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Emociones: Facilitadoras y obstaculizadoras del aprendizaje

En un mundo que valora y acoge las emociones en el proceso de aprendizaje, los niños se muestran curiosos, emocionados por descubrir lo nuevo y confían en sus habilidades. Aquí, la educación es un viaje emocionante y enriquecedor. Arnaldo Canales, Director Ejecutivo Fundación Liderazgo Chile
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¿Recuerdan cómo se sentían cuando miraban el calendario de asignaturas de la semana? Para muchos, asociar una asignatura con una emoción era casi automático; por ejemplo, matemáticas solían evocar aversión. Estas reacciones emocionales están arraigadas en el vínculo que establecemos con cada clase, así como con las estrategias de enseñanza de los docentes.

El ejemplo anterior, aunque rudimentario, deja en claro que no todas las emociones son igualmente beneficiosas para el aprendizaje. De este modo, mientras sentimientos negativos como el miedo o la frustración pueden obstaculizar este proceso por cuanto interfieren con la atención, la memoria y la motivación, otros como la curiosidad, la empatía y la alegría promueven la atención, la motivación y la retención de información. Por tanto, crear un entorno educativo que fomente emociones positivas y bienestar emocional es esencial para el éxito académico.

En un mundo que valora y acoge las emociones en el proceso de aprendizaje, los niños se muestran curiosos, emocionados por descubrir lo nuevo y confían en sus habilidades. Aquí, la educación es un viaje emocionante y enriquecedor. Los padres desempeñan un papel crucial en la creación de este mundo. Cuando motivamos a nuestros hijos y cultivamos emociones positivas en su aprendizaje, allanamos el camino hacia un futuro lleno de éxito y autoestima. Nuestra atención y apoyo emocional son los cimientos sobre los cuales construirán su amor por el aprendizaje y su capacidad para superar obstáculos.

Así que, padres y madres, recordemos que no se trata solo de calificaciones o logros académicos. Se trata de cultivar un ambiente donde emociones como la curiosidad, la alegría y la confianza sean bienvenidas. Al hacerlo, no solo ayudamos a nuestros hijos a aprender mejor, sino que también les proporcionamos herramientas emocionales que les servirán a lo largo de sus vidas.

Nueva cultura penitenciaria

El trabajo de Gendarmería en las cárceles se está poniendo a prueba. Las autoridades deben poner atención no solamente por seguridad, sino que para evitar corrupción. Si el Presidente Boric quiere evitar otro incendio, debe mirar al fondo de la realidad carcelaria. En otros países, la corrupción está instalada por factores como el hacinamiento.
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Cuando se habla de una "nueva cultura penitenciaria", es muy importante colocarla en qué contexto se desarrolla en las cárceles de Atacama. El director regional de Gendarmería, coronel Álvaro Millanao, lo grafica con la sofisticación de los delitos y el poder adquisitivo en unos casos, hechos que han materializado acciones para enfrentarla.

En este contexto, parece preciso que el recinto penitenciario mejore sus estándares en distintas áreas. La instalación de una máquina de rayos X y un detector de drogas en los próximos meses o años vienen a complementar la labor, pero hay algo en que se debe ahondar: evitar la corrupción en los recintos.

En Latinoamérica esto se ha convertido en un grave y visible problema, siendo a asociado a factores como la sobrepoblación y la ausencia del Estado. Los mismos internos terminan siendo "amos y reyes" en los reductos.

Esta nueva "cultura carcelaria" perfectamente podría ser un detonante de este tipo de problemas en los recintos atacameños.

A la fecha no se han conocido denuncias y hoy la mayor preocupación tiene relación con los mismos temas de siempre, como el hacinamiento y condiciones, pero es deber de las autoridades anticiparse a todo lo que pueda ocurrir, especialmente cuando estamos ante nuevas formas en que se vive la realidad penitenciaria.

Al menos queda la tranquilidad que los gendarmes están constantemente denunciando las malas condiciones y piden que el Estado entregue un mínimo de dignidad.

A ellos se les debe dar una respuesta pronta y sin excusas, desde el Presidente Gabriel Boric hasta abajo.

Una realidad distópica

¿Cómo podemos salir de la incómoda posición de ser una de las regiones con mayor pobreza multidimensional? Rodrigo Rojas Veas, Rector Santo Tomás Copiapó
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Este año se dieron a conocer los resultados de la encuesta CASEN 2022, la más importante medición de la realidad socioeconómica de nuestro país. Sus resultados mostraron que entre 2020 y 2022 casi todas las regiones disminuyeron su tasa de pobreza, lo que constituye una evolución positiva, pero al escudriñar en mayor profundidad encontramos un dato preocupante, particularmente para nuestra región. Las mayores tasas de pobreza multidimensional corresponden a las regiones de Tarapacá (23,8%), Atacama (20,3%), La Araucanía (19,8%) y Los Lagos (19,7%). Por tanto, nuestra región es la segunda a nivel nacional con mayor porcentaje de hogares y personas en lo que se define como" pobreza multidimensional", indicador que "mide de manera directa las condiciones de vida de la población, evaluando la situación de las personas y los hogares en relación con distintas dimensiones e indicadores de bienestar que se consideran socialmente relevantes".

Este resultado debería obligarnos como región a analizar lo que sucede pues en este indicador se incluyen variables de alto impacto en la calidad de vida en que sabemos que tenemos particulares debilidades y complejidades como son la salud, la educación y el empleo. La salud comprende indicadores como la malnutrición en niños, la adscripción al sistema de salud, y la atención. En el caso de la dimensión de trabajo y seguridad social, se compone de la ocupación, la seguridad social y las jubilaciones. En el ámbito educacional se consideran tres factores, asistencia, rezago escolar y escolaridad.

¿Cómo podemos salir de la incómoda posición de ser una de las regiones con mayor pobreza multidimensional?

En educación, esto parece particularmente difícil considerando el actual escenario de serias complejidades en la gestión del sistema escolar. En pleno siglo 21 necesitamos cuestiones básicas como que los establecimientos funcionen, lograr la asistencia de nuestros niños y niñas a sus escuelas y liceos, que las actividades escolares se realicen de manera sistemática y que el foco sea el trabajo en el aula. Esta es la base para pensar en superar los resultados educacionales que presentamos en las distintas mediciones y que impactan directamente en las oportunidades de nuestras nuevas generaciones.

Necesitamos un esfuerzo planificado que permita trabajar con una visión de mediano y largo plazo para mejorar. Es un imperativo que interpela a todos quienes tienen responsabilidades en lo público, lo privado y lo social.