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Hacer deporte no basta para adelgazar: ONU descubre que el cuerpo compensa la quema de calorías

ESTUDIO. Las personas con índice masa corporal normal compensan el 28% de las calorías quemadas durante el ejercicio solo por acción de un mecanismo del cuerpo. El gasto calórico disminuye a mayor obesidad y edad.
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Agencias

Tras los atracones navideños, muchos empezaron el año con el propósito de hacer deporte para adelgazar. La mala noticia es que el ejercicio no basta para perder peso, ya que el mismo cuerpo se encarga de compensar esa quema de calorías reduciendo el consumo de energía, revela un estudio en el que participa la agencia nuclear de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

"Al aumentar el ejercicio, el cuerpo compensa las calorías quemadas limitando la energía utilizada en funciones básicas como la respiración o la digestión", explica a la agencia de noticias Efe Alexia Alford, una las autoras del estudio y nutricionista en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Es decir, tras quemar calorías con el deporte, el cuerpo pone en marcha una especie de mecanismo de ahorro energético, que acaba reduciendo el efecto de pérdida de peso de la actividad física.

Cómo se midió

El trabajo "Compensación energética y adiposidad en humanos", publicado recientemente en la revista científica Current Biology, llegó a esta conclusión utilizando dos isótopos, uno de hidrógeno y otro de oxígeno, como "marcadores" para analizar las calorías que una persona quema durante un día.

Los investigadores dieron a beber agua con esos dos isótopos a 1.754 personas y analizaron luego su orina, sus características corporales y la tasa metabólica basal, que actúa como contador del gasto energético de las funciones básicas del organismo, como por ejemplo, la respiración.

30% no quemadas

Al restar ese gasto basal del consumo energético total del cuerpo, los investigadores pudieron identificar cuántas calorías se quemaban haciendo deporte.

La conclusión es que las personas con un índice de masa corporal de entre 18,5 y 24,9, considerado normal, esa compensación es del 28%, es decir, sólo 72 de cada 100 calorías gastadas con el ejercicio físico se transforman en calorías "quemadas" y, por ende, en pérdida de peso.

Los resultados son más descorazonadores para las personas con un índice de masa corporal más alto, en las categorías de sobrepeso y obesidad, ya que ese mecanismo de ahorro hace que sólo se pierda la mitad de las calorías.

"Por cada caloría que las personas muy obesas -con un índice de masa corporal de 35 o más- gastan ejercitándose, la compensación puede ser de hasta un 50%", señala Alford.

La nutricionista destaca además que "no todos los individuos son iguales en la forma en la que usan su energía".

Más difícil con la edad

Por este motivo, es importante conocer cómo funciona nuestro metabolismo para así llevar a cabo un plan de actividad o una dieta adaptada a cada persona.

Ese sistema de compensación energética no solo varía según el metabolismo y el peso, sino también por la edad.

Por ejemplo, a partir de los 60 años el metabolismo se ralentiza 1% cada año que pasa, con lo que se consume menos energía y adelgazar practricando deporte se hace también más difícil.

La investigación no busca desanimar a quienes este nuevo año se han propuesto adelgazar o adoptar un estilo de vida más saludable.

"Los resultados no sugieren que el ejercicio sea ineficaz, la actividad física tiene muchos beneficios para la salud", asegura Alford.

Entre estos beneficios destacan la reducción de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares, cánceres o la diabetes tipo 2 incidente, así como una mejora de la salud mental, cognitiva y una mejor conciliación del sueño.

Alimentación equilibrada

Más allá del ejercicio, Alexia Alford también aconseja reducir la ingesta de alimentos procesados ricos en grasas y azúcares, y aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos. Además, la nutricionista del OIEA también recomienda no fumar, reducir el consumo de alcohol y tener una salud mental positiva. "Perder peso de manera saludable consiste en un estilo de vida continuo que incluye cambios a largo plazo tanto en los hábitos diarios de alimentación como en la actividad física", concluye.

1.754 personas participaron del estudio que analizó "marcadores" para determinar las calorías que un individuo quema en un día.

72 de cada 100 calorías quema realmente una persona con índice de masa corporal "normal" al hacer ejercicio físico.

La diminuta "mosca Vampiro AVIAR" que amenaza a 21 especies de aves en Galápagos

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Diminuta y negra, la mosca invasora parasítica Philornis downsi es una amenaza para 21 especies de aves endémicas y nativas de Galápagos, incluidas 12 de los 17 pinzones del archipiélago ecuatoriano, donde llegó por accidente en la década los años sesenta del siglo pasado.

Del pequeño insecto se salvan los pinzones de islas tan alejadas como Darwin, Wolf, Española y Genovesa, pero en "todo el resto las aves están siendo atacadas y parasitadas por esta mosca", dijo a Efe Paola Lahuatte, investigadora de la Fundación Charles Darwin.

Conocido también como "mosca vampiro aviar", el insecto coloca los huevos en los nidos de las aves y cuando salen las larvas se alimentan de la sangre de los pichones "a tal punto que muchas veces los mata", se lamentó.

La larva permanece en el nido unos ocho días antes de encapsularse para transformarse en una mosca adulta, etapa en la que ya no es una amenaza para las aves pues se alimenta de frutas, néctar y flores.

"El impacto que se ha visto durante estos últimos años es tan grande que hay especies que están a punto de extinguirse, como el pinzón de manglar", del que hay solo unos cien individuos, y cuyos pichones mueren en los nidos a causa de Philornis downsi, dijo.

Pero también está en peligro el pequeño pájaro brujo, cuyas aves no pueden reproducirse exitosamente por la infestación del insecto.

Desde el continente

Parecida a la mosca común, la Philornis downsi mide un centímetro y tiene un mapa de venas en el ala, que la hace única a nivel taxonómico.

Análisis genéticos determinaron que la mosca llegó al archipiélago desde el continente, probablemente en los barcos o aviones de los colonizadores en los años 70, cuando no había una agencia de bioseguridad que controle -como ahora- el ingreso a las islas.

La mosca, que vive unos siete meses, "pudo colonizar fácilmente todas las islas y el parasitismo fue tan grande porque no hubo un controlador natural", añadió Lahuatte.

Los científicos están ahora embarcados en el gran reto de encontrar medios de control a corto y a largo plazo, y para ello han destinado un laboratorio donde crían y estudian el comportamiento biológico y ecológico del insecto.

Por el momento, y gracias a pruebas de laboratorio y de campo en Ecuador continental y EE.UU., saben que hay controladores naturales de la mosca que son microavispas nativas de Sudamérica.

"Estas microavispas parasitan cuando la mosca ya se ha encapsulado para transformarse en adulta. Colocan sus huevos dentro de esta cápsula y sus larvas se alimentan de la mosca", explicó.

Pero como las mencionadas microavispas no viven en Galápagos, los expertos necesitan estudiarlas, determinar si son especialistas en alimentarse de Philornis y asegurarse de que no representen un riesgo para los ecosistemas del archipiélago, antes de usarlas en un posible programa de control biológico.

8 días permanece la larva en el nido de las aves antes de encapsularse para transformarse en mosca adulta.