LSu egocéntrica personalidad parece ser una de las claves del éxito de Donald Trump en la política y los negocios. Pero puede ser también la lápida de su carrera electoral.
Su exvicepresidente, Nike Pence, se distanció después del asalto al Capitolio, cuando Trump se negó a reconocer su derrota frente a Joe Biden. Ahora, en el primer juicio en su contra, emergió un nuevo adversario. David Pecker, exdirector del semanario sensacionalista National Enquirer, reveló que, para apoyarlo, pagó por reportajes negativos sobre Trump que nunca publicaría.
Las acusaciones contra el expresidente se centran en este momento en sobornos pagados a dos mujeres: la actriz porno Stormy Daniels y la modelo de Playboy Karen McDougal. Ambas dijeron haber tenido encuentros sexuales extramatrimoniales con Trump en el pasado. Para un político esta es simpre una situación muy dañina. Y no es, como se sabe, su único enfrentamiento con la justicia: ya suman 34 en total.
La carrera presidencial está en un empate virtual en las encuestas. Por ello, la próxima primaria, en Pennsilvania, se convirtió en un desafío que puede ser crucial. Es la obvia razón que impulsó a Trump a intentar todos los recursos. Su última petición a la Corte Suprema fue que declarara que, como presidente, gozaba de total inmunidad. Pese a que se trata de un tribunal muy conservador, es probable que su reclamo no sea aceptado. Pero sí le permite ganar tiempo.
En el proceso mismo no le ha ido mejor: la demoledora revelación del exdirector del National Enquirer puede tener pésimos efectos. Se trata, nada menos, que de la importancia vital de la libertad de expresión en una democracia.
En un análisis, The New York Times comentó: "Si bien sus artículos rayaban en lo inverosímil, el Enquirer se convirtió en un ícono cultural, en gran parte gracias a una extraordinaria labor de mercadeo… Si bien el tabloide solía ser objeto de burlas por parte de periodistas 'serios', los reporteros del Enquirer a veces se esmeraban y conseguían primicias... El tabloide incluso fue candidato al Premio Pulitzer por revelar un escándalo sexual del senador demócrata John Edwards a inicios de los 2000".
Esta historia explica por qué Trump no vaciló en usar todas las herramientas para ganar en 2016. Pero puede servir también para hundirlo más todavía en una eventual derrota.
Seguridad para la soberanía alimentaria
Chile al igual que el resto de América Latina y el Caribe vive un panorama preocupante en torno al nivel de producción de alimentos. Así lo indican informes actualizados de la FAO en 2022 y otros documentos que nos llevan a plantear debates como por ejemplo la nutrición y calidad de alimentos de niños y adultos. Sin embargo y no restándole méritos a esa realidad, nos queremos concentrar en aquel segmento o grupo que lo conforman las y los productores de alimentos en nuestro país: los agricultores familiares e indígenas.
Al analizar los niveles de producción y crecimiento del PIB nacional, se desprende que el problema de seguridad alimentaria no estaría relacionado a la disponibilidad de alimentos, sino a su accesibilidad, lo cual tendría correlación con el aumento de precios de los alimentos y con el incremento de los niveles de extrema pobreza del país. Productos como el trigo maíz, papas y hortalizas son parte de la canasta básica de alimentos que normalmente tienen un impacto en sectores de bajos recursos. La pregunta entonces es: ¿Estamos dando como sociedad la importancia que se merece la producción de alimentos?.
El impacto que podría darse en el incremento al acceso a productos inocuos y con alto valor nutricional podría disminuir las brechas de pobreza y de mejoramiento de calidad de vida de un número significativo en la población si se fortaleciera el desarrollo de mercados locales, que permitiera un mayor encuentro entre los lugares de producción y los consumidores finales, así como también a partir de un mayor nivel de formalización que permita acceder a otros tipos de mercados, lo cual serviría además para fortalecer la autonomía en la producción de alimentos en tiempos de crisis económicas internacionales, guerras, y todas aquellas situaciones que generan inestabilidad en precios de productos e insumos.
Es por ello, entre otros factores, que creemos que la agricultura familiar campesina e indígena en el país y en nuestra región de Atacama, en particular, requiere un nuevo impulso para afrontar de forma más sostenible estos desafíos y se visibilice aún más su rol como proveedores de alimentos y la nutrición de la población en su conjunto, pero también y no menos importante es que a los agricultores familiares e indígenas se les reconozca mucho más su papel de garantes del derecho a una alimentación adecuada, y como un agente dinamizador económico del mercado en nuestra región, que resguardan también los recursos productivos y contribuyen a la biodiversidad.