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Salud

El beneficio del ejercicio es integral y un atlas molecular explica por qué

INVESTIGACIÓN. La actividad física impacta positivamente no solo en el sistema musculoesquelético, sino que también en la salud mental y en el sistema inmunológico.
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Agencias

El ejercicio es bueno no solo para el sistema musculoesquelético, sino también para los pulmones, el corazón y el sistema nervioso, pero ¿cómo responden orquestalmente a este los tejidos del cuerpo? ¿Cuáles son los mecanismos moleculares detrás de este efecto beneficioso? ¿Es igual en jóvenes y en mayores?

Una nueva investigación realizada a partir de la secuencia genómica de 14 tipos de muestras de tejidos de ratones trata de dar respuesta a estas y otras preguntas, y concluye que el ejercicio proporciona beneficios integrales para la salud en todo el cuerpo. La investigación se publica en la revista The Innovation, del grupo Cell.

El equipo científico está liderado por el español Juan Carlos Izpisúa, director de los laboratorios Altos en San Diego, en Estados Unidos, y en él participan investigadores de varios centros chinos.

Afecta a tejidos

El ejercicio físico afecta profundamente a múltiples tejidos y se acepta que es beneficioso para numerosos aspectos de la salud humana. "Dado que este involucra múltiples tejidos y órganos en actividades sincronizadas e integradas, en última instancia beneficia a la salud física y mental", describen los autores de la investigación en su artículo.

Sin embargo, la forma en que los tejidos y los órganos se coordinan para ejecutar tales funciones fisiológicas de todo el cuerpo "es poco conocida", añaden.

"Aquí presentamos una resolución unicelular del efecto del ejercicio durante 12 meses en 14 tejidos del ratón y cómo ello influye en la reprogramación de la salud del animal en distintos aspectos como el sistema inmune, el ritmo circadiano (el reloj biológico) o el corazón", resume a Efe el líder del equipo investigador.

Se trata, asegura el científico español, de un estudio "muy valioso" para a continuación investigar el potencial terapéutico de algunas dianas identificadas para mejorar la calidad de vida durante el envejecimiento, así como algunas enfermedades asociadas al mismo y al sedentarismo.

Para llegar a sus conclusiones, el equipo liderado por Izpisúa sometió a ratones jóvenes y viejos a 12 meses de ejercicio y a partir de ahí construyó un atlas unicelular que revela algunos mecanismos moleculares responsables del efecto beneficioso del ejercicio en la salud y en el envejecimiento.

En general, el ejercicio protege los tejidos de lesiones infecciosas, aunque de manera más eficaz en animales jóvenes, y beneficia a los más mayores en términos de supresión de la inflamación y rejuvenecimiento de los tejidos, siendo más determinante la mejora estructural en el sistema nervioso central y circulación sistémica.

Así, después de este período en la rueda giratoria, el peso corporal de aquellos ratones que hicieron ejercicio se redujo y el estado fisiológico general permaneció estable en comparación con los grupos control.

Los jóvenes y mayores que hicieron ejercicio presentaron por ejemplo mejor coordinación motora y resistencia, además de mejor fuerza de agarre -estos parámetros con el tiempo disminuyeron en los ratones sedentarios-.

El ejercicio a largo plazo también mejoró el aprendizaje espacial y la memoria en ratones de edad avanzada, demostró el estudio.

Ya más a nivel molecular, los investigadores vieron, por ejemplo, que durante el envejecimiento aumenta la concentración de transaminasas (enzimas) AST/ALT, un indicador pronóstico del daño hepático, pero no ocurre así en los ratones mayores que hicieron ejercicio.

Además, comprobaron cómo la actividad física regular y sostenida amortigua la actividad de genes proinflamatorios que se descontrola con el envejecimiento.

El reloj biológico

El equipo también comprobó que el ritmo circadiano -el reloj biológico que controla los procesos fisiológicos en nuestro cuerpo en ciclos de 24 horas- que se observa en los ratones viejos tras el ejercicio es más o menos idéntico al de un ratón joven y sano. Detrás del funcionamiento correcto de este reloj está, entre otras cosas, la acción de la proteína BMAL1; los investigadores vieron que el ejercicio sostenido restaura los niveles de expresión de la misma.

14 tipos demuestras de tejidos de ratones se usaron en la realización de la investigación publicada en la revista The Innovation.

Museo de Florida exhibirá el mayor Triceratops jamás hallado en el planeta

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El imponente esqueleto de un ejemplar de Triceratops que data de hace unos 66 millones de años, el mayor de su especie jamás descubierto en el planeta, de ocho metros de largo y tres de alto, se exhibirá a partir del próximo 26 de mayo en un museo de Florida, EE.UU.

El esqueleto de este Triceratops, apodado "Big John", fue hallado en Dakota del Sur y figura en el Libro Guinness de los Récords como "el más grande jamás descubierto", indicó en su web el Glazer Children's Museum, de Tampa, donde tendrá lugar la exposición.

"Big John" fue adquirido en una subasta en 2021 por el empresario Siddhartha Pagidipati, quien pagó 7,7 millones de dólares por el esqueleto del saurio, un ejemplar "un 5-10% más grande que cualquier otro triceratops conocido".

"Cuando era niño, me fascinaban los dinosaurios que deambulaban por la Tierra. Ahora todos tendrán la oportunidad de verlo en persona en este museo y experimentar cómo era su mundo hace 66 millones de años", dijo Pagidipati.

La exhibición inmersiva de dinosaurios, añadió el Glazer Children's Museum, trasladará a los visitantes al Cretácico Superior, con "Big John" como eje de esta "muestra innovadora", con túneles y "cúpulas transparentes".

"Lo que hace que los dinosaurios sean una fuente de fascinación tan perdurable y universal es su capacidad para cerrar la brecha entre generaciones", dijo Sarah Cole, directora ejecutiva del museo.

Cole se emociona al pensar que "estas criaturas aparentemente míticas vagaron por nuestro planeta hace mucho tiempo", por lo que "acercarse a un fósil tan notable como 'Big John' inspira asombro y despierta curiosidad sobre el mundo que nos rodea".

El esqueleto, que preserva más del 75% de los huesos originales, estaba enterrado en la formación geológica Hell Creek de Dakota del Sur y pertenece a un ejemplar de Triceratops que vagó por el planeta durante el Cretácico tardío, hace más de 66 millones de años.

Su cráneo mide dos metros de ancho y si sus cuernos se colocaran debajo de la red de un cesto de básquetbol, su cola se extendería más allá de la línea de triples.

Además, las marcas halladas en la parte posterior del cráneo indican varias lesiones traumáticas, probablemente debido a una vida muy violenta.

"Big John" fue descubierto en 2014 por Walter Stein, el fundador de una empresa de Dakota del Sur llamada PaleoAdventures, que extrae fósiles para la venta comercial.

Stein esperaba que un museo de EE.UU. lo comprara, pero ninguno lo hizo debido al alto costo de preparar el esqueleto para exhibirlo, ya que todavía estaba cubierto en gran parte por rocas.

La firma italiana de fósiles Zoic compró el esqueleto y su equipo pasó casi todo 2021 extrayendo cuidadosamente la roca de los huesos. "Esculpieron, moldearon e imprimieron en 3D las piezas faltantes para completar la exhibición", recogió el Tampa Bay Times.

8 metros de largo por tres de alto mide "Big John", triceratops hallado hace nueve años en Estados Unidos.