Ya han pasado dos años y cinco meses desde el inicio de la pandemia en el país y pareciera que el relajo se ha hecho costumbre y que la crisis sanitaria es parte de un presente que se mira de reojo, sin la atención de antes cuando recién comenzaba o cuando habían días críticos de ocupación UCI y decesos. Desde la llegada de omicrón el sentir fue de descanso a nivel transversal. Se hablaba de una variante menos dañina a propósito del espejo que daba Europa, donde comenzaron a eliminar restricciones sanitarias a partir de casos menos graves, lo que terminó ocurriendo en Chile.

Y ciertamente que ha sido una etapa menos dura, dado que la hospitalización diaria en las UCI se ha mantenido estable y solo ayer se registró una de las cifras más baja con 152, pero lo cierto es que cuando hablamos de una pandemia los efectos pueden ser más amplios y no hay un estudio que los pueda medir totalmente.

Es acá donde surge la pregunta ¿estamos en una mejor situación que antes, como para bajar tanto la guardia?

No se trata de aumentar las restricciones y que vuelvan a las cuarentenas, pero sí reforzar el llamado a vacunarse y dar a conocer que no hay datos claros de los efectos las personas que sufren con el llamado "long covid", específicamente en cuanto ómicron y las otras subvariantes. En la actualidad no sabemos si, luego de meses de contagios, están provocando problemas de salud tan graves que incluso pueden ser mortales. Incluso si estos efectos no fueran tan graves ¿se tiene alguna noción de que a futuro (años o décadas) incidan en empeorar cuadros de enfermedades respiratorias o circulatorias?

La comunicación de riesgo parece perdida y es deber de las autoridades potenciarla. La ministra de Salud María Begoña Yarza no es una figura tan visible como se espera , algo que quizás sea el reflejo del relajo que en general hay en torno a la pandemia.

Junto a esto se extraña más movimiento de entidades como el Colegio Médico (Colmed) que fueron, para bien, muy críticos del actuar del Ministerio de Salud.

La tarea, por ende, es el autocuidado especialmente que se acercan las Fiestas Patrias que seguramente contará con una alta afluencia de público en actividades como fondas y encuentros familiares. Si se piensa que la pandemia ya no es tema, se está en un error grave dada la falta de claridad respecto a los efectos que puede haber a mediano y largo plazo.

Ya es la tercera vez que visito el Museo Regional de Atacama, y no puedo evitar emocionarme cada vez que veo las imágenes y contenidos de uno de los eventos más angustiantes vividos en este país en materia de sobrevida y el duro aprendizaje que esto deja en herencia. Me refiero al rescate de los 33 mineros atrapados por meses bajo más de 700 metros de profundidad en Mina San José.

Fue una hazaña y al mismo tiempo, la mayor prueba de resistencia que en este rubro se pueda experimentar. No pasó mucho tiempo de ocurrido esa enorme encrucijada, cuando ya todo el mundo, literalmente, puso la mirada en esta enigmática fórmula de sentido común y en la que, incluso, la política como el Estado en conjunto, se vieron en la obligación no solo de reconocer una seguidilla de eventos previos, sino para llegar a esta crucial pregunta ¿Qué fue lo que realmente pasó?

Hoy, nos encontramos en otra realidad, con muchas más observaciones desde ese inolvidable evento. La Minería tiene nuevos desafíos, de un crecimiento prometedor, en la región y para el país. Entonces, viene otra pregunta ¿Estamos preparados para estos nuevos desafíos? Siempre tendremos que cuestionar cuantas veces sea necesario, nuestra función como pueblo y organización. La tarea nos obliga a ser más firmes y minuciosos con lo que llamamos, la productividad y el desarrollo.

Pero no todo se trata de generar riqueza económica, también debemos asumir el rol que todo aquello juega en materia humana e interacción con nuestro entorno. Más vale asumir esas responsabilidades o de los contrario, tendremos que volver a ausentarnos en las listas con mayor promesa para el futuro de nuestras regiones. Convencidos o no, es una tarea que debemos desarrollar en conjunto.

Es cierto que la riqueza natural en la que habitan los pueblos, deben ser bien administrados, también asistidos. Las prioridades, junto a otras observaciones más políticas, están ya en la mesa. Lo concreto, es que nos invita a ser más y mejores con todo el potencial que nos acompaña. A veces, se ve difícil el camino, pero estamos en una pista llamada vanguardia tecnológica donde el buen desempeño ya no tiene límites.

Mauricio Gallardo

mgcconsultingcl.org

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