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Colombia y ELN retomarán el diálogo en México y abordarán posible cese al fuego

NEGOCIACIÓN. Partes están más tranquilas y confiadas tras dar por superada crisis.
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Las delegaciones de paz del Gobierno de Colombia y de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) manifestaron en Caracas su confianza y tranquilidad de cara al segundo ciclo del diálogo que comenzará el 13 de febrero, en México, tras dar por superada la reciente crisis por diferencias sobre el uso o no de la violencia durante las negociaciones.

Las partes emitieron un comunicado conjunto al término de una reunión extraordinaria -que se extendió durante cinco días-, en la que calmaron los ánimos luego de que la guerrilla desmintiese un cese bilateral al fuego decretado por el presidente colombiano, Gustavo Petro.

"Queda ya superada esta situación de incomprensión", dijo el jefe negociador del Ejecutivo, Otty Patiño.

La crisis, explicó, ocurrió en "tiempos en que no está la mesa activa", por lo que "se pueden generar incomprensiones", pero las delegaciones ya están listas para "discutir los temas que se vienen en el segundo ciclo" y que incluyen la participación de la sociedad en la construcción de la paz.

Esa etapa la "vamos a transitar más tranquilos, más confiados", aseguró.

La declaración conjunta adelanta que en febrero comenzarán a discutir la posibilidad de un cese al fuego, un asunto, según Patiño, que quedó "sobre el tapete" y "como un tema de primer orden", si bien no será el único y necesitará del establecimiento de protocolos. "Es mil veces preferible avanzar en una negociación -en la que se ha llegado a un desescalamiento del conflicto- en medio del cese al fuego, es algo que compartimos ambas delegaciones", señaló.

Al respecto, el jefe de la delegación del ELN en el diálogo, Israel Ramírez, alias "Pablo Beltrán", indicó que para que funcione un cese al fuego "hay que acordar reglas del juego".

Gobiernos repudian quema de ejemplar del Corán en Suecia

PROVOCACIÓN. Un hombre que fue candidato al Parlamento en 2019 prendió fuego a un libro frente a la embajada turca en Estocolmo.
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Un hombre sueco-danés quemó un ejemplar del Corán ante la sede la embajada de Turquía en Estocolmo, en un acto que provocó las protestas del Gobierno turco, la condena del Ejecutivo de Suecia y el rechazo de Ankara que acusó "islamofobia".

Turquía había presionado a Suecia para que impidieran el acto, que fue autorizado dado que no transgrede las leyes del país. En las horas previas a la manifestación, el Gobierno turco convocó al embajador de Suecia en Ankara y se canceló una visita del ministro de Defensa sueco en la que se iba a discutir el veto de Turquía a la entrada del país escandinavo a la OTAN.

Durante el acto, que duró alrededor de una hora y fue transmitido por redes sociales, Rasmus Paludan defendió su derecho a la libertad de expresión, lanzó críticas al Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y la política migratoria sueca, además de exhibir un dibujo que ironizaba con la sexualidad del profeta Mahoma.

Paludan, un abogado danés que también tiene nacionalidad sueca, se convirtió hace unos años en un fenómeno en redes sociales en Dinamarca por sus polémicas quemas del Corán en barrios de inmigrantes, y su partido, Rumbo Firme, se quedó a décimas de entrar en el Parlamento en las legislativas de 2019.

Tras varias penas menores por delitos de racismo y una prohibición de las autoridades electorales danesas por manipular declaraciones de votantes, Paludan probó suerte en Suecia, donde ha protagonizado actos similares, que originaron disturbios durante la última Semana Santa.

El acto de Paludan coincidió con otro de una organización proturca, mientras medio centenar de personas, convocadas por grupos kurdos, se manifestaron en Estocolmo contra el ingreso a la OTAN de Suecia.

Hubo protestas directas contra el mandatario turco, con gente ejecutando simbólicamente a un muñeco que representaba a Erdogan.

Turquía rec lama

El Gobierno turco condenó como un crimen de odio que demuestra el "racismo" y la "islamofobia" en Europa la quema del Corán.

