Día de la Mujer I
Señor director: Hoy es primordial que cuestionemos nuestras estructuras e idearios colectivos, por cuanto las desigualdades entre hombres y mujeres siguen siendo amplias y condicionan un sinfín de aspectos de nuestro diario vivir.
Como Fundación Liderazgo Chile abogamos por el diálogo, la co-creación de soluciones transversales y el trabajo incesante por la reivindicación del rol de la mujer en la sociedad, esperando poder algún día celebrar esta fecha y no continuar conmemorándolo con cifras dolorosas y sangrientas.
Si realmente queremos dejar de perpetuar los ciclos e historias de las víctimas de violencia de género, así como la muerte decenas de personas al año sólo por el hecho de ser mujeres, se torna urgente que incorporemos la perspectiva de género en nuestra construcción sociocultural, no podemos seguir permitiendo que las asimetrías de poder entre hombres y mujeres determinen todas las dimensiones de nuestra vida, sea desde lo público o lo privado. Debemos seguir promoviendo el respeto de los Derechos Humanos, así como la valoración de la diversidad, por lo que es imprescindible darnos un espacio para valorar lo femenino y reflexionar sobre nuestras emociones, procurando atender las carencias que sobrellevamos, y así buscar esos momentos de paz y fraternidad tan necesarios estos días para las mujeres y para la sociedad en general.
Arnaldo Canales, director Ejecutivo Fundación Liderazgo Chile
Día de la Mujer II
A propósito del Día Internacional de la Mujer, desde los orígenes de la sociedad, la voz y el cuerpo de las mujeres han sido silenciados, castigados; de ahí el surgimiento de movimientos feministas que tras el continuo rechazo por la búsqueda de mayor participación en espacios públicos como privados, han terminado demandando con mayor perseverancia, fuerza y costo el reconocimiento de las capacidades y derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres. La línea cronológica, de hecho, ha sido muy bien descrita por la académica inglesa Mary Beard en su libro "Mujeres y Poder: Un manifiesto", mencionando cómo hace tres mil años la civilización griega ya prohibía acciones básicas en las mujeres, desmereciéndolas como personas y catapultando para siempre un peligroso y robusto machismo, del cual aún queda por derribar, un ejemplo: recién hace 125 años comenzó en el mundo un proceso que en algunos países no ha terminado, el derecho de la mujer a votar.
¿Pero, por qué callar a las mujeres? Sucede que la voz es poder y si ésta es escuchada, generamos autoestima y empoderamiento en la persona que habla; dos herramientas cruciales para participar con seguridad y libertad en el entorno, validando así nuestra propia gobernanza. Sin embargo, y a causa de los históricos detractores del comportamiento femenino, muchas mentes de mujeres mantienen patrones automáticos que coartan sus sentidos, autoreprimiendo finalmente sus cuerpos. La misoginia ha sido histórica y debe terminar; no puede ser que aún escuchemos frases dirigidas a mujeres, niñas y adolescentes, del tipo "no te pongas eso, porque te queda mal", "siéntate como señorita", "no hables tan fuerte, pareces una histérica" o "estás mostrando mucha piel". Basta.
Ibania Gardilcic, fonoaudióloga, educadora sexual y cofundadora de Secretos de Amor
Ellas marchan solas
Hace pocos días, con horror nos enteramos que seis hombres violaron a una joven de 20 años dentro de un auto estacionado en el barrio de Palermo de Buenos Aires, en Argentina. Los violadores fueron detenidos luego que una pareja de panaderos los retuviera con ayuda de otros vecinos. Tras esto, argentinas y argentinos salieron a las calles a protestar exigiendo justicia. Este espantoso crimen me recordó lo que también sufren las más de 2.400 mujeres en situación de calle, por quienes no se protesta, ni se hacen performances feministas. Como Mireya, una mujer en situación de calle, con graves de problemas de consumo que en una terapia, cuando los profesionales del Hogar de Cristo le preguntaron qué esperaba de su potencial rehabilitación, dijo: "Yo lo único que quiero es que no me vuelvan a violar".
Lo indignante es que en nuestro país esto no genera revuelo, ni debates ni preocupación política. Existe una suerte de pasividad cómplice. ¿Cómo dar la relevancia y urgencia a esta realidad, tratándose de ciudadanas de nuestro país, pero invisibles, incluso para muchas que se declaran feministas y recorrerán las calles este 8 de marzo para reivindicar nuestros derechos como mujeres?
En el Hogar de Cristo la dimensión de género se ha convertido en una cuestión crucial. Porque en una sociedad como la nuestra, el simple hecho de ser mujer conlleva obstáculos adicionales al reconocimiento de la dignidad humana. Es evidente que las reivindicaciones feministas deberían incluir dentro de sus demandas a las mujeres que caminan solas, que duermen arrinconadas, que buscan una falsa seguridad en abusadores para impedir que sean seis en patota los que las violen y no sólo uno. Estas mujeres invisibles merecen ser prioridad número uno y para eso es imperativo sacarlas de la calle, lograr que recuperen su vida y no tengan sueños que parecen pesadillas, como el de Mireya: "Quiero que no me vuelvan a violar".
Carol Calderón, jefa social de Hogar de Cristo en Atacama