El domingo, en teoría, es un día para transitar de forma tranquila por Copiapó. Sin mucha gente en las calles, está la posibilidad de disfrutar del paisaje, sin embargo, parte de ese entorno termina siendo un peligro en ciertos puntos. Esto a propósito de la caída de un árbol en avenida Henríquez que afectó a una mujer de 24 años, en lo que fue un nuevo incidente con una especie en esta vía de la capital regional. El año pasado un aromo cortó los cables eléctricos y se desplomó en plena avenida y veredas, incluso golpeando locales comerciales, producto de los vientos.
Hay un descuido enorme con las especies, especialmente tras los aluviones que han incidido en el deterioro de los árboles a nivel local. Tras el incidente del año pasado, el municipio, a través del Departamento de Jardines y Poda de la Dirección de Operaciones, informó que estaba en proceso de realizar una evaluación de 50 especies con un resistógrafo de árboles en sectores críticos, sin embargo en el Concejo Municipal no se ha abordado el tema.
¿Qué se espera para brindar soluciones definitivas? ¿acaso que un árbol cause lesiones graves a una persona o incluso una persona muera producto de las heridas?
Se está jugando una especie de "ruleta rusa" con esta falta de acción y no pareciera tener urgencia, pese a posibles consecuencias.
Lo ocurrido este fin de semana, además, muestra que en la capital regional cada vez es más difícil caminar con tranquilidad. Si no son los árboles, son los hechos delictuales como el ocurrido en esta misma avenida, cuando un sujeto asaltó a un cliente de una sucursal bancaria y disparó en pleno recinto para amedrentar a las otras personas.
Estos hechos son lamentables por lo puntuales, pero también por dañar el concepto de contar con una "buena ciudad caminable" y se deteriora la calidad de vida dado que no están las condiciones para aumentar la movilidad.
Los países desarrollados fomentan la generación de espacios para caminar y usar la bicicleta, con la idea de dar una mejor salud de sus habitantes y para descongestionar las calles. Lo ocurrido en Copiapó atenta precisamente contra esas políticas públicas, por lo que se requiere una intervención y planes de acción que se concreten en el tiempo, o sino seguiremos estancados.