El rey va desnudo

En el cuento "El traje nuevo del emperador'', un niño grita "el rey va desnudo", reconociendo lo que todos los demás preferían ignorar, aun estando conscientes de la farsa. Por supuesto, los asesores y sectores oficialistas, con la sola y única finalidad de cuidar su riqueza, estatus y poder, tildaron de falaz tamaña afirmación, destacando la belleza y elegancia del traje que, recordemos, había sido confeccionado con "la más maravillosa tela que pueda imaginarse".

En política encontrar este tipo de situaciones es más común de lo que se piensa. De hecho, se usa para referirse a cualquier hecho o situación negado por la mayoría, a pesar de la evidencia, especialmente cuando quien lo difunde es el gobierno. Ejemplos, varios: si la delincuencia está descontrolada, el gobierno dirá que la situación está controlada. Si el crecimiento económico está estancado, el gobierno dirá que están desarrollando un espectacular plan de reactivación. Si el precio del pasaje del transporte público aumenta, el gobierno dirá que es un reajuste necesario, pero gradual, para el sistema.

La cuestión es que el gobernante siempre tendrá la razón y nunca estará equivocado. Sus cercanos, asesores y otros, difícilmente le dirán lo contrario, o le harán ver su error, en una confusión supina que antepone la condescendencia por sobre la lealtad. La cuestión es instalar y construir un relato donde, a pesar de que las evidencias lo demuestran, todo pareciera estar bien y cada día mejor.

Pero cada fábula siempre nos deja una advertencia: solo porque todo el mundo crea que algo es verdad, no significa que lo sea. Y cuando el pueblo se dé cuenta y despierte del letargo, podría ser muy tarde para el emperador.

Rodrigo Durán Guzmán

Proceso constitucional

El reciente proceso constituyente le costó al país la escandalosa cifra de $68.000 millones, pero los políticos y sus adláteres insisten en continuar con la farsa ilusión de que una nueva constitución resolverá todos nuestros problemas.

Esta obcecada y obstinada maniobra de la extrema izquierda nos tiene empantanados, limitándonos avanzar en resolver los problemas que nos tienen sofocados. ¿Y por qué este empeño? Para satisfacer el ego de los que fueron derrotados el 4 de septiembre. Eso no puede ser y una vez más le decimos a esos derrotados que Chile no aguanta más.

Desde cualquier bando, debe entenderse que la situación actual no da para más y que si no terminamos con esta parafernalia, penurias vendrán.

Renzo Follegati Ghio

Mujeres en directorios

A propósito de que recientemente el Ministerio de Economía ingresó un proyecto de ley para aumentar la participación de mujeres en los directorios, donde se propuso un sistema gradual, que fija una cuota de 40% en un umbral de seis años una vez promulgada la ley, nos parece fundamental hacer hincapié en un par de aspectos.

Las empresas en la sociedad actual no están preparadas para tomar como iniciativa propia la necesidad de aumentar la participación de mujeres en los directorios. Tan solo hace un par de meses se dio a conocer el informe de Género 2022 que elabora anualmente la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), donde precisamente se evidenció que la mediana de la participación femenina en directorios en los países OCDE alcanzó el 30%. Y en Chile, la participación de mujeres en los directorios de las empresas IPSA llega solo al 15%. Este proyecto de ley, entonces, es fundamental para lograr la igualdad de oportunidades.

Desde siempre los hombres obtienen los cargos más altos en todo ámbito y muchas veces se eligen líderes que no son competentes para el caso, porque se confunde liderazgo con carisma. Sin embargo, las mujeres presentan mayores habilidades blandas, responsabilidad afectiva, entre otros, características que permiten mejorar el ambiente de trabajo, generar nuevos puntos de vista, redundando en una mejor toma de decisiones. La diversidad y la inclusión aumentan la productividad y la satisfacción. Por tanto, como sociedad debemos apuntar con un trabajo conjunto para lograr nivelar las oportunidades para todos y todas.

Confiamos en que esta iniciativa sea el puntapié inicial para avanzar en una sociedad más igualitaria. La sociedad somos todas y todos y así debemos contar.

Josefa Poblete Consultora de Economía con estudios de género en SOAINT

Vivir en la caverna

Una de las desventajas de nacer, vivir y morir en un país subdesarrollado como el nuestro es la escasa posibilidad de acceder a información de primera mano y de buena calidad sobre el acontecer que transcurre más allá del desierto, de las montañas y del océano. Aun cuando las generaciones que nacieron desde mediados del siglo pasado en adelante, y que constituyen el 99,9% de la actual sociedad chilena, tienen posibilidad de acceso a la magia de Internet; pero la información a la que se accede sobre materias internacionales siempre es indirecta, de segunda mano y semidigerida y comentada por terceros.

Si a esta debilidad agregamos la escasa calidad y tendenciosos análisis de gran parte de los medios de comunicación de masas locales que abordan los temas internacionales y la virtual ausencia de coberturas de primera fuente en países de la región, Europa, África, Asia u Oceanía; entonces podemos intuir, sin temor a equivocarnos mucho, que la gran mayoría de la población local nace, vive y muere en la caverna de Platón, donde los débiles reflejos que observamos en sus paredes creemos que son la realidad del mundo que nos toca vivir.

Cuando se vive en el subdesarrollo las necesidades por mejorar nuestra calidad de vida son tan grandes, que resulta comprensible ver a muchas personas ocupadas permanentemente en ganarle "a la vida" para poder llegar a final del mes con la línea de flotación más o menos intacta y sobre las aguas de la zozobra económica y moral.

En el subdesarrollo neoliberal, evitar el hundimiento definitivo obliga a pararse sobre los hombros de otros, donde el individualismo patológico opera sin dobleces y donde importa poco enterarse de lo que ocurre más allá de las fronteras y cómo lo que acontece allende Los Andes repercutirá en los aleteos de sobrevivencia en un sistema económico hostil muy semejante a la selva malévola de Tarzán.

Marcelo Saavedra