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Lo mejor para Atacama y para Chile

El Plebiscito de hoy no es un punto final, sino que parte de un camino que puede ser muy largo, dependiendo de cómo se logren acuerdos. El interés regional y nacional debe estar por sobre las ideologías. Que sea el inicio para tener un Estado moderno y con un país con mirada a futuro, siempre cuidando aspectos claves como la educación, la salud y la economía, medioambiente, entre otros.
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El "Día D" y el "4/S" son algunos de los conceptos que han surgido para identifica el Plebiscito de Salida que se votará hoy de la propuesta constitucional que no ha estado exenta de polémicas, virtudes y defectos.

Será el momento en que atacameños y chilenos decidan el camino a trazar ya sea aprobando el texto o rechazando, para luego "pasarle la pelota" a los actores políticos que deberán dar una guía a los futuros pasos.

En el caso del Apruebo se requieren ajustes. Parte del oficialismo firmó un acuerdo para aclarar o reformar cuatro puntos, a los que se podrían sumar otros. Y no estamos hablando exclusivamente para bajar la incertidumbre para la inversión, sino que para dar señales a parte de la ciudadanía que mira con recelo ciertos artículos.

La propia exPresidenta Michelle Bachelet, que ha mostrado su apoyo a esta opción incluso saliendo en la franja, mencionó que "no es perfecta, mas se acerca a lo que yo simplemente soñé", emulando la canción de Pablo Milanés.

En el caso del Rechazo, se ha planteado comenzar con un nuevo proceso constituyente, aunque no hay claridad en la forma y qué alcances podría tener. ¿Se partirá de la base de la nueva propuesta? ¿comenzará de fojas cero?

En ambos casos, han surgido voces que no pueden asegurar que haya cambios del texto en caso del Apruebo o que se haga un nuevo proceso en el caso del Rechazo, lo que debe ser seguido atentamente, aunque en primera instancia el consenso mayoritario es que no se puede seguir tal cual.

Sí es preocupante la serie de "fake news" que surgieron en el marco de las campañas como el falso hecho de que se quitarán las viviendas difundidas por sectores del Rechazo, como también es preocupante la falta de fuerza en la defensa de ciertos artículos por parte de los defensores del Apruebo en debates.

Como sea, se debe buscar lo mejor para Atacama y Chile. Que sea el inicio para tener un Estado moderno y con un país que tenga mirada a futuro, siempre cuidando aspectos claves como la educación, la salud, medioambiente y la economía, entre otros.

Ciudadanía y libertad

Cuando desde los griegos se habla de ciudadanos para diferenciarse de las mayorías pobres y esclavos que ningún derecho tenían y si muchas obligaciones, vemos en la categoría ciudadano el ideal representativo de una élite. Pedro Rodríguez Rojas, Sociólogo, académico Universidad Central Región Coquimbo
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El término ciudadano es, quizás, uno de los más utilizados en el mundo y fundamentalmente se define en su esencia político-jurídica, en el reconocimiento de los deberes y derechos individuales de los seres humanos. Desde la ciudadanía griega, pasando por la ciudadanía de la Ilustración, de la Revolución Francesa, la de los Derechos Humanos a mediados del siglo XX, hasta llegar a las modernas sociedades civiles de carácter nacional e internacionales, conlleva a una concepción de carácter ético sobre lo que en principio es difícil tener desacuerdos.

Sin embargo; cuando este mismo proceso histórico de conformación de la ciudadanía es revisado desde el punto de vista socio político, en relación a las estructuras del Poder, se abren espacios para las incertidumbres o las contradicciones.

Cuando desde los griegos se habla de ciudadanos para diferenciarse de las mayorías pobres y esclavos que ningún derecho tenían y sí muchas obligaciones, vemos en la categoría ciudadano el ideal representativo de una élite. El ciudadano ha sido un concepto utilizado para contraponerse al de pueblo.

Tomamos distancia de una concepción de lo ciudadano donde prima el aspecto individual, vinculada al liberalismo político y económico, desarrollado a partir del siglo XVIII y que contribuye al modo de ser: egoísta, competitivo, indiferente, en fin, inhumano. Donde el ciudadano se confunde con quien tiene derecho al voto, al que tiene capacidad de consumir económicamente, al que paga impuesto, de los que son gobernados.

Una ciudadanía apática, excluyente, ególatra. Una ciudadanía que por tener medios económicos ha podido acceder a las instituciones educativas y culturales y se cree poseedora de la verdad. Una ciudadanía, que al igual que la antigua Grecia, pretende marginar y/o ser superior a los otros, las inmensas mayorías. Por esta razón partimos de la idea de que ciudadanos y estos organizados en sociedad civil debe ser todos, sin exclusión. Defender las libertades individuales, pero también las sociales. Que las libertades individuales no sean a costa de los otros.

Hoy (y mañana) puede ser un gran día

Rodrigo Rojas Veas , Rector Santo Tomás Copiapó
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Y llegó la fecha tan esperada. Hoy domingo 4 de septiembre se realiza el plebiscito de salida para votar si se aprueba o rechaza la propuesta del texto constitucional elaborado por la convención constituyente.

La decisión mas trascendente que las y los ciudadanos hemos debido tomar en más de 30 años.

Imposible sustraerse del acontecimiento sociopolítico mas importante de las últimas décadas, el que ha concitado la atención del país en los más de dos años que han transcurrido desde el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, que abrió paso al proceso de construcción de una nueva constitución para Chile.

Un tiempo que ha transcurrido en medio de hechos de alto impacto que han remecido los cimientos institucionales del país. Primero, el denominado "estallido social" que dio origen al proceso de revisión y discusión respecto del arreglo o pacto social que nos regía, y que obligó al acuerdo transversal que desembocó en un plebiscito de entrada y posteriormente en la elección de la convención constituyente, cuerpo colegiado que elaboró la propuesta que hoy será sometida al escrutinio popular.

La elaboración del texto que la ciudadanía vota hoy fue un proceso de más de un año, producto del anhelo mayoritario de cerca de un 80% de quienes concurrieron a votar al plebiscito de entrada. El texto fue objeto de un debate necesario, pero a ratos complejo e incluso muchas veces tortuoso. Desde su inicio el ánimo imperante de algunos grupos no fue el de la búsqueda de acuerdos que convocaran las mas amplias mayorías posibles sino, la imposición de posiciones maximalistas vinculadas a reivindicaciones identitarias legítimas, pero al mismo tiempo muy específicas.

Esto pudo ser producto de la arraigada desconfianza que existe del comportamiento de los agentes institucionales y de la postergación que sienten diversos colectivos de la inclusión de sus demandas.

Se debió morigerar un texto que contiene una gran cantidad de artículos que, en opinión de expertos y en la revisión comparada, llevan a percibirlo como una suerte de "programa" que excede lo que las constituciones de países desarrollados habitualmente contienen, las que se caracterizan por ser breves y con una preeminencia de normas que regulan el sistema político y que dejan a la política publica las definiciones en distintos ámbitos como la economía, la cultura y otras.

Mas allá de cualquier consideración, el resultado que emane de las urnas hoy debe ser respetado sin ambages. En cualquier escenario, el país, y sus actores políticos y sociales, deberán seguir buscando acuerdos ya sea para establecer los métodos para continuar el proceso de construcción de una nueva constitución, si gana el rechazo, o bien para la implementación del texto propuesto en caso de ser aprobado. El ánimo debe ser de dialogo sin condiciones ni restricciones. Es lo que Chile demanda.

Parafraseando a Serrat… "hoy puede ser un gran día", pero también lo debe ser mañana.