Democracia
Señor Director
Es evidente que nuestra educación política es muy pobre por tanto no tenemos cultura ni conciencia política, y con ello nuestras opiniones no solo son de neófitos, sino que directamente de idiotas, refiriéndome por tal al concepto griego. Todo hace pensar que los poderosos ven y usan la democracia, como su espacio personal, con nula conciencia de lo colectivo.
Por ello, pienso que la la pregunta sería donde están los derechos y la dignidad del sector más vulnerable de nuestra sociedad.
Desde cualquier perspectiva, cualquier disciplina que queramos responder, o a lo menos acercarnos a la respuesta, sería que los trabajadores, los sin casa, los pobladores, las mujeres y los niños pobres, no tienen el privilegio de la dignidad y de los derechos, que tanto vociferan los liberales postmodernos, los consecuentes virginales, los puros y epifanicos.
El pueblo, el verdadero, es además vulnerables a los dictados implacables del mercado, del marketing y del pensamiento neoliberal dominante. Por ello cuando la oligarquía, casta de ricos, el pensamiento reaccionario, unidos al populismo sin ideología, que es profundamente neo liberal, actúan, no queriendo correr el cerco social, político y económico, invocando razones de las mas absurdas para oponerse a los cambios, solo perpetuan el modelo de desigualdad, son cómplices de la oligarquía y le hacen un daño a la convivencia pacífica, al desarrollo de la patria, al pueblo chileno y a la democracia.
Guillermo Cortés Lutz Doctor en Historia Grupo de Estudios de Atacama
Jóvenes votan por un cambio
Señor Director:
Muchos jóvenes votan por un cambio que pondría su futuro en juego. Ellos apoyan la candidatura de Gabriel Boric porque desean transformar a Chile en un país más justo donde no haya tanta desigualdad. Tales jóvenes, bien intencionados pero insensatos, pretenden lograr tal desiderátum aplicando recetas fracasadas. Ellos desconocen nuestra historia y que Chile ya experimentó una aventura tal, lo que provocó un enorme desastre.
Al respecto cabría recordar lo que dijo el presidente Allende en su primer mensaje al Congreso Pleno, el 21 de mayo de 1971: "Chile tiene ahora en el Gobierno una nueva fuerza política, cuya función social es dar respaldo, no a la clase dominante tradicional, sino a las grandes mayorías. A este cambio en la estructura de poder corresponde, necesariamente, una profunda transformación en el orden socioeconómico… Nuestro sistema legal debe ser modificado. De ahí la gran responsabilidad de las Cámaras... Del realismo del Congreso depende, en gran medida, que al legalismo capitalista suceda la legalidad socialista... Para hacerlo posible, es prioritaria la propiedad social de los medios de producción fundamentales. Al mismo tiempo, es necesario adecuar las instituciones políticas a la nueva realidad. Por eso, en un momento oportuno, someteremos a la voluntad soberana del pueblo la necesidad de reemplazar la actual Constitución, de fundamento liberal, por una Constitución de orientación socialista".
Adolfo Paul Latorre
Transición energética
De manera profusa se insiste con acelerar la descarbonización fijada para 2040. Son muchas las voces que piden apurar este proceso al 2030 o incluso 2025, pero si lo hacemos sin rigor técnico, sin contemplar la intensificación de fenómenos climáticos, sin las centrales renovables de respaldo necesarias ni tampoco con la transmisión requerida ni tecnologías habilitantes, finalmente, ¿quién pagará la transición energética?
Me atrevo a adelantar una respuesta: los consumidores finales. Sacar de sopetón las centrales que utilizan carbón no solo aumenta la fragilidad operacional del sistema actual, sino además obligará a recurrir en mayor medida a generadoras a diésel para cumplir con la demanda, cuyo precio actual es el más alto de los últimos siete años.
En lo que respecta a transmisión tenemos un cuello de botella gigante. Se avizoran atrasos importantes en proyectos que deben ejecutarse y que urgen de sobremanera para impulsar el transporte de energías renovables a lo largo del país. Agréguese a esto que no existe una ruta firme y vigorosa para el incentivo a tecnologías habilitantes, como el almacenamiento, ni a la generación distribuida que contribuye en distintos niveles cerca de los centros de consumo.
Es hora de dejar el populismo energético y mitigar el atraso que tenemos en estas materias enfocándonos en un plan que valorice los triunfos rápidos sin perder los objetivos de largo plazo. De lo contrario, la burbuja terminará indefectiblemente por explotar y no será "Moya" quien termine pagando.
Luigi Sciaccaluga Nordenflycht Gerente de Desarrollo y Nuevos Negocios de Plataforma Energía