Alerta morada
En la comunidad queda la sensación de impotencia y que esta muerte pudo haberse evitado, instalándose así la necesidad en modificar de manera drástica los criterios para otorgar beneficios carcelarios. En la medida que las reformas al sistema sigan siendo de carácter reactivos más que proactivos, lamentablemente más mujeres seguirán siendo víctimas de violencia de género y en el peor de los casos perderán la vida.
Copiapó nuevamente es ubicado en el mapa a nivel nacional por un hecho policial ligado a la violencia de género. Esta vez, se trata de un delito que tuvo origen en la comuna de La Granja, en la Región Metropolitana, y cuyo triste final acaeció en la capital regional de Atacama. Crimen que activó una nueva alerta morada, dado que esta última ciudad está asociada a los lamentables casos de Catalina, Thiare y Tanya, que aún no han sido resueltos después de un largo periodo de diligencias investigativas por parte del Ministerio Público.
La sensación de la comunidad, que ha quedado plasmada en una serie de comentarios en redes sociales, da cuenta que el sistema nuevamente ha fallado en aras de proteger la vida de las mujeres. Y es que el hombre que mató a la víctima y luego se quitó la vida en Copiapó, se había fugado de la cárcel donde estaba cumpliendo condena por "homicidio calificado en contexto de femicidio", hecho que ocurrió en el año 2012.
La víctima en este caso, Teresita, de 28 años, aumentaría el número de femicidios ocurridos en Chile este 2021 a 41. Ella murió en manos de un hombre que cometió el mismo delito por el cual estaba cumpliendo condena, femicidio, razón por la cual cabe preguntarse ¿Qué tipo de beneficio contaba esta persona que pudo conocer a otra mujer y eventual víctima?, porque de otro modo, este presidiario no hubiese tenido la oportunidad de cruzarse en la vida de Teresita.
Para acceder a un beneficio, los reclusos deben cumplir con una serie de requisitos que claramente necesitan de un ajuste importante. Esto, debido a que el llamado "psicópata de Copiapó", Hugo Pastén, también había recibido la libertad condicional en 2017 y cometió crímenes aun más atroces que los de 2004, delitos por los que Pastén cayó a la cárcel en primera instancia.
Es inevitable encontrar puntos de comparación entre estos criminales cuyos delitos conmueven a la comunidad, no solo la copiapina, sino que la de todo el país, haciendo más inseguro el territorio para las mujeres.
En la medida que las reformas al sistema sigan siendo de carácter reactivos más que proactivos, lamentablemente más mujeres seguirán siendo víctimas de violencia de género y en el peor de los casos perderán la vida ¿Cuántas más deben morir para que se tomen cartas en el asunto?.