locales a través del juego y el deporte, utilizando el fútbol como estrategia de transformación social. Para aquello, incorpora en su malla de contenidos seis de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos en la Agenda 2030 de la Asamblea General de la ONU. Uno de los objetivos abordados es el número cinco, correspondiente a "Equidad de Género".

Si bien, el deporte tiene una deuda en acortar brechas de género (en especial en deportes masculinizados históricamente como lo es el fútbol), cuando se mira fuera de la cancha y se profundiza el análisis en las organizaciones sociales, tales como: juntas de vecinos, clubes deportivos, sociales y artísticos, etc., se logra evidenciar una alta participación de mujeres en el tejido social. Incluso en el fútbol profesional, referentes como la "tía Edith" en Curicó Unido, hincha que se caracteriza por su liderazgo y gestión con fines de acompañar al club de sus amores a cada rincón y en cada momento del campeonato, refuerzan la idea de que los espacios sociales, políticos y deportivos sí tienen participación femenina, pero en su mayoría invisibilizadas.

Un dato aportado por el "Observatorio de Género: mujeres y territorios, 2022", indica que en los territorios más pequeños existe una participación de mujeres por sobre los hombres de un 27% en organizaciones vecinales, cifra que muestra la efectividad de lo sostenido. Sin embargo, ¿cuándo deja de ser sólo un dato cuantitativo?, aumentar la participación de mujeres ¿asegura igualdad de oportunidades?. Desde estas interrogantes el desafío sigue latente, fortalecer los liderazgos y potenciar espacios desde la equidad, pueden ser estrategias incidentes en la búsqueda de la paridad en todos los niveles decisorios de la vida política, económica y social, así como también, visibilizar a mujeres en el deporte, puede abrir puertas para acercarnos al sueño de canchas barriales con niñas y niños conviviendo en ambientes deportivos sin distinción de género.

El estallido social

El 18 de octubre no puede ser leído en clave izquierda/ derecha, que es lo que vemos hasta hoy. La protesta se satanizó por la violencia, pero se olvidaron las demandas.
E-mail Compartir

Este año -en octubre- se cumplirán cinco años del estallido social, un evento que marcó indiscutiblemente estos años y cuya lectura sigue teñida más por las pasiones ideológicas que por un afán intelectualmente honesto al momento de abordarlo.

Ciertamente, el fenómeno no es el despertar de un Chile que se autopercibe como una víctima del sistema, tal cual lo hizo creer parte de la izquierda, en particular los sectores más extremos, pero tampoco es una ola simplemente delictual y orquestada, de acuerdo a lo que precisa y ha repetido la derecha y la extrema derecha.

Tampoco es que el estallido social carece de todo lo anterior, pero no parecen ser estas las causas elementales de un hito cuya sombra nos acompaña hasta nuestros días. Sin el 18 de octubre de 2019, Gabriel Boric no estaría sentado en La Moneda, no habríamos tenido ni una discusión constitucional ni la fragmentación política y menos una expansión de los extremos de izquierda y derecha.

Lo complicado del estallido es que las causas del mismo, asociadas a la modernidad y sus efectos, a las expectativas económicas, la anomia, la crisis de la política, el individualismo, en resumen, por las complejidades del ser humano y tipo de sociedad que hemos desarrollado, no están resueltas ni estudiadas.

Hoy todo pasa por el desencuentro político ideológico y nada por indagar en las razones del descontento que siguen presentes. Tampoco se trata de un fenómeno criollo. El mundo está caliente y los "estallidos" están sucediendo en muchas partes del planeta con distintas formas; esa es la diferencia. Veamos EE.UU. o Europa, donde los mapas están modificándose por completo.

Pensiones, libertades, comunidad y ciertas certezas mínimas, aparecen como ciertas condiciones mínimas para el mundo incierto de hoy.

Si no hay una revisión valiente, que supere las trincheras, será imposible crear un futuro que convoque a las mayorías y seguiremos entrampados en una lectura que solo piensa en el pasado y no en los inmensos desafíos que se vienen y que requieren de consensos elementales.

Habrá que concluir que lo más severo del estallido es que fue la cúlmine del fracaso de la política, del diálogo y del encuentro, mismo momento en el que nos encontramos -lamentablemente- en la actualidad.