Correo
Desprotección
Las ciudades con gobiernos locales efectivos, previenen los sucesos de la naturaleza como son las lluvias que ante la imprevisión provocan desastres que aumentan la pobreza de los ciudadanos.
Las lluvias afectan a quienes viven rudimentariamente, para quienes ese fenómeno no tiene romanticismo alguno, como lo visualizan aquellos que poseen buenos techos para observar desde sus ventanas los arcoíris y cómo las gotas de la lluvia se deslizan sobre la superficie de las hojas de los árboles.
Debemos indicar que desde el aluvión del 2015 no se han previsto defensas efectivas y reales para enfrentar la fuerza desatada de la naturaleza.
Ante las últimas lluvias en Copiapó se pudo constatar que las contenciones de aguas en los cerros no estaban en buenas condiciones al convertirse esas piscinas en receptáculos de basuras que los pobladores arrojan a ellas.
Las denominadas piscinas decantadoras de aguas de lluvias deben ser fiscalizadas por los organismos correspondientes de los gobiernos locales para que estén habilitadas cuando la naturaleza precipita.
Los gobiernos locales están para prevenir, que es mejor que estar actuando cuando las dificultades están avasallando a los seres humanos que viven en malas condiciones. Antes que implementar albergues en plena lluvia, es mejor evitar que los ciudadanos los empleen porque ya se ha previsto lo colectivo y lo particular.
Las familias tienen también la responsabilidad, de acuerdo a sus posibilidades, de pensar en situaciones de emergencias con el propósito de ir resolviendo dificultades previsibles.
Lo positivo de las lluvias y las nieves que cubren las montañas se enturbia cuando más que demasiadas personas se angustian cuando esas aguas ingresan donde no deben.
Las calles de Copiapó se inundan con aguas que no escurren porque la mala planificación de las arterias por parte de los organismos encargados no permiten que el elemento fluya por salidas de aguas ya preparadas, y si existen, que estén en buenas condiciones. Eso se denomina en todas las sociedades civilizadas, prevención.
Con la prevención en lugares públicos y la disposición de los hogares de pensar en los tiempos de lluvias anunciadas, será posible que observemos lo positivo de las precipitaciones en zonas de casi sequía como la nuestra.
La compleja disposición de los gobiernos locales y la pobreza de muchas familias de Atacama, no permiten ver lo alentador de la lluvia que cae mientras las aguas sortean el arcoíris para deslizarse sobre esas hojas verdes de los árboles de la esperanza.
Osman Cortés Argandoña
Incertidumbre
Como la Constitución de las incertezas o intenciones no claras podríamos nominar al actual texto propuesto por la Convención que como ciudadanos nos convocamos a discutir durante estos meses. A medida que avanzamos en sus páginas nos encontramos con grandilocuentes principios que abarcan mucho y dicen nada, un catálogo amplio de derechos sociales que parecen bajar del cielo a solucionar la calidad de nuestras vidas, pero de la forma sabemos poco o nada, solo que tendremos al Estado y a sus burócratas más presentes.
Podrían desaparecer las AFP, porque un principio como la solidaridad de las pensiones en el texto las haría inconstitucionales. En consecuencia, ¿qué es lo que pasaría con nuestros ahorros? No hay manera de saberlo. Un Congreso con facultades desbordantes frente a los demás órganos del Estado, sin frenos ni contrapesos. ¿Qué democracia es la que vendrá a parar? Una justicia escalofriante que divide y pone a unos sobre otros. ¿Qué horrores resultarán de una justicia politizada e indigenista?
Las incertidumbres siguen a lo largo del texto, que se asemeja más a una mala ley que a una Constitución de un país que aspira al desarrollo. Empero, el problema es de nosotros, los ciudadanos de a pie, quienes debemos vivir con la incerteza de que las futuras leyes enmienden en algún sentido este experimento constitucional en caso de aprobarse; porque ellos, los del poder, tienen la certidumbre de que el borrador les favorece y acomoda porque les representa mayor potestad para ellos y sus colegas.
Matías Padilla Fundación para el Progreso
Derecho a la huelga
Según lo establecido en el artículo 47 de la propuesta de nueva Constitución Política, los trabajadores -y "las trabajadoras"; utilizando el mismo grotesco y redundante lenguaje inclusivo usado en las constituciones de Bolivia y de Venezuela- del sector público tienen derecho a la huelga.
Si con la Constitución vigente que establece que "no podrán declararse en huelga los funcionarios del Estado ni de las municipalidades" servicios esenciales y monopólicos proporcionados por el Estado han paralizado ilegalmente sus actividades por varias semanas, como el Registro Civil e Identificación, causando inconvenientes, graves perjuicios e incluso daños irreparables a miles de ciudadanos que no pudieron viajar, emplearse o realizar actividades económicas: ¿cómo sería si los funcionarios públicos -que gozan de inamovilidad, remuneraciones y beneficios superiores a los que, por lo general, gozan los trabajadores del sector privado- tuviesen derecho a huelga?
Adolfo Paúl Latorre
Líderes reales
Atrás quedaron los años en que la alta administración estaba en una suerte de torre de control, inalcanzable, monitoreando el vuelo de sus empleados para vigilar de cerca su productividad. El modelo de líder infalible, impenetrable, imperturbable e inalcanzable ha ido cediendo paso a uno más cercano, empático, llano; en definitiva, más humano.
El escenario de este cambio, no es otro que la dinamización y complejidad del mercado, donde se hace necesario adaptarse al entorno, enfrentar nuevos desafíos y ser capaces de entender que hoy, ante un mismo problema, ya no hay una solución única.
Esta tendencia ha sido impulsada por factores como la distancia de los mercados y sus características diferentes, lo que conlleva una mayor necesidad de adaptación; la incertidumbre permanente, o sea, nada asegura que la estrategia de ayer funcione mañana; y la capacidad de innovación, entendida como la voluntad de romper con la obsolescencia.
Por último, las empresas están insertas, desde luego, en un contexto social y deben encausarse en ese camino, es decir, entender que hoy la transparencia, la empatía, la veracidad y la comunicación adecuada son elementos tremendamente valorados. Los cambios en el ámbito político e institucional, sin duda son elementos más que atendibles para sobrevivir y competir en el impredecible entorno que les toca.
Catalina Maluk Abusleme Directora Escuela de Economía y Negocios UCEN