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Apuntemos al 100% de inclusión
Según los resultados del informe realizado por la Fundación Chilena para la Discapacidad (FCHD) sobre la incorporación laboral de personas en situación de discapacidad, a propósito de la implementación de la Ley 21.015, casi un 60% de los encuestados declaró haber sido contratados bajo esta regulación. La efectividad de la normativa es evidente, pero ¿qué sucede con el otro 40%?
Se estableció que los organismos públicos y las empresas con 100 o más trabajadores deberán contar con al menos el 1% de personas con discapacidad en su dotación. Para aquellos que tienen razones fundadas de no hacerlo existen alternativas que benefician, por ejemplo, a fundaciones, cuya actividad se oriente a fomentar la inclusión laboral, lo cual tiene un resultado indirecto en la empleabilidad.
Si bien puede ser una medida oportuna, el efecto podría ser mucho más directo si empresas pequeñas pudiesen recibir este tipo de donaciones, y así ofrecer más opciones para que personas con discapacidad accedan al mercado laboral. En un ecosistema donde las micro y pequeñas empresas están en el centro del futuro nacional, es importante promover culturas corporativas inclusivas.
Francisco Larraín Socio en Addval
Apoyo de la DC a Boric
Señor Director:
Es comprensible el apoyo sin condiciones de la Democracia Cristiana a la candidatura de Gabriel Boric, es decir al Partido Comunista; pues como dijo Radomiro Tomic: "ser democratacristiano hoy como ayer, significa pertenecer a un partido que siempre ha sido de izquierda, porque nació siendo partidario del cambio de las viejas estructuras institucionales minoritarias y de la substitución del agotado orden capitalista y neocapitalista, y así sigue siéndolo". Por otra parte, Plinio Correa de Oliveira, en el prefacio de la obra FREI, el Kerensky chileno, escribió: "La Democracia Cristiana es por todas partes más o menos la misma. Sus bases son sanas pero políticamente ingenuas. Sus cúpulas son ambiguas… la influencia dominante en ellas es de los izquierdistas… una Democracia Cristiana que no es sino otra cosa que un dispositivo ideológico político apropiado para arrastrar hacia la extrema izquierda a derechistas y, principalmente, a centristas incautos".
Adolfo Latorre
De Arica a Magallanes no todos votan iguales
La pasada elección trajo varias sorpresas. Para partidos y analistas apareció un fenómeno nuevo: el voto territorial. ¿Nuevo? No, la verdad. Más bien, la sorpresa se debía una realidad expuesta por las tres primeras mayorías de los candidatos presidenciales: su dispersión por tres macrozonas del país. El voto hablaba desde el territorio: un candidato apareció con fuerza en el norte, otro en la Región Metropolitana, y el otro, en el sur.
Las votaciones políticas no son solo un conjunto de actitudes, identidades, orientaciones y preferencias individuales. Quienes las estudian esperan que, además, nos expliquen las preferencias de una sociedad. Y, en este caso, nos muestra algo evidente: existe otro "sentir ciudadano", lejos de los centros político-económicos.
La importancia de conocer las periferias fueron clave en las votaciones del Brexit en 2016 y para la victoria de Donald Trump en 2016. En la primera, se desestimó la posibilidad de que los votantes pudieran dar la salida del Reino Unido de la Comunidad Europea, pero el voto fuera de Londres dictó otro destino. En el segundo ejemplo, el olfato del magnate de los reality shows interpretó muy bien el resentimiento de los empobrecidos ciudadanos blancos de los cinturones industriales y del medio oeste, los que constituyen hasta hoy su mayor patrimonio electoral.
En Latinoamérica hay una inmensa brecha de estudios dedicados a elecciones presidenciales, y escasos a comicios locales, esto porque se consideraban de poco peso en la vida institucional. Sin embargo, conocer el voto de las localidades ha pasado de ser un exotismo a una necesidad. La nueva -o nunca antes vista- geografía socio-política chilena, emerge hoy para demostrar que existen problemas importantes para esos territorios (como la migración y crisis económica), que coexisten con los que preocupan a la metrópoli (como los proyectos identitarios y culturales, además de la violencia urbana).
En esta elección el voto territorial parece ser la puerta para entender las claves de la política más allá del tradicional eje de izquierda y derecha, del voto de clase, del castigo a los partidos políticos, y de las diferencias generacionales. Esperemos que "los territorios" no queden en anécdotas.
Andrea Gartenlaub . Académica Investigadora de la Facultad de Comunicaciones y Artes Universidad de Las Américas.