Correo
Cuotear mujeres en posiciones de liderazgo no basta
"Women at Work 2022", encuesta realizada a cinco mil mujeres en 10 países, dio a conocer que un 45% de la salud mental femenina es mala o muy mala y un 14% se siente excluida en las reuniones con líderes. Al conocer estos datos, recordé cuando hace una década, dirigía un equipo de marketing de Google en EEUU y la compañía realizó un estudio llamado "Proyecto Aristóteles", el cual reveló que la mayor diferencia entre los equipos buenos y los sobresalientes radica sobre todo en Seguridad Psicológica. ¿Y qué es esto?, es la creencia de que no serás castigado o humillado por levantar ideas, preguntas, preocupaciones o errores. Y lo más importante, es que todos se puedan sentir igualdad de trato, oportunidades, desarrollo laboral y económico, independiente de sus diferencias, incluso de género y es en este punto donde hago una profunda reflexión.
He visto en el último tiempo muchos nombramientos rimbombantes por la incorporación de mujeres a la academia y directorios, pero la paridad no se arregla solo con mujeres en cargos de poder o el cuoteo forzado para la igualdad, porque estos entornos son liderados por hombres y sumado a que no se garantiza que ellas se sientan seguras y empoderadas cuando quieran alzar su voz sobre un tema determinado.
Desde mi experiencia, la falla de estas medidas es que las organizaciones desde su origen no cuentan con seguridad psicológica para lograr el cambio o la sinergia entre hombres y mujeres, que son el corazón de una compañía. Sólo cuando logremos esto podremos conversar sobre la paridad, porque una voz sin miedo y confiada es lo que buscamos para los cambios reales, de lo contrario solo veremos una triste rotación y pérdida de líderes femeninas.
Patrick Mork, co founder de LEAP
¿Salud en la UCI?
Señor director:
A solo semanas del plebiscito de salida del proyecto de nueva constitución, existe inquietud en el sector salud, especialmente entre los actores privados que han sido parte en la construcción del actual sistema.
En estos días hemos visto a los pagadores privados, Isapres, dando una voz de alerta sobre un eventual desmonoramiento del sistema debido a dificultades financieras de larga data, pero que se acentuaron con la pandemia, como la judicialización del alza de planes de salud y el aumento de licencias médicas. Por su parte, las clínicas, en su rol de prestadores, han visibilizado este problema cortando convenios con algunas Isapres y señalando el impacto que tendría la caída de las aseguradoras en las prestaciones que actualmente están recibiendo los pacientes.
Dicha situación, además, convive con el inminente resultado del plebiscito de la nueva constitución, que estipula la creación de un Sistema Nacional de Salud de carácter universal, público e integrado, del que podrán formar parte prestadores públicos y privados, y que significa la desaparición de las Isapres tal cual como las conocemos hoy en día, las que podrían pasar a cumplir el rol de seguros complementarios.
Se trata, como se observa, de un cambio sustancial al modelo que actualmente rige en el país, que requiere del tiempo necesario y los procedimientos adecuados para que su implementación redunde verdaderamente en un mejoramiento de las condiciones de salud de la población. En este tránsito es necesario generar las condiciones para una efectiva integración de todos los actores que opera en el sistema, tanto públicos y privados.
Nos parece imprescindible no olvidar un aspecto crucial: se deben generar las condiciones temporales y procedimentales que permitan desarrollar una plena y efectiva cooperación público-privada en el campo sanitario, diseñando un proceso de transición gradual y progresivo, donde predomine el diálogo entre todos los actores. Sólo así se podrá hacer realidad el derecho a la salud y bienestar integral para todas y todos los habitantes de nuestra patria. Y evitar que la salud en Chile no pase a una sala UCI.
Yerika Mendoza, presidenta de la Asociación de Dispositivos Médicos de Chile (ADIMECH)
La Cocina
En la firma del acuerdo por la paz, del año 2020, que dio inicio al proceso constituyente, muchos de los actuales aliados del Presidente Boric señalaban que "no se prestaban para este tipo de acuerdos" y que esto solo era la "demostración de la política de la cocina", que señalaban como un actuar que va en contra de los intereses "del pueblo".
Meses después, muchos de ellos se juntan, para arreglar un texto que iba camino a la derrota electoral. Aún no sabemos qué va a pasar, pero lo cierto es que nadie arregla algo que siente es triunfador, que tiene alta valoración o que, por lo menos, tiene potencial. La cocina nunca estuvo muerta y si la necesito, es buena.
La pregunta del ciudadano de a pie, usualmente el elector, debe ser porque este gobierno y sus aliados, pretende solucionar un problema a 24 días del plebiscito, siendo que tuvieron varios meses para ponerse de acuerdo.
Más allá de la profundidad o no de los cambios acordados por el ejecutivo y su conglomerado, resulta llamativo otro factor: comprometerse a cambios sin tener los votos y el respaldo político asegurados. Es arriesgado, por lo menos. Huele a desesperación. Antes del plebiscito, el rechazo tuvo su primer triunfo. Que la elección se juegue en su cancha, la de las reformas. Ese será el eje de los próximos días. Charles De Gaulle decía que "la política es algo demasiado serio como para confiárselo a los políticos".
Javier Pérez Barrientos, Máster En Comunicación Política
PDT de Invierno
Uno de los puntos que resaltan tras los resultados de la primera prueba de ingreso universitario invernal, es que el 88% de quienes rindieron el examen por segunda vez, lograron superar sus calificaciones previas. Esta mejora se dio principalmente en Historia y Ciencias Sociales, con un 74%, seguidas de Comprensión Lectora, con un 68%. Más atrás quedaron Ciencias con un 57% y Matemáticas con un 49%.
Más allá del aumento de puntaje en Comprensión Lectora e independiente de sus razones, ese atributo se puede fortalecer todavía más con el dominio de un segundo idioma, por ejemplo, el inglés. Poseer esta habilidad incide de manera positiva en nuestra capacidad de entender y aprender, sobre todo en los más jóvenes, fomentando su pensamiento abstracto y permitiendo comprender conceptos de manera distinta a la que se logra en nuestra lengua materna. Hace años, saber inglés era una ventaja y un beneficio. Un "plus". Hoy en día, si queremos destacar sobre nuestros pares, es una verdadera necesidad. Además, permite a los jóvenes optar a oportunidades de trabajo mucho más amplias.
Pablo Parera, gerente general de EF Education First Chile