La desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), debido al fracaso del sistema de economía planificada, fue un duro golpe principalmente para Rusia. La tierra de los zares que por décadas luchó por conformar un gran imperio y que en la época moderna se logró bajó el manto soviético, se desmoronó y esa antigua gran potencia desapareció en medio de pugnas internas de las exnaciones miembros.
Lo que vino después ha sido traumático para la antigua superpotencia rusa que con los años no sólo ha perdido influencia también cada vez siente que es mirada con desdén desde Europa.
Vladimir Putin, consciente de ello y preso de sus ideales de reconstruir la Gran Rusia decidió que es tiempo de retomar la hegemonía y su modelo incluye claramente a Ucrania. Rusia no se concibe sin Ucrania y si no resultaron los acercamientos diplomáticos para estar en sintonía, y al comprobar su europeización, se decidió por la invasión. Otras justificaciones, según distintos especialistas, no son más que meros subterfugios para impedir que el modelo europeo se le instale en el patio trasero.
La decisión de Putin, como es sabido, viene estudiándose hace años y sus consecuencias también. La agresión bélica no es improvisada y las repercusiones internas y externas fueron medidas en su magnitud.
Y si bien la caída de Kiev ha tardado más tiempo de lo que estimó el ejército ruso, esta debiera ocurrir en las próximas horas bajo la mirada atónita del resto del mundo. Se instalará un gobierno transitorio pro-ruso y seremos testigos del fin de la Ucrania independiente sin que alguna otra nación o grupo de naciones intervenga.
Esa es la teoría que más respaldan los analistas y expertos que han seguido el contexto histórico y el desarrollo actual del conflicto. A Ucrania se la dejará caer porque es el movimiento menos peligroso que pueda hacer la Federación Rusa. No será gratuito, las sanciones seguirán y volver a instalarse en el concierto económico internacional no será inmediato para Putin.
No habrá anexión y tal vez la lucha de guerrilla perdure años en el país invadido, pero el objetivo perseguido por el gobierno ruso ya estará cumplido a cabalidad.
Esta muestra de poder no solo le dará fuerza para dejar claro que tienen las herramientas para defender su sistema político y económico, y volver a ser considerados como una potencia digna de respeto.