"Este acto despreciable es un ejemplo más del alarmante nivel que la islamofobia y los movimientos racistas y discriminatorios han alcanzado en Europa", denunció el ministerio del Exterior de Turquía.

Aseguró que "es inaceptable permitir este acto contra el islam, que apunta contra los musulmanes e insulta nuestros valores sagrados, bajo el pretexto de la 'libertad de expresión'".

El ministerio también pide a las autoridades suecas que tomen medidas contra los autores e invita a "todos los países y a las organizaciones internacionales" a tomar medidas contra la islamofobia.

Por su parte, el ministerio del Exterior de Arabia Saudí arremetió contra las autoridades suecas, a las que acusó de "permitir" que el hombre quemara un ejemplar del Corán.

"El Ministerio de Relaciones Exteriores expresa la enérgica condena y rechazo del reino de Arabia Saudí por el hecho de que las autoridades suecas permitieran que un extremista quemara una copia del Sagrado Corán", dijo la cartera.

Suecia responde

Pese a que autorizó el acto, el Gobierno sueco expresó su condena por lo ocurrido.

"Suecia es un país donde se respeta la libertad de expresión. Pero eso no implica que el Gobierno sueco, o yo mismo, apoye las opiniones expresadas", dijo el ministro de Relaciones Exteriores Tobias Billström. "Las provocaciones islamófobas son abominables", agregó.

"Acto peligroso que puede causar ira"

El Ministerio de Relaciones Exteriores marroquí condenó "enérgicamente" la quema del ejemplar del Corán en Estocolmo y acusó a las autoridades suecas de permitir este "acto peligroso" que, afirma, puede "inflamar sentimientos de ira y odio entre religiones y pueblos". En un comunicado, Marruecos señala estar "sorprendido de que las autoridades suecas permitieran este acto inaceptable", por lo que les pide intervenir "para no permitir que se dañe el sagrado Corán y los símbolos religiosos sagrados de los musulmanes".

Lula destituye al comandante en jefe del Ejército brasileño

POLÍTICA. Estuvo menos de un mes en el cargo. Mandatario desconfía aún.
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El Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, continuó ayer una purga de militares con la destitución del comandante en jefe del Ejército, general Júlio César de Arruda, en un momento de desconfianza con algunos sectores de las Fuerzas Armadas tras la intentona golpista de seguidores radicales del ex Presidente Jair Bolsonaro del 8 de enero.

El cese llegó un día después de la reunión que mantuvo Lula con Arruda y los comandantes de la Marina y la Aeronáutica para discutir inversiones y planes para modernizar las tres fuerzas, según el ministro de Defensa, José Múcio.

El diario Folha de Sao Paulo reportó que la decisión fue comunicada ayer mismo a Arruda, que deja el cargo antes de completar un mes en el mismo.

Según el medio, Lula consideró que Arruda "no demostró disposición" en tomar medidas "inmediatas" para aplacar sus dudas sobre el actuar de algunos sectores militares en el ataque bolsonarista.

Purga de militares

En sus primeros 20 días de mandato, Lula ha removido a unos 140 militares que trabajaban en órganos vinculados con la seguridad y la administración de la Presidencia.

En la última jornada, el Gobierno de Lula despidió a otros 40 militares que trabajaban en la administración de la residencia oficial de la Presidencia.

Entre miércoles y jueves, fueron despedidos una veintena que ejercían diversos cargos en el Gabinete de Seguridad Institucional, responsable por la protección de la vida del Presidente.

Este cambio de paradigma en relación al peso de las FF.AA. en el Gobierno entra dentro de los planes de Lula para desmilitarizar la administración pública.

Según datos oficiales, el número de militares, activos o de la reserva, ocupando cargos civiles pasó de 2.765 en 2018, un año antes de que Jair Bolsonaro, exmilitar, llegara al poder, hasta 6.157 en 2020.

Lula ha sembrado dudas sobre algunos sectores de las FF.AA. frente al ataque en Brasilia y dijo que hubo "muchos militares y policías" que fueron "conniventes" con el ataque y que está "convencido" que alguien dentro del palacio presidencial "facilitó" la entrada de los radicales.

También criticó a las agencias de inteligencia por no avisarle que radicales se estaban organizando para atacar.