"Después de casi dos décadas, el Tratado de Altamar suscitó un acuerdo muy relevante entre todos los países y Chile estará entre los primeros en firmarlo"
El lunes de esta semana el canciller chileno Alberto van Klaveren intervino en Nueva York, acompañado de la embajadora de Chile ante la ONU, Paula Narváez, en el discurso de adopción por consenso del texto del acuerdo sobre la Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad Marina más allá de las Jurisdicciones Nacionales (BBNJ, por sus siglas en inglés).
El nuevo instrumento, también llamado Tratado de Altamar y resultado de una larga negociación, vuelve a poner a nuestro país a la vanguardia de la política turquesa y el cuidado del medioambiente, e incluso hubo espacio para más, por cuanto Van Klaveren oficializó la postulación de Valparaíso como sede permanente de la secretaría futuras actividades del naciente organismo.
"En realidad fue un día histórico tanto para la protección del medio marino como para el multilateralismo", cuenta con entusiasmo el propio canciller en una entrevista telefónica desde la sede de Naciones Unidas, realizada el martes de esta semana.
"Finalmente, después de casi dos décadas que este tema empezó, se logró un acuerdo muy relevante y que suscitó el acuerdo de todos los países. Estamos hablando de una negociación muy compleja, técnica, pero también con elementos políticos. Finalmente, se pudo aprobar el texto y ahora hay que esperar a que los países empiecen a adherir al nuevo tratado. El 20 de septiembre se abre el texto para la firma. Chile estará entre los primeros en hacerlo. Ayer (lunes) nos correspondió intervenir en la reunión en la cual estuvo presente el secretario general de la ONU (António Guterres), con quien me reuní después. El acuerdo lo que persigue es proteger la diversidad marina en altamar. Es muy relevante para Chile, porque coincide con nuestra política oceánica y es un acuerdo que también tiende a regular el establecimiento de áreas marinas protegidas en altamar, regulación que hasta hoy no existía. También apunta a proteger la biodiversidad. Es un acuerdo muy innovador, que establece mecanismos para evaluación de impacto ambiental para actividades que se desarrollen en altamar. Es un paso muy significativo en lo que se llama la nueva gobernanza oceánica, que coincide con la política oceánica chilena, que acaba de ser objeto de un plan de desarrollo oceánico que presentamos una semana atrás en Valparaíso (para el Día de los Océanos, en una actividad en el Congreso Nacional).
-¿Se subentiende que la regulación actual es inexistente?
-Hay poca regulación y ese es uno de los problemas que enfrentamos, por cuanto tenemos una zona económica exclusiva muy amplia, la número 11 a nivel mundial entre los 193 estados miembros de Naciones Unidas. Justamente nos preocupa la biodiversidad y también la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. Ahora, si bien este tratado no se refiere directamente al ámbito pesquero, Chile ha estado trabajando en una organización regional pesquera del Pacífico Sur a partir de una iniciativa que se presentó hace años atrás con Australia y Nueva Zelandia. Hoy por hoy, tenemos un tratado que regula la pesca en el área y una organización de diecisiete miembros.
-¿Cuánto hay de continuidad de la política exterior en torno al cuidado de los océanos por parte de los gobiernos de Bachelet 2 y Piñera 2 y de sus cancilleres? Heraldo Muñoz fue alguien que tuvo un rol preponderante.
-Mucha. El papel que jugó Heraldo Muñoz en materia de polítca oceánica mientras fue canciller fue muy importante. Obviamente hemos aplicado una política de continuidad, una política de Estado, que fue mantenida también durante el Gobierno anterior. Hay un tema muy claro de continuidad.
-En términos prácticos, ¿de qué depende que Chile y, en consecuencia Valparaíso, obtengan la secretaría de la BBNJ?
-Todo depende del acuerdo del resto de los países y nosotros fuimos el primero en plantearlo oficialmente. La idea es recibir este secretariado y generarle las facilidades correspondientes para que se pueda instalar en Valparaíso y que una serie de actividades relacionadas con el secretariado se realicen en nuestro país.
-¿Cuáles fueron los argumentos para la postulación?
-Señalamos que esta iniciativa no solo tiene el apoyo del Ejecutivo, sino que también de las autoridades locales y, por cierto, del Congreso. Esto es una campaña de largo aliento. Estamos recién empezando, pero hemos sido los primeros en plantearlo. ¿Por qué es de largo aliento? Porque primero debemos esperar que el tratado entre en vigor. Los países deben firmarlo y luego ratificarlo. Cuando se reúnan 60 ratificaciones, ahí entra en vigor el tratado. Luego se realiza la primera conferencia de estados parte, las COP que se llaman, y en esa primera reunión debiesen presentarse las candidaturas y definiciones. También planteamos que tenemos una tradición oceánica muy grande, hablamos de nuestro papel pionero en el derecho del mar, de cómo Chile junto con Perú y Ecuador plantearon la extensión de sus zonas marítimas a 200 millas en una época en que eso era tabú y cómo hemos seguido presentes en todas las instancias de desarrollo del derecho del mar.
-¿Podríamos imaginarnos algo parecido a las oficinas y el rol de la Cepal en la Región Metropolitana?
-Exactamente. Uno puede pensar en algo relativamente similar, aunque quizás un poco más reducido que la Cepal. Un secretariado con funcionarios internacionales y que celebrará muchas actividades y reuniones de carácter técnico y que además se relacionará con el medio científico nacional, algo que nos interesa muchísimo.
Fronteras
-A su juicio, ¿a qué responde el cese de la presión migratoria en la frontera norte? Muchos lo atribuyen al "criterio Valencia" del Ministerio Público. ¿Hay otros factores?