"Queremos que nuestras relaciones sean reconocidas como familias"
El rostro de la historiadora Emma de Ramón es reconocido en la lucha por los derechos de la comunidad LGTB, fue pareja de la jueza Karen Atala a quien en 2004 se le negó la tuición de sus tres hijas, debido a su orientación sexual.
Años después su relación con la magistrada terminó, y posteriormente el amor volvió a tocar su puerta y firmó el Acuerdo de Unión Civil con la cientista política Gigliola Di Giammarinoy logró que una jueza de familia acogiera una demanda de reclamación de filiación en la que establece que el pequeño tiene dos madres, ella y su pareja.
Usted hizo union civil con su pareja, tiene un hijo.Como ha sido esta lucha por reivindicar los derechos de las personas de la comunidad LGTB. Usted es un rostro visible, cómo mira lo que ha acontenido...
- Estoy muy impactada con todo lo que hemos logrados avanzar gracias a las organizaciones en las que muchas, muchos y muches hemos estado participando durante 20 años. Diría que a partir del año 2000más o menos esta lucha ha recrudecido mucho, venía de antes, pero en esos años empezó fuerte. La verdad es que me muy siento muy orgullosa de lo que hemos ido consiguiendo, todavía nos falta, nos falta harto. A veces hay cosas que a uno le tocan, siento que me tocó estar en cierto lugar, en cierto momento y hay que enfrentarlo, cueste lo que cueste. Para mi también ha tenido costos, tuvo costos familiares en su momento, pero con el tiempo uno se va dando cuenta que está en lo justo.
¿A qué costo familiar se refiere? ¿Qué su familia lo entendiera?
- Yo salí del closet en un tiempo en que ser lesbiana era peor que ser ladrona y así lo opinaba mi familia, que era el peor de los castigos que podían existir tener una hija así. Para ellos fue muy dificil entender no sólo que fuera lesbiana en primer lugar eso, en segundo lugar que me atreviera a salir en los todos medios defendiendo esta situación o exigiendo derechos.
Es decir, por último lo fuera pero para callado, que es como la visión de repente de la sociedad chilena que hay ciertas cosas que no se dicen y que corren como un rumor por detrás, pero la verdad es que me encontré con esta situación y dije en un minuto basta. No puedo tolerar que en mi país, donde vivo, pago impuestos y estoy sometida a todas las reglas igual que todos, me discrimen de esta manera, fue simplemente esa sensación. Por eso levante la voz y me puse a pelear, en este caso por mis derechos civiles.
De a poco fui encontrando amigos, amigas, amigues, fui aprendiendo mucho de por qué de esta sensación de profunda injusticia, fui encontrando amigos que me explicaron muchas cosas, fui estudiando y uniendome a la lucha como pude. Actualmente estoy en un plano más retirada de la vida más pública, porque estoy muy ocupada. Soy directora del archivo, mamá de un niño relativamente pequeño, pero aún así soy la presidenta del directorio de Iguales, un poco tras bambalinas, ordenando las cosas, viendo como va funcionando para que otros salgan más a la pelea, sobretodo rostros nuevos, gente más joven porque somos muchos, no soy yo sola y entre todos empujar esto para ser ciudadanos como todos los demás.
Usted firmó Unión Civil con su pareja, logró que se le reconociera como madre. ¿Piensa que el matrimonio igualitario es necesario a pesar que haya Unión Civil?
- Es absolutamente necesario, porque la Unión Civil es un contrato que regula la posición de bienes de una pareja, nada más. Nosotros somos familia, no somos sociedades anónimas o sociedades limitadas, eso es la unión civil. Era importante para nosotras firmarla, porque era alguna seguridad porque si alguna de las dos fallecía que pasaría con los bienes de la otra, porque siempre hay familia, hermanos, padres. Entonces, era importante señalar que éramos pareja, de hecho cambia el estado civil, pero nosotros queremos que nuestras relaciones sean reconocidas como familia y eso hace el matrimonio igualitario, no necesariamente casándose que es lo importante. Se llama matrimonio igualitario, pero en realidad es alcanzar el estatus de familia, lo que estamos buscando.
Eso se logra porque se permite el reconocimiento de los hijos nacidos de la relación, evidentemente no son hijos biológicos de ambos cónyuges, pero nacieron dentro de la relación a través de métodos de fertilización asistida, por lo tanto somos igual que cualquier pareja heterosexual que recurre a estos mismos métidos, eso es lo que nosotros peleamos.
El reconocimiento familiar es importante para muchos derechos que hoy nos son negados, cuando hicimos el juicio con mi pareja respecto del reconocimiento de mi hijo, justamente todos los derechos que quedaban fuera son los derechos que son como un poco intangibles. Por ejemplo, en un caso, si mi hijo tuviera un accidente, no quiera dios que pase, y su madre gestante, mi pareja no estuviera cerca y yo partiera con él a la urgencia, como yo no era nada de él me lo podían quitar de las manos y pedirle a un juez que decidiera sobre la suerte de mi hijo.Me imagino que eso para él sería un trauma espantoso, porque soy su madre de antes que naciera, yo le cantaba a a guatita y lo he criado siempre. Es decir, soy su madre aunque el Estado no lo diga y eso le pasa a cientos de familias, particularmente de lesbianas.
Si nos separábamos yo podía hacerme la loca y no pagarle nada, porque no era su madre ni nada de él. Realmente es un niño que está en una vulnerabilidad tremenda por el empeño del Estado de no reconocer que somos una familia y que ese niño necesita de sus derechos.