Antibióticos y Salmonicultura
Los sistemas de producción animal se caracterizan por una alta intensidad productiva, en los que frecuentemente se adicionan antibióticos en la dieta como aditivos promotores del crecimiento. Sin embargo, su uso continuo e indiscriminado, ha provocado el desarrollo de bacterias resistentes y más riesgo de enfermedades en los hospederos, así como, efectos residuales en los alimentos o derivados tales como carne, leche y huevos.
En la salmonicultura, la situación artificial en que son mantenidos los peces, tiende a favorecer la aparición y proliferación de enfermedades, convirtiéndose en una importante causa tanto de mortalidad como de pérdidas económicas. En este contexto, aunque la administración de agentes antimicrobianos es un medio efectivo para el control de las enfermedades en los centros de cultivo, existe una creciente preocupación acerca de sus consecuencias sobre la salud pública.
En varios estudios internacionales sobre el tema, se ha conmiserado el salmón chileno como unos de los más contaminados con antibióticos. En los últimos años, esta noticia se ha hecho repetitiva en los medios internacionales. En Argentina se publicó una advertencia al señalar que esta carne importada desde Chile, presentaría trazas superiores al límite permitido por el Código Alimenticio Internacional. Por otra parte, un llamado a no consumir nuestro producto realizó la organización de consumidores (Odecu), en conjunto con el centro Ecocéanos y la clínica de Medio Ambiente y Derecho de la Universidad de Yale, sustentados en un estudio que mostró el alto uso de antibióticos en estos peces. Según este informe, en Chile se estarían utilizando 546 toneladas de antibióticos para producir 700 mil toneladas de salmones.
Recientemente la producción de salmones en Chile fue calificada con nota roja por Seafood Watch, la cual examina las condiciones en las que operan las salmoneras en el mundo. Esta entidad, recomienda a los mercados internacionales evitar el consumo de la gran mayoría de los salmones cultivados en el país.
Esta es una realidad que ya se había visibilizado en el Informe de Sustentabilidad 2015 publicado por Salmonchile, donde se indicaba que para ese año, se usaron 400 mil kilos de antibióticos, equivalentes a 516 gramos por cada tonelada de salmón cosechado, 500 veces más de lo que emplea Noruega para el mismo cultivo.
Desde 2006, la Unión Europea prohibió el empleo de antibióticos dentro de la crianza animal, lo que ha generado la necesidad de buscar nuevas alternativas seguras e inocuas. Así, el 2014, la Organización Mundial de la Salud emitió el informe "Resistencia a los antimicrobianos: informe mundial sobre la vigilancia" basado en datos de 114 países, donde se indica que la resistencia a los antibióticos es una realidad, hoy alarmante, que puede afectar a cualquier persona.
En Chile se declara por el gremio samonicultor realizar esfuerzos para reducir el uso de antibióticos en 50% al 2025. Es así que, en 2020 las empresas asociadas disminuyeron en 15% la utilización de antibióticos respecto de 2019, no obstante, no se avizora un buen escenario en las barreras fitosanitarias de los mercados internacionales si no se genera una real producción limpia en este rubro.
Erica Castro Inostroza
Dra. en Microbiología Facultad de Ciencias de la Salud UDA.