El Índice de Precios al Consumidor subió un 0,4% durante marzo, lo que se ubicó dentro de las expectativas optimistas del mercado y que dejarán el dato anual en un 3,7%, como parte de una baja del registro que ha sido destacada en ciertos sectores.

Pero, nuevamente como pasa en otros temas económicos, los datos no se condicen con lo que ven las personas en las calles. El precio del huevo en su máxima expresión, la palta que cada vez es más escasa en negocios por que los comerciantes no la quieren comprar por ser muy cara y el precio de las bencinas que han subido en las ultimas semanas, son parte de la realidad que golpea a la clase media y a la clase baja en medio de una economía que recién está repuntando, aunque hay que ver cómo se comporta el resto del año. Por lo demás, expertos ya advierten que durante los próximos meses volverá la inflación más alta por presiones de costos y movimientos de cambio.

Y en medio de productos de primera necesidad con mayor precio, las calles siguen igual o peor. Así tal cual porque las calzadas no están siendo arregladas y las ciclovías no son mantenidas, convirtiéndose en un escenario lastimoso y hasta peligroso en puntos como calle Luis Flores.

No podemos decir que hay un acabose o que podría haber otro estallido, como mal lo plantea la alcaldesa Evelyn Matthei por el problema de viviendas, pero sí esto es un claro llamado de atención a que sentimientos como rabia y decepción pueden ir de la mano con situaciones distintas -como el precio de algo y el estado de una calle- porque en ninguno se ve un atisbo de cambio. Del desempleo en Atacama ya se ha hablado en este espacio y es la "guinda de la torta". Como dice la canción "el costo de la vida sube otra vez y el peso que baja ya ni se ve"... ni tampoco calles buenas se ven...

Los resultados de la última encuesta nacional de empleo publicada por el INE, volvió a posicionar a nuestra región como la con mayor desempleo en el país, alcanzando un 10%. Datos que deberían preocuparnos a todas y todos, tomando en cuenta que más allá de las cifras, detrás hay familias que no están accediendo a trabajos remunerados y de calidad.

Algo pasa en Atacama, pues a pesar de la alta potencialidad que existe en términos de desarrollo de nuevos proyectos -la Corporación de Bienes de Capital proyecta una de las inversiones más altas en Chile-, estas iniciativas, por diversas razones, que van desde permisología a trabas estatales o desistimientos de las mismas empresas, no se están concretando. Y esto está provocando un escenario complejo, no sólo para los sectores productivos, que ya vienen golpeados desde la pandemia, sino que para la región en general.

En este sentido, el caso de la construcción es paradigmático, tomando en cuenta que es un termómetro de la economía y fundamental para la creación de empleos. Según el informe MACh, que publica nuestro gremio, el año pasado el sector tuvo un decrecimiento de un 4% y para este se proyecta una caída de 0,4%, lo que ha incidido en que existan 140 mil empleos menos que el potencial de la industria. Situación no muy distinta a lo que ocurre a nivel regional, donde, por ejemplo, los permisos de edificación, que son los que marcan el desarrollo de nuevas obras, tengan una caída de un 6,3% en la comparación entre enero-noviembre de 2023 y el mismo período de 2024.

Más inversiones es más crecimiento y más empleo. Por lo mismo, es fundamental la correcta ejecución de los presupuestos públicos, desarrollar un plan pro-inversiones y fomentar la concreción de proyectos que cumplan con las exigencias normativas y sean un aporte para la comunidad, un desafío que nos debiera movilizar con sentido de urgencia para salir de la situación actual. Lo mismo complementar estas medidas con programas para capacitación de oficios, que lleguen a las distintas comunas de la zona e incluyan enfoque de género, para potenciar especialmente el empleo femenino, lo que es clave para que los trabajos que se generen, queden en Atacama.