Desde hace unas semanas, y debido a la alta inflación, se ha hablado de una reducción o una eliminación del IVA a productos de primera necesidad de la canasta básica, y así reducir el precio de estos bienes. El problema es que esta reducción o eliminación del IVA no se traduce en una disminución del 19% del precio de mercado, ya que esto depende de la elasticidad precio de la demanda de cada mercado, y que tan competitivo o concentrado sea este. Además, la medida es regresiva y reduce enormemente los ingresos del Estado, el cual ya tiene un déficit de US $23.000 millones.
Varios estudios han analizado la reducción en el IVA. Cuando este impuesto, en 2009, pasó de un 19,6% a un 5,5% para pequeños restaurantes en Francia, el precio final sólo bajó un 1,3% y las empresas se llevaron el 55,7% de las ganancias. En 2010, en Finlandia, cuando se bajó el IVA del 22% al 8% para peluquerías el precio final solamente se redujo en un 6%. Lo mismo en Países Bajos en 2000, cuando el IVA pasó de un 17,5% a un 6%, rebajando el precio solamente en un 6,4%. En Hungría, en 2006, se redujo el IVA del 25% al 20%, reduciendo el precio de los alimentos únicamente en un 0,61%. La evidencia es clara, mientras más inelástica sea la demanda, menor será la reducción en el precio final al consumidor.
Los países desarrollados tienen una estructura de IVA diferenciado, donde los bienes de primera necesidad tienen un impuesto menor. ¿Por qué no lo hacemos nosotros? Para los países de la OCDE, los impuestos por consumo representan el 32% de los ingresos tributarios, mientras que, para Chile, sólo el IVA representa el 40%. Si le sumamos los impuestos específicos se llega al 53% de los ingresos tributarios. Al mismo tiempo, en Chile, los impuestos a personas naturales solamente llegan a ser el 7% de estos ingresos en comparación del 24% de la OECD.
Se puede trabajar en una estructura de IVA diferido, donde los productos de primera necesidad tienen una IVA más bajo, o incluso cero, entendiendo que no todo el efecto se traspasará al precio final, al mismo tiempo que se debe trabajar en una reforma tributaria importante para suplir esa disminución en los ingresos fiscales de manera permanente.
Felipe Salce Díaz
M.A. in Economics, Académico de Departamento de Ingeniería Comercial UDA