Terminada la vorágine del plebiscito y aún faltando varios ajustes administrativos llegó la hora de observar otros hechos igualmente importantes y urgentes.
El portal informativo Ex-ante presentó una investigación respecto al flujo migratorio que todavía es un gran problema sobre todo el norte de nuestro país. Según los datos que tiene la Policía de Investigaciones los ingresos irregulares hasta la mitad del 2022 suman 38.410.
Es decir, las fronteras de nuestro país han sido vulneradas a los menos 38.410 veces por ciudadanos extranjeros. Estos registros indican los extranjeros que cumplen con el acto burocrático de la autodenuncia de ingreso irregular, quedando en el limbo los cientos que ingresan al país y de los cuales no existe registro alguno.
Este año por vía judicial se han expulsado a 473 personas y por la vía administrativa (ejecutadas por gobierno) tan solo 9 registros entre las administraciones de Piñera y Boric.
¿Dónde y que están haciendo esas 38.000 personas? Los datos indican que la mayoría que ingresa por la frontera norte pasa a engrosar los cientos de campamentos como la pampa y la mula en Alto Hospicio mientras esperan que nuestro ágil sistema público entregue una resolución al autodenunciado si puede permanecer o debe irse del país. ¿Alguien puede pensar que el Estado chileno expulsará a más de 30.000 personas? Obviamente no. Mejor sería que desde ya el mismo Estado se prepare en serio para asumir esta cantidad de personas en los diferentes sistemas sociales y trate en lo posible de mantener un registro de los "admitidos". Seamos claros, la crisis migratoria se está administrando, pero está lejos de ser solucionada.
Queda confiar en los anuncios del gobierno en torno a este tema, sobre todo en el anuncio del gobierno de inyectar 2.300 millones de pesos en el aparataje público para mejorar estos evidentes errores de planificación y que se arrastran por años.
Durante la semana hemos sido testigos de la fragilidad de nuestras instituciones. La filtración de información del Estado Mayor Conjunto del Ejército es una señal clara de lo lento y anticuado de nuestro sistema público. Para nadie es un misterio la importancia de la ciberseguridad en los tiempos actuales, sin embargo, parece que la administración estatal continúa anquilosada en las viejas formas y basta que un grupo informático con bastante tiempo desnuden todas nuestras falencias.
Otro flaco favor para nuestra imagen país justo en medio de la asamblea desarrollada en New York. Es tragicómico que mientras el Presidente Gabriel Boric y el ministro Mario Marcel intenten dar certezas de gobernabilidad y estabilidad al mundo nos pillen como escolares en materias tan delicadas. Así se ve muy difícil que lleguen capitales nuevos y no se trata de hackers mal intencionados se trata de lo desenfocadas que están las instituciones en los asuntos realmente importantes.
Así termina una semana mala para todos y en la que todos los sectores tienen responsabilidad. Hoy como nunca se trata de temas estatales y no de lo que los gobiernos, en sus cortos cuatro años pretendan para el país.
Osvaldo Villalobos Corante
Analista político