Descuido total del patrimonio
El dibujo de un dinosaurio en la Catedral de Copiapó es el reflejo del abandono de recintos y figuras históricas. Las esculturas de la Plaza de Armas no son parte del plan de reparación porque lo tiene que ver Cultura. La locomotora La Copiapó sigue sin ser reparada a 6 meses de la caída del árbol.
La aparición de dinosaurios pintados en muros de sectores como el centro de la capital regional habían causado simpatía entre copiapinos, pero en estos días el sentimiento cambió y más bien ha sido de decepción. La razón: el artista en cuestión pintó parte de la catedral, que es Monumento Nacional.
Lo ocurrido refleja dos cosas. Una es que -como en otras situaciones- lo simpático termina siendo un desagrado dado que no se establecen controles y no hablan quiénes saben del tema. En este caso, las imágenes causaron curiosidad y fueron destacadas, pero el artista en cuestión cruzó los límites y se terminó por dañar lo que es parte del patrimonio copiapino.
El otro tema es la falta de cuidado con lo nuestro.
No se trata de justificar lo realizado por este artista, pero hace años que los muros de la catedral tienen graffittis que son bien feos y que causan además contaminación visual de un sector como el centro que ya está abandonado.
No hay nadie que se haga cargo de este y otros sitios como la misma Plaza de Armas a un par de metros que cuenta con esculturas históricas que están rayadas. La fuente de la Minería y las Cuatro Estaciones no son parte del proyecto del Minvu de reparación de la Plaza de Armas, dado que le corresponde a la Seremi de Cultura.
Es común que estatuas y sitios patrimoniales no los puede reparar cualquiera. En otros casos se debe coordinar con el Consejo de Monumentos Nacionales, que ha sido fuente de crítica por la burocracia en cuestión. Conocido es el daño a la locomotora La Copiapó ubicada en la Universidad de Atacama y que está a la espera de una reparación cuando han pasado seis meses desde que le cayó un árbol.