La colaboración, como lo hemos venido repitiendo a nivel público durante los últimos años, se hace más necesaria que nunca para abordar el difícil momento económico que vive el país, evidenciado en los índices de empleo y la caída de las inversiones. Más aún en una actividad que es fundamental, no sólo desde un punto de vista productivo, sino que también íntimamente ligada a la calidad de vida, como es la construcción, y que es clave para un desarrollo sostenible en Atacama.

Por lo mismo, como CChC, y a lo largo de todo el país, estamos presentando 25 medidas pro crecimiento, donde se integran propuestas que nacieron desde las regiones, y que son una serie de acciones de corto, mediano y largo plazo, con el objetivo de destrabar nudos críticos y poder reactivar la economía, las que permitirán recuperar el empleo perdido en el sector -se calcula que hay unos 80 mil puestos de trabajo menos que antes de la pandemia a nivel nacional- y facilitar el acceso de las personas tanto a la vivienda como a la infraestructura que necesitan.

Estas propuestas, también, darán sostenibilidad a empresas constructoras regionales, en su mayoría pymes, y que son las que construyen las obras públicas, algunas largamente esperadas por la comunidad, fomentando la consolidación de ecosistemas productivos regionales. Por lo mismo, están incluidas en estas medidas, por ejemplo, las modificaciones al reglamento de contratistas del Ministerio de Obras Públicas (DS75), muchas de las cuales surgieron desde Atacama y que en parte ya están operativas, dando la posibilidad de que empresas de menor tamaño puedan optar a proyectos de mayor envergadura, lo que también tendrá incidencia en el empleo local.

La construcción es la segunda actividad más relevante en el PIB regional, después de la minería, genera miles de oportunidades laborales y además obras que son una inyección directa al bienestar de las familias. Por lo mismo estas medidas van en línea con la realización de acuerdos transversales, buscan disminuir la excesiva permisología, asegurar condiciones básicas para las personas, potenciar estrategias locales y, especialmente, fortalecer a la colaboración como base de un desarrollo sostenible.

Este jueves se realizará la Fiesta de la Primavera en Copiapó, una actividad tradicional en la que ya se ha instalado la polémica dada las condiciones en que se desarrollará. Se trata de una muy buena idea, que parece muy mal llevada y que muestra la desconexión del municipio con la comunidad.

Partamos de la base que -independiente de las razones- no parece adecuado someter esta iniciativa a una votación exprés en el Concejo. "Las prisas pasan", dice parte de un refrán, que en este caso no necesariamente tiene que ver con un desastre en la organización, sino que con la impronta de la iniciativa. Y es que la Fiesta de la Primavera requiere más tiempo que una semana para organizar.

No habrá una socialización adecuada para el público, a lo que se suma la falta de integración de la comunidad en general. Participarán con carros alegóricos funcionarios públicos y adultos mayores, lo que encierra demasiado el espectro de personas. Según el concejal Juan Pablo Rico, el alcalce Marcos López argumentó que la gente "no participa", lo que es un pésimo signo, dado que si bien en Copiapó cuesta promover el accionar, la autoridad tiene la responsabilidad de promover la participación. El argumento de López es signo de una mediocridad que no necesita la ciudad.

Otro punto es el gasto. López debe aclarar porqué quién ganó la licitación cuesta 9 millones más que el segundo y porqué se pagarán casi 40 millones de pesos, en el que participará un grupo nacional y uno regional.

Finalmente la "guinda de la torta" es que la actividad se realice un jueves, cuando debió ser al menos el viernes. ¿Por qué la ciudad se debe adaptar a los tiempos de un grupo musical que podía ese día?

En resumen, una idea que se desarrolló mal. La Fiesta de la Primavera merecía meses de planificación, con una invitación a la comunidad a ser parte de los carros alegóricos y en un día adecuado. Lo del jueves no tendrá el impacto adecuado. Lamentable.