Secciones

  • Portada
  • Actualidad general
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Espectáculos

Fundación Fútbol Más: 15 años transformando la realidad

Raúl Palma Olivares , Defensor regional de Atacama, Equipo de la Fundación Fútbol Más
E-mail Compartir

Septiembre es un mes importante para Fundación Fútbol Más. Bajo el lema "El fútbol puede transformar la realidad" se cumplen 15 años desde que la promoción del bienestar en la infancia y la cohesión comunitaria se volvieron protagonistas de este camino.

Actualmente tenemos presencia en siete países de Latinoamérica, África y Europa. Durante estos años de trayectoria hemos impactado a más de 110 mil niñas y niños en el mundo y cerca de 40 mil solo en Chile. Los programas que se desarrollan en barrios, escuelas, centros de refugiados y contextos de emergencia, han aportado al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

No obstante, la historia en la Región de Atacama se empezó a escribir hace 10 años, donde uno de los barrios más antiguos y que sigue activo hasta la fecha es el mítico Luis Uribe, ubicado en Tierra Amarilla. Luego vino el aluvión, año 2015, hecho que permitió alcanzar el peak de 500 niñas y niños inscritos en el programa sociodeportivo posibilitando estar presentes en 11 barrios de cuatro comunas: Caldera, Chañaral, Copiapó y Tierra Amarilla.

Actualmente, son cuatro los barrios que siguen activos dentro del programa: Algarrobo, Nantoco, Luis Uribe y Villa Los Ojancos. Cada una de estas comunidades sigue con la convicción de que el fútbol puede transformar sus realidades, de que la permanente práctica de actividad física facilita la recuperación de espacios públicos y que estos pueden ser la protección base de niños, niñas y jóvenes.

Desde el equipo de Fundación Fútbol Más queremos agradecer a cada una de las familias que han sido parte de nuestra organización, quienes lo dejaron todo en la cancha para acompañar a los niños y niñas. A las alianzas comerciales, que sin su constante colaboración hubiese sido imposible desarrollar habilidades para la vida en la infancia. Finalmente, agradecemos el compromiso de las municipalidades y Juntas de Vecinos, quienes nos permitieron desarrollar este sueño en el corazón de los barrios, nuestro contexto natural y donde esperamos seguir levantando miles de Tarjetas Verdes: las queridas multicanchas.


Crimigración

Crimigración es un acrónimo acuñado por la jurista norteamericana Juliet Stumpf, en que confluyen dos conceptos: criminalización e inmigración. Se refiere a la fusión del derecho penal con el migratorio aplicando normas jurídicas que apuntan a la expulsión, reforzamiento de fronteras y control punitivo de las personas en situación de movilidad y esto se ha ido extendiendo también a Chile.

En 2020, la población extranjera se calculaba casi en un millón y medio de personas[ (INE, 2020], producto de los ingentes flujos migratorios hacia Chile en la última década, corolario de varios factores entre los que se encuentra el incremento del PIB del país, así como las crisis políticas latinoamericanas.

Se trata de oleadas migratorias Sur-Sur, es decir de países del propio subcontinente y donde Chile concentra el mayor flujo migratorio regional, impactando en una serie de subjetividades y realidades internas en el contexto de una economía y cultura neoliberal, entre ellos la seguridad y el control del territorio, también los dispositivos de gestión de entrada, permanencia y expulsión de personas en situación de movilidad.

El sistema normativo migratorio chileno en el presente siglo se caracterizó por una reglamentación precaria originada en Dictadura y que rigió hasta el presente año con la vigencia plena de la Ley 21.325. Se trató en su núcleo, del Decreto Ley 1.094, de 1975, estructurado sobre la lógica del enemigo interno.

Qué duda cabe que migrar es un derecho de las personas y que debe ser regulado. Un fenómeno además vinculado con los flujos de capitales y condiciones laborales fluctuantes de los países, pero que a la luz del número creciente de expulsiones en nuestro país, mayormente judiciales que administrativas, las tasas de encarcelamiento en la zona norte, además de una narrativa que asocia al extranjero con formas violentas de criminalidad, nos acercamos a esta peligrosa bifurcación de lo punitivo con lo migratorio que define la relación con ciertos migrantes desde el control de la alteridad, tornando la sociedad más excluyente.

Resulta urgente transitar del arcaico enfoque soberano peligrosista de los últimos años, al enfoque de derechos, al debido proceso y la no discriminación, con especial atención al estatus de refugiado, desdeñando el uso masivo de los dispositivos de control penal.