Más vale prevenir que lamentar
Si bien las precipitaciones cayeron con menor intensidad de las que fueron anunciadas, los organismos de emergencia se prepararon con rapidez y eficacia. Algo se aprendió de las experiencias anteriores. Nadie puede cuestionar la rapidez y eficacia con la que los estamentos encargados actuaron para mitigar los posibles efectos del evento meteorológico que afortunadamente no pasó a mayores.
El día viernes 7 de enero la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi) a través de un reporte de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) anunció un evento meteorológico que podía afectar a la Región de Atacama. Mediante un aviso meteorológico pronosticaron tormentas eléctricas en zona precordillerana y cordillerana.
Días más tarde, el martes 11 de enero, establecieron una alerta meteorológica en la que anunciaron precipitaciones moderadas a fuertes en precordillera y cordillera, en tanto que podía caer lluvia de intensidad normal a moderada en cordillera costa y sectores de valle y pampa de Atacama entre el jueves y ayer sábado.
A esto se sumó un monitoreo del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomín) que indicó posibilidad alta a muy alta de remociones en masa, tales como flujos de detritos (aluviones), deslizamientos y/o caídas de roca (derrumbes).
La amenaza estaba presente, y los organismos de emergencia actuaron en consecuencia. La Onemi monitoreando en todo momento, los municipios a través de sus equipos ejecutando un minucioso trabajo en terreno para preparar sus comunas de cara a la lluvia y posible aluvión, con el recuerdo aún latente de los episodios de 2015 y 2017, sobre todo en comunas tales como Diego de Almagro, Tierra Amarilla y Alto del Carmen, que a priori figuraban como las más amenazadas por este evento meteorológico.
Finalmente el curso de las precipitaciones y tormentas eléctricas fueron de una magnitud mucho menor a lo estimado, pero nadie puede cuestionar la rapidez y la eficacia con la que los estamentos encargados actuaron para mitigar los posibles efectos del evento meteorológico que afortunadamente no pasó a mayores.
Y resulta que la Onemi no toma descanso, ayer debieron emitir una alerta de evacuación preventiva por posible tsunami menor, razón por la cual las comunas costeras de Atacama debieron hacer caso del aviso de la autoridad y salir ordenadamente de la zona potencialmente inundable. Claramente algo se aprendió de los traumáticos episodios de nuestra historia reciente, como el terremoto de 2010 y los aluviones de 2015 y 2017.