Aldo Lingua
EA finales de este año se realizarán las elecciones de representantes regionales, donde se elegirán a los gobernadores, consejeros regionales, alcaldes y concejales. Esta elección será la primera que permitirá a los partidos políticos vislumbrar con claridad el panorama electoral, puesto que el voto será obligatorio.
Las anteriores elecciones de gobernador, por ejemplo, del 2021, de un padrón de poco más de 240 mil votantes, Miguel Vargas resultó electo en segunda vuelta con 17 mil votos. La participación de ese año fue de apenas del 40% de los votantes.
En cambio, en el pasado plebiscito del 17 de diciembre, la participación en la región, por el voto obligatorio, fue casi del 85% y se emitieron más de 200 mil votos.
El resultado de Vargas del 2021 no le da ni el 10% del padrón. Marcos López, que fue electo alcalde de Copiapó con 10 mil votos, no tiene el 5%.
Más democrático
Una de las grandes discusiones en las ciencias políticas es si el voto obligatorio es una medida más democrática que el voto voluntario. Para Robert Funk, cientista político y académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, dice que el que sea obligatorio es una mejor manera mantener la participación electoral.
"Sabemos que cuando el voto es voluntario los que suelen votar son las personas con mayor educación y más dinero, de clase media y clase alta, por lo que el voto obligatorio es más democrático", explica el académico.
"Si bien el voto voluntario es percibido como más democrático, porque se equipara a un ejercicio de libertad individual, es también un voto muy poco participativo. Son pocos los países que tienen una participación política alta, y son menos los votantes que son militantes de un partido, entonces el voto voluntario termina siendo un reflejo de un fragmento muy determinado de la sociedad", explica Carlos Viertel, analista político.
El problema del voto obligatorio, dicen, es que no permite confiar demasiado en las encuestas previas, porque hay un segmento significativo que no participa de política y son los que responden no saber.
Riesgo de populismo
Uno de los grandes temores que suele tener aparejado el voto obligatorio es el de que se terminen imponiendo ideas populistas, que convoquen al electorado que no suele participar. Sin embargo, para los analistas este es un miedo que en Chile no creen que pase.
"En los dos plebiscitos constitucionales, con voto obligatorio, el electorado no aceptó estas ofertas populistas, ni de izquierda ni de derecha. Esas elecciones resultaron ser más centrista y pragmático que la oferta desde los partidos", explica Funk.
"Siempre existe el riesgo de que los partidos caigan en discursos populistas, pero creo que eso no sería algo que les serviría a los partidos locales. Creo que, ante un discurso tan polarizado y frente a un país ya polarizado, la mayoría de votantes buscan algo más bien céntrico. Los que migran a los extremos son militantes de partidos", agrega Viertel.
Para ambos, los partidos tendrán que analizar los discursos previos y empezar desde ya a hacer campañas de captación de votantes.
Pero también creen que el mismo voto obligatorio es una de los responsables de que se dé el auge de las ideas populistas dentro de los partidos, porque se busca apelar a un sentimiento previo simple.
"Como se obliga a personas posiblemente desafectadas a votar, es posible que le dé una ventaja a candidatos que apelan a esa rabia, o sea, populistas. Eso, a la vez, empuja a los partidos a hacer ofertas populistas. Un buen ejemplo es ver cómo los partidos 'tradicionales' se sumaron a la demanda por los retiros de pensiones", dice Funk.
Para Viertel, el problema que enfrentarán los partidos es que deben crear un discurso propio y único, tratando de generar identificación con sus ideales, más que el caer en ofertas cortoplacistas. "Es un problema de marketing, pero se tiene que lograr la identificación de los votantes con los partidos más que de los partidos con los votantes. En un sistema ideal se debiesen votar por ideales", explica.
Ambos coinciden en que la importancia de estas elecciones es que les dará el panorama claro a los políticos de cómo se reparte la "torta electoral", y será un indicador claro de quienes están operando con mayor o menor eficiencia previa a las elecciones presidenciales.
"Sin duda serán una elecciones importantes, porque desde que fracasaron ambos proyectos constitucionales existe mucha incertidumbre de dónde see encuentra la mente y corazones de los votantes", sentencia Viertel.