La historia tras la Fraternidad Bomberil de mujeres en Copiapó
LABOR. En la comuna, existen 70 voluntarias y ocho aspirantes a voluntariado. Actualmente, en la Primera compañía Fraternidad son 10 las mujeres que pertenecen a la compañía y hoy al conmemorarse 171 años del aniversario de Bomberos y Bomberas de Chile, sepa cómo es el mundo de algunas voluntarias que día a día al sonar la sirena exponen sus vidas.
Francisca Lam Noemi, tiene 32 años y es voluntaria en el cuerpo de bomberos de la Primera Compañía "La Fraternidad", en la comuna de Copiapó. Ingresó al cuartel hace ocho años, y luego de pasar muchas veces caminando por calle Atacama, se atrevió a consultar cuáles eran los requisitos y ponerse a disposición para colaborar como voluntaria. Pese a su rol de mamá y su profesión como Ingeniera en Prevención de Riesgo, aseguró que "no cambiaría por nada" su elección de ser voluntaria y tener la responsabilidad de conducir el carro de bomba".
"Todas las personas hacemos sacrificio, yo me siento muy feliz de ser bombera. Uno nos ve ahí combatiendo el fuego, pero detrás de cada una de nosotras existe una historia y muchas personas no tienen noción de cuantas mujeres estamos al servicio de la comunidad día a día por elección", resaltó Fran, que se animó a contar la suya.
En esta profesión donde el equipo se convierte en una segunda familia, la bombera voluntaria hizo hincapié en la frase "Si salimos seis, tenemos que volver los seis". Cuenta que "yo estudiaba en el liceo Católico y caminaba de niña por el centro y sentía mucha felicidad cuando veía a los Bomberos pasar por la calle Atacama. Al terminar mis estudios un día pasé caminando por la Primera Compañía, entré algo nerviosa porque siempre se veía como un mundo muy de hombres, pero fui bien recibida y me dijeron que debía pasar por el proceso de postulación, selección y dar algunas pruebas".
Para Francisca su labor voluntaria implica dosis de adrenalina y constantes capacitaciones para poder desenvolverse frente a las situaciones más difíciles. "Uno sale sin saber con lo que se va a encontrar ", sostuvo y resaltó: "A mí me apasiona ser parte de la solución, pero también tratamos de ser bien precavida y mi lado maternal no lo dejo en casa, sino que lo traigo al cuartel y si existe un riesgo de desmoronarse una techumbre vamos avisando a nuestros compañeros para que se busque la alternativa para que se apague el fuego de otra forma sin exponerse, porque como te conté anteriormente el equipo se vuelve parte de nuestra familia y por lo mismo nos vamos entrenando y perfeccionando a través de capacitaciones para minimizar cualquier clase de riesgo".
Situaciones complejas
Respecto de cómo hacen para sobrellevar situaciones duras, Francisca reconoció que cuando sucede algo brutal en donde existe destrucción total de vivienda o alguna victima "cuesta retomar el trabajo". Y subrayó: "Duele, cuesta y no se olvida, pero uno tiene que salir adelante porque es parte de la decisión y compromiso que adquirimos todos quienes deseamos ser parte de la compañía, por lo demás su nombre lo dice todo "fraternidad" apuntando con su dedo el cuadro donde aparecen todos los voluntarios de la céntrica compañía ubicada en calle Atacama.
Por su parte Cristina Aguilar Ireland (25), creció viendo a sus padres ser voluntarios de Bomberos, tuvo que esperar cumplir los 18 años y la apertura de la convocatoria para postular como voluntaria. "Me dijeron no será fácil, pero mis ansias de descubrir y ayudar fueron tan fuertes que al igual que la cadete voluntaria Lam, cumplí 8 años", resaltó entre risas.
"La verdad es que siempre soñé con pertenecer al primer cuerpo de bombero de Copiapó, para mí entrar a la Primera Compañía fue un sueño cumplido" relata la teniente Aguilar, quien sabe que su vida está en riesgo al toque de la sirena, pero confía en la conducción del equipo, pese a que todos han tenido que atravesar experiencias que no se olvidarán.