A no olvidar lo aprendido
Felipe Salce Díaz , M.A. in Economics, Académico del Departamento de Ingeniería Comercial, UDA
El cierre de cada año es quizás la mejor oportunidad para efectuar un análisis sobre los principales desafíos que se enfrentaron y extraer las necesarias lecciones de cara al futuro. Así como el 2020 nos mostró la fragilidad y precariedad de nuestro mercado laboral con una pandemia que destruyó más de dos millones de puestos trabajo, el 2022 nos dejó lecciones importantes y un sinnúmero de desafíos para el 2023.
A comienzos del 2022, con la invasión de Rusia a Ucrania, se nos volvió a recordar las fragilidades y vulnerabilidades que enfrentan las economías modernas. Dada la magnitud de esta crisis se ha cuestionado -y con justa razón- la capacidad de abastecimiento energético de casi toda Europa, lo que ha derivado en retrocesos en los procesos de descarbonización y una creciente preocupación sobre la excesiva dependencia que se tiene del comercio internacional.
Chile por supuesto también sufrió distintas consecuencias derivadas del conflicto. Es sabido que este fue uno de los principales causantes de la inflación del 2022, y es que una economía que importa la mayoría de los bienes consume, y casi el 50% de sus alimentos, es excesivamente sensible ante sucesos externos de toda naturaleza. Quizás, al igual que Europa, también sea el momento de replantearnos esta excesiva dependencia del comercio exterior, no solo por nuestras importaciones, sino también por el lado de nuestras exportaciones.
En el 2022 también aprendimos -de la peor manera posible- que la estabilidad económica que nos caracterizó en las últimas décadas no está en lo absoluto garantizada. Las cifras nos mostraron cómo algunas políticas implementadas en tan solo un par de años nos llevaron de ser una de las economías más estables de la región a ser una de las con mayor inflación, solo detrás de Argentina y Venezuela. Al mismo tiempo, pasamos de ser uno de los países con mayor crecimiento en el 2021, a ser uno con los de peor desempeño en 2022, y probablemente el único en tener recesión en 2023.
Es de esperar que en las próximas discusiones que tendremos como país, hayamos demostrado haber aprendido de nuestros aciertos y errores. Tal como dice el dicho, quien no conoce su historia está condenado a repetirla.