Correo
Golpe blando
Señor director:
De acuerdo con lo establecido en la Carta Fundamental, con el plebiscito de salida se daba término al proceso constituyente. En este referéndum el pueblo, con una contundente mayoría, se pronunció a favor de la opción "Rechazo"; es decir, por mantener vigente la Constitución actual, la que puede ser reformada sin grandes restricciones.
Al respecto es importante tener presente que en el plebiscito de entrada votaron 5,8 millones de ciudadanos a favor del "Apruebo" y que en el plebiscito de salida 7,8 millones lo hicieron por el "Rechazo"; una cantidad significativamente superior.
Sin embargo, da la impresión que la opción ganadora fue el "Apruebo" pues, desoyendo la voz del pueblo y quebrantando el Estado de Derecho, los sectores de extrema izquierda -con la confabulación de sectores políticos de centroderecha- están promoviendo la realización de un nuevo proceso constituyente, mediante una operación política que tiene el aroma de un "golpe de Estado blando".
Adolfo Paúl Latorre, abogado y magister en ciencia política
Felices Fiestas Patrias
Estimado drector:
Todos Aprobamos, que los chilenos pasemos unas muy Felices Fiestas Patrias, en familia con un espíritu de chilenidad...
Todos Rechazamos absolutamente a los que manejan ebrios, porque no es verdad, lo que dicen siempre, que con unos traguitos de más, manejan mejor, porque nadie sobra...
Felices Fiestas Patrias para todos
Luis Enrique Soler Milla
El rol de las marcas después del Rechazo
Señor director:
Con el resultado del plebiscito surge una sensación de calma frente a la incertidumbre que se vivió desde el 18-O. El país quiere cambios, pero ante todo, necesita que se le garantice la estabilidad, el progreso económico y la seguridad para poder seguir con sus vidas de manera cotidiana.
Deberíamos aprovechar este impulso porque el futuro podría volver a ser incierto. Las fuerzas políticas de prácticamente todos los sectores están discutiendo un acuerdo para impulsar un nuevo proceso constituyente, esto podría volver a elevar los niveles de incertidumbre en el país.
En este contexto, las marcas deben tomar con responsabilidad las demandas ciudadanas, calmar la ansiedad de las personas, demostrar con principios, valores y la ética que corresponde, su preocupación por el consumidor. Esto que se puede tomar como una oportunidad, desde el Conar lo consideramos una responsabilidad.
Ignacio del Solar, presidente Consejo de Autorregulación y Ética Publicitaria (Conar)
Yo creo en el voto voluntario
Sin calculadora en mano, la preferencia por el voto obligatorio o voluntario debe responder más a razones de principios que a una pura conveniencia electoral momentánea. Yo, personalmente, creo en la democracia y en el voto voluntario principalmente por dos razones.
Primeramente, porque las sanciones y penas deben ser excepcionales y sólo pueden justificarse en casos de cierta gravedad y el no votar (por desincentivo, aburrimiento o convicción) no debe, en una democracia ideal, traducirse en una sanción. Lo contrario sería entender que el autoritarismo sancionatorio es compatible con el ideal democrático, cuestión con la que no estoy de acuerdo. Además, como enseña la experiencia, las sanciones, y especialmente las multas, dañan mucho más a quienes menos tienen.
Por otra parte, la justa crisis institucional que vivimos y la pésima evaluación de muchas instituciones hacen más lícito que nunca abrazar idearios anarquistas o de apatía apolítica, y una justa voluntad de no querer otorgar legitimidad a un sistema que más que representar a las personas busca ser funcional a grupos económicos poderosos y a la mantención del status quo.
Lo que está detrás de esta discusión es la pregunta de si el estado tiene la facultad, poder o autoridad moral para obligar a ciudadanas y ciudadanos a realizar esta carga, que puede ir contra su propia voluntad. Normalmente la defensa del voto obligatorio se sustenta en justificaciones utilitarias muy discutibles. Por otro lado, no participar en una elección también es una manifestación de preferencia, una muestra de desinterés y de castigo que igualmente es absolutamente lícito.
Estudios realizados en el King's College of London han concluido que el voto obligatorio no mejora el conocimiento de los votantes ni genera un aumento de interés político. Es decir, la obligatoriedad del sufragio y la multa para quien no vote no supone per se una decisión más informada.
Lo que se requiere es crear espacios informativos, mejorar en la difusión de conocimientos y fomentar la educación cívica. Además, la creación de mecanismos de democracia deliberativa, el incentivo para que la gente pueda unirse, promover ideas y discutir sobre ellas son cosas que pueden mejorar la participación sin la amenaza punitiva del estado.
Una reciente indagación realizada por Ciperchile evidencia que residentes de comunas populares votaron, en el pasado plebiscito, en gran medida basados en fake news sin entender el real significado de su voto. Si bien no se trata de una medición estadística, los testimonios del estudio citado dan cuenta de un problema grave que dice relación con la ignorancia y los efectos de las fake news. Por lo mismo, si queremos votantes informados, la tarea debe ser la de educar e informar y no la de sancionar a quien no vota.
El voto obligatorio, cuál derecho-deber, facilita la tarea de candidatos y partidos políticos que no tendrán que convencer a un elevado número de votantes para ver legitimadas sus propuestas y programas. Asimismo, grandes números de participación pueden otorgar una falsa imagen de credibilidad a un sistema político en evidente crisis y a políticos de ética cuestionable.
En conclusión, es fundamental una mayor labor informativa, tendiente tanto a explicar el efecto del voto como a desmentir falsas noticias y no a la amenaza sancionatoria para quien decida no votar, porque poco mejoramos con muchos votos si mantenemos a las y los votantes interesadamente desinformados, en especial en momentos en los cuales Chile transita por un proceso constituyente.
Silvio Cuneo, abogado y académico UCEN