Los problemas sociales se relacionan con condiciones objetivas y subjetivas de la vida en comunidad. Generalmente son situaciones difíciles de resolver, además son dinámicas y van modificándose de acuerdo a los contextos, lo que determina que sean un desafío permanente de intervención para quienes trabajamos en ellos, en áreas específicas, desde nuestros espacios de desarrollo laboral. Este desafío se hace más complejo de abordar cuando dentro de la misma sociedad tenemos contrapuestas visiones y comprensión de determinados fenómenos y de sus causas, lo que no sería una dificultad si no se obstaculizaran desde algunos espacios, los caminos de la intervención cegados por un concepto, un juicio.
Así las cosas, nuestra temática, desde la labor que desarrollamos con jóvenes que están en procesos de reinserción social, es un reto permanente y como tal nos invita a desarrollar prácticas que estén a la altura de la complejidad que reviste.
La intervención en estos casos se caracteriza por tener un carácter responsabilizador, reparador y habilitante, asumiendo el desafío de desarrollar una oferta pertinente a las necesidades particulares de los y las adolescentes, considerando múltiple variables. Dentro de ellas, el desarrollo vital de éstos, los requerimientos exclusivos por sus historias de vida y condiciones individuales. Agregando a esto, la oferta programática con un alto nivel de capacidad de respuesta, preferentemente en las dimensiones de salud mental, educación y formación laboral.
La perspectiva ecosistémica de intervención, permite organizar estratégicamente la atención ajustando la respuesta programática a las necesidades de cada adolescente, con una mirada de integralidad y coherencia entre los distintos actores, niveles y contextos que interactúan en torno al joven en proceso de reinserción social.
Se debe considerar que en la adolescencia en general, nos encontramos con la externalización de conductas de riesgo importantes y complejas, como el consumo de drogas, el abandono escolar, actitudes asociadas con violencia y comportamientos delictuales, presentándose estas condiciones acentuadas sobre todo en contextos de vulnerabilidad social. Con estas características y con estas historias debemos indagar en factores protectores que, nos permitan, en tiempos definidos para nuestra intervención, amortiguar el efecto negativo que provocan los factores de riesgo.
La intervención en estas condiciones requiere de apertura, compromiso, capacidad de trabajo y, sobre todo, del apoyo y articulación de todos los sectores que, comprometidos con los fines del Estado, nos desafiamos cotidianamente en la transformación de los problemas sociales.
Carolina Cortés Henríquez
Directora Sename Atacama