Alza en presupuesto de Transportes
Al impulso de planes de conectividad vial se debería sumar el tecnológico. Pero ¿cuál será el aporte que recibirá Atacama? ¿se darán los pasos de servicio de buses eléctricos? ¿cómo se afrontará la congestión?
El Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones y el Ministerio del Deporte fueron las carteras que tuvieron el mayor alza del presupuesto 2023, lo que de cierta forma se transformó en una sorpresa para muchos específicamente en el ámbito del Transporte. En medio de una estrechez económica pública, recibiría más de 1.5 billones de pesos, lo que representa un incremento de un 26,4%, aunque no se sabe de forma precisa cuáles serán los focos.
En el caso de Atacama, se debería conocer cuál será el aporte que se tendrá y cuál será el sello de gestión de una cartera de Gobierno muy olvidada por años. Y es que se han acrecentado problemas de congestión, hay una alarmante falta de desarrollo del transporte público, hay una constante preocupación por saber si uno de los valores de la región como es la conectividad se perderá en medio de falta de políticas públicas adecuadas, se tiene un rodoviario que sigue sin cumplir adecuadamente su función y la conectividad de Internet es mala incluso en sectores como el centro copiapino.
Son muchas las tareas, pero dentro de esto parece urgente que se vayan dando pasos en potenciar el transporte público eléctrico. Pendiente está la licitación de microbuses eléctricos, la que se anunció con grandilocuencia al término del Gobierno anterior, pero que parece estancada.
Junto a esto, parece preciso que a nivel central y local haya una definición más contundente para afrontar la congestión vial. ¿Qué proyectos aparte de la conexión de la avenida Diego de Almagro con Copayapu hay en carpeta?
En ese sentido, uno de los que parece prioridad es la conexión de avenida Henríquez con calle Andacollo, lo que parece coherente dada la falta de transporte directo desde esa avenida a sectores altos.
Sin embargo, también es posible que esto aumente la presión en Henríquez que se está transformando en un eje para quienes van del centro a El Palomar, para quienes van del centro a sectores altos e incluso como alternativa para los que van por Copayapu, en el sentido de evitar la congestión del centro.
Esto ha redundado que en peaks de congestión se producen largos tacos. Su función de doble vía no se cumple, dado los automóviles estacionados. De esta forma cabe preguntarse ¿será que se debe ampliar la calzada o sacar a los estacionados?
Esos temas tienen que estar en la mesa. La idea del Gobierno es desincentivar el uso del automóvil y promover las ciclovías, pero eso no significa que no se deba trabajar en reducir la congestión que se podría convertir en un dolor de cabeza mayor dado el aumento del parque automotriz.